HBO: In Treatment regresa tras una década para reflexionar sobre los traumas de la pandemia
La exitosa ficción que narraba las distintas historias de un terapeuta y sus pacientes tiene como protagonista de su cuarta temporada, que comienza este domingo, a Uzo Aduba
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¿Por qué regresar en este tiempo tan peculiar después de diez años de ausencia? Esa fue la pregunta obligada de la mesa redonda de presentación de la cuarta temporada de In Treatment, una de las nuevas apuestas de HBO para esta temporada. Diez años pasaron desde aquellas sesiones de terapia celebradas por Gabriel Byrne en su señorial departamento neoyorquino ¿Qué pasó en el mundo desde aquel entonces? “Una de las razones por las cuales decidimos regresar con la serie en esta época fue por el impacto de la pandemia en la salud mental y la necesidad de reflexionar sobre ello. La vida se encerró para todo el mundo, se volvió interna, solitaria, introspectiva. Todas las distracciones desaparecieron y la situación nos obligó a contemplarnos a nosotros mismos”, relata Jennifer Schuur (Inconcebible, My Brillant Friend), una de las productoras ejecutivas de la nueva In Treatment, que regresa este domingo, a las 22. Nueva porque además de llegar en este tiempo de crisis, reimagina sus propias premisas con una nueva terapeuta interpretada por Uzo Aduba en el soleado escenario de Los Ángeles.
“La idea de regresar con una cuarta temporada en este tiempo tiene que ver con el hecho de que la salud mental, luego de la pandemia, se ha convertido en un tópico de discusión. La pandemia es algo incomparable para todos nosotros, algo que no hemos vivido anteriormente y que ha trasformado nuestras vidas radicalmente. Y en este caso tenemos a gente que va a terapia como un descubrimiento, que antes nunca había ido y ni siquiera se le había ocurrido”, agrega Joshua Allen (Empire, Almost Family), otro de los productores ejecutivos de la serie. La cuarta temporada tiene como protagonista a la doctora Brooke Taylor (Aduba), quien acaba de transitar el duelo por la muerte de su padre y atiende a sus pacientes, ya sea en sesiones virtual como presenciales, desde su casa en Baldwin Hills. El formato de la conversación que impone la terapia también resultó clave para el regreso de la serie en este contexto, en el que los protocolos sanitarios de filmación son muy estrictos. “La mayor parte del tiempo las escenas consisten en dos personajes en una habitación, así que es más fácil mantener los cuidados”, explica Schuur.
Los dos cambios centrales de este nuevo ciclo respecto del pasado son la elección de una nueva terapeuta y una nueva ciudad. Elegir a una mujer de raza negra fue un punto de partida y la llegada de Uzo Aduba terminó de modelar la personalidad definitiva de la doctora Taylor. “La verdad es que antes de pensar en otros detalles de esta temporada primero creamos al personaje de Brooke”, explica Allen. “De entrada decidimos que la terapeuta iba a ser una mujer negra, y a partir de allí comenzamos a delinear el resto de la historia. Queríamos ponerle un nuevo rostro a la disciplina: no hay demasiadas terapeutas afrodescendientes y menos en pantalla. Esa decisión determinó nuestra búsqueda de la actriz. Yo personalmente nunca pensé que Uzo iba a estar disponible y finalmente resultó que no solamente estaba disponible sino que estaba interesada. Así que cuando ella se sumó ya pudimos delinear a Brooke a partir de sus aportes y hoy el personaje le pertenece”. La decisión de sumarse a la serie coincidió con un momento doloroso en la vida de la actriz. “Poco antes de empezar este proyecto perdí a mi madre, con la que estaba muy unida”, cuenta Aduba. “Y ese duelo coincidió con el que atravesaba mi personaje, quien también había perdido a su padre. La experiencia del dolor y de la pérdida nunca es similar pero me permitió atravesarlo de otra manera, hablar de ello, compartirlo con otros, que es también lo que hace Brooke con sus pacientes y su terapeuta. Es una forma de conducir ese duelo, de llegar a una despedida”.
La ciudad también brindó nuevos climas y colores al ambiente de In Treatment, asociado a la urbanidad de Nueva York y al entorno caoba del consultorio del terapeuta que interpretaba Gabriel Byrne. “El cambio a la ciudad de Los Ángeles trajo un nuevo horizonte visual, el paisaje con palmeras, la sensación de calor, colores más vivos y alegres. Pensamos que en el contexto de la pandemia la audiencia no quería ver un escenario claustrofóbico, marcado por tonos grises y bibliotecas de madera. Como queríamos invitar al público a ver la serie pensamos que era mejor si era placentera a la vista. Además, la diversidad de Los Ángeles no siempre es mostrada en la televisión. Brooke vive en Baldwin Hills, un barrio al que se lo conoce como el Beverly Hills negro, pero que es mucho más que eso y desde allí se puede ver toda la ciudad en el horizonte”.
