Guido Kaczka, el sobreviviente de la tele de bajo costo
Con el ciclo A todo o nada, el conductor logra quedarse con las tardes de la pantalla chica
Empezó de a poco. Tuvo su momento de gloria, se desgastó en los veranos y quedó herido de muerte. Supo reinventarse, volvió a caer y hoy le cabe el rótulo de éxito. Los últimos viernes fue lo más visto del día, algo que ni el más optimista de los productores de A todo o nada se permitía soñar, y todo sin desembolsar grandes sumas de dinero ni recurrir a escándalos para promocionarse. En el programa de Guido Kaczka prevalecen las ideas frescas y simples, una fórmula que le permitió sobrevivir a varias batallas.
El menú del ciclo está conformado por juegos no muy complejos, por el contrario, fáciles de entender y jugar, la gran mayoría de ellos hechos con bajo presupuesto en los que el común denominador son la puntería y que cualquier persona puede participar. Además, en el estudio exterior que tiene el programa se realiza el "Chau", una especie de hijo menor de Alto juego, el ciclo que el conductor encabezó en Telefé. Hoy, lo más novedoso y atractivo pasa por el juego en el que los participantes negocian con el conductor la venta de algún objeto que consideran de valor, ya sea material o espiritual. Allí es dónde Kaczka más se luce poniéndose como protagonista, hablando del objeto en venta o detectando algo interesante en el vendedor para explotarlo como personaje.
No hay grande inversiones, mecanismos complicados, circuitos laberínticos ni sistemas de avanzada. "Menos es más" reza el saber popular y en A todo o nada se aplica. Los juegos se explican en una línea, los entienden todos y no hacen falta aclaraciones para nadie.
Desde que empezó en El Trece no tuvo descanso, y en todo este tiempo sólo sufrió (y perdió) contra Floricienta, luego dejó en el camino a Justo a tiempo, Los Simpson, Alma Pirata, Rebelde Way y ahora la reposición de Amor en custodia. Por su parte los noticieros de América y Canal 9 sólo logran molestarlo cuando algún tema de la coyuntura es fuerte y lo determina.
Que hoy sea un éxito puede responder a que quienes hacen el programa no se dieron por vencidos en los momentos difíciles ni tampoco dejaron de probar juegos nuevos en los tiempos de gloria, pero también hay factores externos: sacando a Justo a tiempo con Julián Weich al frente, A todo o nada no tuvo que competir contra ningún programa que no sea repetido.
Hoy nadie piensa en el final de A todo o nada como si pasó en algún momento. Por estos días es el programa más visto de la tarde de la tele. Si miramos la grilla completa de los canales, yendo de lunes a lunes, nos daremos cuenta que es el único programa de juegos, un sobreviviente.
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