Guido Kaczka, sobre su ruptura de Florencia Bertotti: “Uno no es víctima ni tampoco el malhechor”
El conductor de El Trece habló con Personajes.tv sobre su dolorosa separación de la actriz, su actual y exitoso presente laboral y sus deseos de tener un hijo con su actual pareja
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Está trabajando como nunca. De 6 a 9 conduce en la Cien No está todo dicho, a las 18 sigue con su clásico A todo o naday desde la próxima semana, el programa de preguntas y respuestas Los ocho escalones, irá todos los días a las 21.15, por Canal 13. A los 37 años, a Guido Kaczka le llegó todo junto.
Tranquilo, sin ningún rasgo de divismo, acepta esta charla con Personajes.tv en el hall de Radio Mitre, apenas termina el programa que conduce junto a Claudia Fontán y que lleva apenas un mes en el aire.
-¿Cómo te acomodaste a la radio?
-Fue saliendo. Empecé a ponerle nombre a las cosas que siempre viví, a llamarlas de algún modo. El bondi, la fiaca, estar dando vueltas en la cama, no poder despertarte, poner el despertador cinco minutos más, el ritual del desayuno... Miro cómo está la calle: es una cosa que te sorprende todos los días. A veces hay más gente, menos gente. Recuerdo cuando usaba el medio de transporte.
-Salís de tu casa y ya estás atento a todo lo que pasa.
-Sí, mucho más. Voy mirando porque ahora voy en auto.
-Un Alfa Romeo.
-Tengo auto desde los 17 años. Laburé desde muy pendejo entonces viajé muchísimo en bondi de chico.
-¿De dónde sos?
-Yo viví en Villa Luro, en Paternal, en Moreno… Me hacía el tren del oeste. Viví por muchos barrios.
-Este trabajo te hace volver a algo que hace mucho no sos.
-Igual por cómo soy tengo mucha conexión con eso. Me divierte mucho lo genuino, lo diario, lo más terrenal. Eso sucede también en el programa de la tele. Están esas charlas con la gente, y todo el tiempo se me van ocurriendo cosas que tienen que ver con mucha vivencia. Por ahí de laburar desde muy chico, de tener mucha vida yendo a los canales, pero también al colegio a la mañana y a la universidad en su momento.
-Tuviste muchas responsabilidades.
-Sí, tuve el mundo bastante hinchado en cuanto a relaciones, en cuanto a cosa social. Y eso hoy lo agradezco.
-¿Hinchado?
-Hinchado, inflamado. Qué sé yo. Hay gente que por ahí tiene la infancia más rutinaria: va al colegio, juega a la tarde. Yo al laburar de esto tenía mucha relación con gente más grande, con cuestiones de trabajo, y eso me expandió seguramente el horizonte, todo ese ejercicio del que no me daba cuenta, y también el barrio. Tanto barrio la verdad que uno lo agradece. Mirá que dábamos vueltas con mi familia, y muchas veces he puteado. Y aquellas cosas por las que putié, hoy las agradezco.
-¿Te sirven ahora?
-Para la radio me parece que es fundamental, para poder hablarle al que está escuchando, que mientras te está escuchando está haciendo todo eso. Por ahí el de la tele te está escuchando y se está acordando de lo que fue haciendo durante el día. En la radio el tipo se está tomando el bondi y vos le estás hablando. Está llegando tarde y mientras tanto va escuchando.
-El otro día contaste que ibas con tu familia a chusmear playas nudistas en Mar del Plata…
-Voy contando cosas, qué sé yo, van surgiendo en medio de la charla.
-¿Estás abierto a eso, a contar intimidades en la radio?
-Uno se va haciendo más grande y se va dando cuenta de que la única posibilidad de vínculo está en la verdad. Y verdad no quiere decir contar todo porque también es verdad que uno se quiere guardar cosas. Ahora, cuanto más uno se acerca a esa verdad contextual, prudente, es mejor.
-Pasaste de ser un actor al que convocaban a un conductor-productor exitoso. ¿Cómo fue?
