Hoy, noventa y cuatro velitas para Tita Merello
Fecha: la gran actriz argentina, que está internada en la Fundación Favaloro, está anímicamente bien, según su médico.
Resumir en una breve recordación nostálgica la larga y exitosa trayectoria de Tita Merello, que hoy cumple noventa y cuatro años, es una tarea imposible por las gigantescas dimensiones de su figura tan entrañable en el imaginario popular y porque su nombre sobrevivió a varias generaciones que vieron en ella a la actriz dramática argentina por excelencia, a la cantante de tangos que sabía hacer vibrar nuestras más sensibles y pícaras melodías y a la mujer fuerte y solitaria siempre dispuesta a decir las verdades de a puño.
En una humilde casa del barrio de San Telmo, refugio anterior de esclavos negros e inmigrantes del candombe, nació el 11 de octubre de 1904 una niña a la que sus padres, ella planchadora, él cochero de plaza, bautizaron como Laura Ana Merello. Con un crecimiento lleno de indiferencia, pobreza e irracionalidad y el duro pasaje por un asilo hasta los 10 años, Tita Merello no conoció la alegría ni los juegos inocentes de otras chicas de su edad.
Obligada por el hambre se trasladó a Montevideo, donde ejerció tareas rurales, y a los 16 años alguien la convenció para que intentase suerte en el teatro. Con una voz aflautada y sin decisión hizo sus primeras presentaciones públicas en cines de tercera categoría cantando un repertorio que pretendía ser rítmico, aunque que se insertaba, como su niñez, en el desamparo.
Pero, como siempre y hasta hoy, Tita Merello no se deja vencer. Ya reinstalada en Buenos Aires logró integrarse al elenco del teatro Maipo. Poco a poco se fue abriendo camino y, en la década del treinta, la Merello fue ya una estrella con luz propia. Sus trabajos escénicos se multiplicaron y en 1934, con "¡Tango!", la primera película sonora de nuestro cine, es ya una figura querida y respetada. Desde aquel momento hasta 1985, en que rodó "Las barras bravas", Tita Merello nunca dejó de trabajar.
Sus discos se vendían como pan caliente y sus personajes teatrales y cinematográficos la convertirían en la más grande trágica de nuestra historia artística.
Una luchadora
Tita Merello fue -y es- la imagen de la luchadora sin cuartel. En los últimos años volvió a la radio, pero su salud comenzó a jugarle varias malas pasadas. Hace aproximadamente tres meses debió ser internada en la Fundación Favaloro, donde todavía permanece. Tita Merello -informó ayer a La Nacion su médico, Roberto Boughen-, presenta un cuadro cardiovascular controlado que necesita de la asistencia permanente de la ciencia. Añadió que la actriz y cantante no podrá, por ahora, abandonar ese establecimiento. "Ella está anímicamente bien, pero aquí se siente protegida y mimada", resumió Boughen.
Y hoy, cuando Tita apague las 94 velitas de la torta de cumpleaños, ese público, que la convirtió en un icono de talento y sensibilidad, levantará imaginariamente las copas para repetir una de sus frases más significativas: "No importan los «pirulos» que uno tenga; lo importante es vivir en paz con Dios y con uno mismo".
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