En esa nueva ciudad, la casa cumple un rol fundamental. No es solo el espacio de la vida privada de Brooke y el nuevo entorno laboral en el contexto del encierro, sino también el legado de su padre. Arquitecto, racionalista y hombre de fuertes principios, el padre de Brooke orbita en su presente no solo debido a su muerte reciente sino también a los ecos que emergen en las conversaciones con sus pacientes. “La influencia del padre en la vida de Brooke ya puede detectarse desde su exterior”, expone con detalle Aduba. “El padre era un profesional, perfeccionista, estricto. Tenía ciertas ideas respecto a cómo tenía que conformarse su familia, cómo su hija tenía que ser y comportarse. Es notable cómo ella se presenta en un tiempo tan peculiar como el de la pandemia: su vestuario, su maquillaje, su apariencia está alineada con ese ideario paterno. Además, la casa en la que vive y trabaja fue diseñada por él, allí están sus recuerdos y también sus traumas de infancia que ella quiere contener en ese aspecto exterior tan equilibrado”.
Los pacientes de Brooke son tres, como en las temporadas anteriores, y el cuarto paciente es la propia Brooke, en diálogo con su propia terapeuta. El primer paciente es Eladio (Anthony Ramos), en una sesión virtual en la que descubrimos retazos de su trabajo como enfermero, los recuerdos de su pasado, su insomnio, la necesidad de acallar esos temores que se agudizaron con la pandemia. La conexión entre Brooke y Eladio es la más intensa de esta temporada, aún pese a la virtualidad. “La habitación de Eladio está construida en el mismo set donde diseñamos la casa de Brooke. Por lo tanto en las sesiones virtuales que ambos comparten en realidad Uzo y Anthony están en el mismo set, interactuando de manera presencial y en tiempo real. No es como cuando filmás una conversación telefónica, en la que primero filmás a un interlocutor en soledad y dos semanas después al otro. Acá no tuvimos que hacer eso, así que la interacción resulta fluida porque de hecho existe de manera presencial”, explica Allen sobre el proceso de rodaje.
Los otros dos pacientes son Colin (John Benjamin Hickey), un hombre que acaba de salir de prisión y debe hacer un tratamiento como parte del acuerdo de libertad condicional, esquivo a la responsabilidad y con ciertos destellos de una irascible soberbia; y Laila (Quintessa Swindell), una adolescente que explora su sexualidad en abierta batalla con su abuela dominante y una subterránea sensación de abandono. En ambas sesiones presenciales, la doctora Taylor intenta quebrar las barreras que cada paciente impone para resguardar su vulnerabilidad, al mismo tiempo que sortea aquellos vacíos que impone este nuevo mundo de distanciamiento. Como explica Jennifer Schuur: “La clave de todo gran drama es el equilibrio entre lo que los personajes revelan y lo que ocultan. Cuando la audiencia percibe que hay algo oculto, algo que escapa a su mirada, es cuando más se siente atraída por el devenir del relato. La mayoría de los pacientes que visitan a la doctora Taylor lo hacen por primera vez. Y en ese primer encuentro no siempre es fácil mostrar todas las cartas. El juego implica atravesar ese proceso y aprender a conocerse mejor”.
El formato de In Treatment ha funcionado en todas sus versiones en casi todo el mundo, desde la original en Israel hasta la versión local que se emitió en la TV Pública entre 2012 y 2014. Y su funcionalidad, más allá de los rodajes rápidos y económicos –en esta nueva versión cada episodio se filmó en solo dos días y todo se concentró en un único set-, la clave siempre estuvo en el reflejo de los asuntos candentes del presente desde las voces de sus mismos protagonistas. “El formato ha funcionado tan bien, y lo ha hecho en diferentes países y culturas, con años de diferencia, porque permite hablar de la vida moderna, de todo aquello que la atraviesa, los miedos, los interrogantes. Y eso es interesante, ver cómo otros interpretan el tiempo en que viven”, señala Schuur. “Una serie como ésta obliga a los guionistas a concentrarnos en los personajes y en los diálogos porque no hay otro lugar a donde ir, no hay distracciones, ni efectos especiales, ni dragones. Lo que nos queda es la historia construida alrededor de los personajes y sus conversaciones”, concluye Allen.
Por último, la serie llega luego de un momento clave de la vida de los Estados Unidos, el final de la presidencia de Donald Trump, las manifestaciones del Black Lives Matter y las consecuencias de la pandemia. En ese sentido, Jennifer Schuur reflexiona sobre lo que implica volver a filmar una serie que piensa el presente desde su impacto en la vida mental de la población justo en este contexto. “Volver ahora quizás también tuvo que ver con el tiempo político que atravesó Estados Unidos después de la presidencia de Trump. Hacer la serie significó hacer terapia sobre lo acontecido. Nos permitió pensar todo aquello que habíamos atravesado durante esos cuatro años en los que tuvimos un líder tan peculiar. También estamos lidiando con la injusticia racial, con desigualdades económicas, y con las muertes de la pandemia, que han afectado nuestras vidas. Es catártico poder hablar de ello, verlo reflejado en una historia de ficción. Explorar esos sentimientos, el miedo, la frustración, en formas más complejas y saludables que con un simple tuit”.
In Treatment se estrena este domingo, a las 22, por HBO y luego tendrá emisiones los domingos y los lunes, en ese mismo horario (también está disponible por HBO Go, DirecTV Go y Flow). En terapia está disponible en Amazon Prime Video y en YouTube.
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