-Siempre me gustó el detrás de cámaras, estudié Imagen y Sonido en la facultad. Y aprendí trabajando. Laburé con Mareco, con Sofovich, dos conductores que también producían o se interesaban mucho y eran muy curiosos de lo que sucedía, tenían que saber todo el mapa para poder distribuir la pelota.
-O sea que no fue de un día para el otro.
-No, fue un trabajo. Soy muy laburador, soy muy soldado pero no de otros. Soy muy soldado de mí mismo, del laburo. Me gusta ese proceso que es doloroso, y que cuesta.
-¿Qué proceso?
-Y bueno, el laburo este. No lo padecés pero sí querés que quede bien, y ahí sí viene un poco el sufrimiento. No por la cantidad de horas, sino porque querés que quede bien y querés trabajar y querés mejorar.
¿Sos un chico muy psicoanalizado?
-Sí, me gusta el psicoanálisis.
-¿Cuántas veces por semana vas?
-Voy bastante. Me gusta, además hago diván. Hace muchos años lo hago. Fui cuando falleció mi viejo hace diez, once años... Y me quedé.
-¿Pero cuánto vas? ¿Tres veces?
-Sí, puedo ir mucho.
-¿Te da vergüenza decirlo?
-No, no... Si no quiero hablar tanto de la terapia es porque con la terapia hay algo. Es todo un tema. Hay muchos terapeutas, hay mucha gente que hace terapia y, como en todas las profesiones, yo sé que es una cosa que puede ser complicada porque hay buenos y malos terapeutas. Y como es una cuestión que respeto mucho porque pienso que hay mucha gente a la que le puede hacer bien esa historia, hay otra gente que no le puede hacer tan bien. Entonces, prefiero ser prudente con lo que digo. Yo hago una terapia muy seria, una terapia de diván. Es como que me meto en el escenario con Les Luthiers, parece que estoy con Marcos Mundstock cuando hace "Los Terapeutas". Mi sensación ahí fue expandir mucho mi horizonte mirando hacia adentro.
-¿Siempre tenés tema?
-A veces no tengo tema porque no se trata de "hoy me pasó tal cosa". Vas a hablar, es un tipo - mi terapeuta- muy preparado y hablamos de libros, me cuenta cosas y es un espacio de reflexión. Te diría que en la radio me pasa aquello que en terapia. Me pasa algo parecido, esa sensación de estar hablando y estar conectando con algo que es lo más verdadero. En terapia me sucede, y en la radio me sucede.
-Qué extraño, este es un medio muy show off, casi nadie es muy sincero.
-Cuando uno mira en perspectiva y no de manera espasmódica a la gente -a mí me encanta mirar a todos los que laburan en el medio, a mí me apasiona- pero cuando ves a alguien que es sostenido y que no tiene tanta estridencia pero que funciona en el tiempo, posiblemente encuentres que puede comunicar y transmitir mucho de verdad. Y no hablo de esto como una cosa que está bien o está mal, si no como una capacidad, como una parte. Algunos tienen capacidad en una cuestión más de brillo. La situación de los mediáticos: vos los ves y llevan una cosa muy fuerte, muy atractiva, pero por ahí con menos de esto.
-Está clarísimo que lo tuyo es una cosa más a largo plazo.
-Más de laburo. Soy un tipo que trabaja. Y me gusta también contar esto porque yo también estoy ahí, en el grupo de los que dicen "¿hago el camino largo o agarro el corto que es muy bueno y lo puedo hacer?".
-¿Tuviste alguna posibilidad de hacer el camino corto?
-Bueno, yo fui tapa de revistas con cosas con las que no quería estar... Con sus más y con sus menos, todo es parte de la profesión. Pero uno va eligiendo caminos.
-¿Cómo viviste todo ese momento de tu separación, cuando fuiste tapa de revistas?
-Así, como parte del asunto. Hoy puedo pensar más en eso que en el momento. En ese momento no lo pensaba demasiado porque tenía tanto quilombo. Uno se está separando y la situación de una separación, con un hijo... Le estás poniendo mucha garra a eso, y la verdad que todo lo de la prensa era un detalle. Obviamente inflamaba el asunto, lo ponía un poco más en la familia, que todas las familias sufren las separaciones.
