Hércules habita el Olimpo de la mitología Disney
Nuestra opinión: Buena
Hércules" (Idem, EE.UU./1997, color), producción de dibujos animados presentada (en versión original en inglés y doblada al español) por Buena Vista Columbia en los cines Ambassador, Monumental, América, Los Angeles, Patio Bullrich, Paseo Alcorta, Cinemark 8, Atlas Belgrano, General Paz, Flores, Rivera Indarte, Bristol, Tren de la Costa Libertador, Alto Avellaneda, Boulevard Adrogué, Showcase y otros. Duración: 90 minutos. Calificación: apta para todo público.
Que esta vez -la primera- el personaje provenga de la mitología no altera el modelo de Disney, ni su modo de encarar el espectáculo destinado a la familia, ni sus convenciones dictadas por la necesidad de adaptarse al paladar del público medio norteamericano. Hasta el imbatible Hércules de fortaleza sobrehumana y vigor legendario termina por rendirse ante la eficaz fórmula del imperio del entretenimiento.
Una fórmula que adopta modos muy actuales tanto en lo formal -el lenguaje acelerado del videoclip, hecho de planos breves, montaje vertiginoso y cámaras en permanente sobresalto-, cuanto en el tratamiento de la historia. "Light", como le reclaman al circunspecto narrador las cinco musas que se escapan de un vaso griego y asumen el relato de las andanzas de Hércules. Y sin desdeñar reducciones, adaptaciones y modificaciones con tal de que el cuento resulte entretenido para los chicos, que los retenga pegados a la butaca a fuerza de aventuras, sustos y sorpresas, y que les provoque una adhesión al héroe lo suficientemente fuerte como para que a la salida reclamen el correspondiente souvenir (a escoger de un muestrario que a esta altura no parece no tener límites).
La mano de Scarfe
Las cosas se han hecho con esmerada dedicación, como es habitual en la casa que hizo famoso a Mickey. Hubo un largo tiempo de estudio e investigación en los territorios donde el mito ubicó las hazañas del héroe y en museos y bibliotecas que abundan en documentación sobre la mitología y sobre el arte griego. Y Gerald Scarfe -caricaturista y dibujante de reconocible trazo anguloso- se ocupó del diseño de producción y señaló con sus esbozos el camino estilístico que debían seguir los responsables de la animación.
Quedan vestigios de su trazo, pero convenientemente ajustados al molde de Disney. Lo mismo le sucede al héroe, que sin perder la ingenuidad y la nobleza de corazón pasa de sentirse marginado por diferente (el pobre no ha aprendido a manejar sus músculos) a convertirse en una estrella popular que no para de cincelar autógrafos en las piedritas que le tienden sus fans y se vuelve modelo de muñequitos y marca de una línea de sandalias. Todo muy actual, como se ve.
"Hércules" no intenta, por supuesto, dar una clase de mitología elemental. Aquí Zeus es un viejito al que se le cae la baba contemplando a su cría; Mégara (Meg), una aprendiz de Mata Hari que trabaja para el enemigo y se cambia de bando por amor; Filóctetes (Fil), un sátiro que se encarga de adiestrar a este pariente mitológico del Karate Kid, y Hades (el dios de los muertos), un conspirador de inflamada cabellera que sueña con cambiar su reino del Infierno por el trono magno del Olimpo.
Para impedirlo, claro, está Hércules, que luchará contra todos los monstruos y mostrará las cualidades heroicas que lo harán semidios, le devolverán la inmortalidad perdida y le abrirán otra vez las puertas del olímpico hogar paterno. Del brazo de Meg, claro, como que fue por amor a la vampiresa de largas pestañas que el muchacho se atrevió a remedar a Orfeo y descender al mismísimo infierno para rescatarla de la muerte.
Todo -truculencias incluidas- viene envuelto en una atmósfera más o menos risueña e ilustrado con las canciones pegadizas de Alan Menken, una de las cuales ("Go The Distance", que sirve para la promoción del disco y tiene sus correspondientes videoclips) cantan Michael Bolton en la versión original y Ricky Martin en la doblada al español.
El escaso espacio concedido a las sutilezas entre tanto brillo, tanto gigantismo y tanta agitación lo aprovecha, mejor que nadie, James Woods. El le pone la voz y le presta sus gestos ampulosos y caricaturescos al ardiente Hades, un malvado que da risa.
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