-Pero la de ustedes fue tremenda. ¡Siempre vas a ser el novio de Floricienta!
-No, de ninguna manera. Además, estoy ya hace tres años conviviendo con mi novia.
-¿Qué pasó con Floricienta? ¿La engañaste?
-No. Imaginate que... A veces las cosas terminan y se terminó. Uno ahora está acostumbrado a eso pero creo que cada uno, cuando se le termina, es un dolor y también una oportunidad, como es la vida. Teníamos el cariño de la gente y del medio también porque hacíamos una buena pareja y tuvimos nuestro hijo.
-Y se casaron como en un cuento de hadas. ¿Cuánto duró el matrimonio?
-Una vez leí una cosa que dice, "¿cuánto tiene que durar un matrimonio? Un matrimonio tiene que durar lo que dura un matrimonio." Estuvimos casados dos, tres años. Pero bueno, estamos divorciados. Hace cuatro años que me puedo volver a casar.
-¿Te vas a volver a casar?
-Cuando vos te casaste y tuviste un hijo, tenés más puesta la cosa en el hijo, entonces no soy de decir "eh, me voy a casar". Yo me casé y tuve un hijo. Y cuando tuve un hijo me di cuenta que esa era la papa, ¿viste? Entonces no vivo el casamiento como... estoy siendo prudente porque mi mujer...
-¿Quién es ella?
-Soledad se llama.
-¿Qué hace?
-Es licenciada en Ciencias de la Comunicación, y labura en marketing, en una empresa multinacional de maíz. Es muy linda ella y la verdad es que estoy muy enamorado.
-¿Te banca con la cantidad de horas que trabajás?
-Claro. Trabajamos mucho los dos.
-¿Ella tiene hijos?
-No.
-O sea que otro hijo vas a tener.
-Sí, claro. Y eso es otra cosa que me gusta y que quiero. Romeo es la felicidad de la familia, cuando estoy con él digo: "Ah bueno, para esto vine".
-¿Fue duro el momento de la separación?
-Vivimos momentos duros, pero, mirá, hoy justo lo decía en la radio porque escuchábamos el mensaje de Steve Jobs en Stanford. Yo justo lo había escuchado en un momento no tan bueno, cuando me estaba separando. Y ese discurso es alucinante porque el tipo cuenta cómo los problemas y las cuestiones que menos nos gustan, en definitiva son la verdadera oportunidad. Obvio que nadie quiere los problemas. Si vos me decís ahora "dale, che, vos que pensás que es oportunidad, ¿sabés qué? Te voy a dar un quilombo". No, no me lo des. Tampoco soy pelotudo. Pero cuando suceden, si a uno no lo mata, sale fortalecido. Entonces, en esos momentos, laburé mucho conmigo mismo. No tenés nada mejor que hacer, aunque estés muy mal, y bueno, es lo que tenés para hacer.
-¿Estuviste solo, encerrado en un departamento...?
-No, no. Tampoco la manía de "acá no pasa nada". La verdad es que me gusta andar por el medio. Es una paradoja porque mi programa se llama A todo o nada. Pero creo en los matices, y uno se va corriendo un poco más hacia el todo, un poco más hacia el nada, pero en definitiva ninguno de esos dos extremos es muy verdad. Y el laburo que hice fue ese. Uno no es víctima de nada ni es tampoco el malhechor, son las circunstancias, eso sucede.
-¿Y ahora te llevás bien con Florencia?
-Muy bien, somos los papás de Romeo, que tiene cinco años y lo estamos criando, sabemos que es el gran asunto que tenemos y en eso andamos.
-Hace tiempo salió publicado que tus compañeros de trabajo te habían denunciado por maltrato. ¿Qué pasó?
-Nunca entendí bien lo que pasó ahí.
-A lo mejor un día te enojaste por algo y alguien se hipersensibilizó.
-Puede ser que algo de eso haya pasado. De hecho, yo me acuerdo de haber dicho "bueno, che, ¿qué pasó?". No es que vino alguien y me dijo "Juan Pirulo tuvo un problema con vos". Nunca supe. Entonces quedó como una cosa que no tenía demasiado cuerpo. El grupo de laburo de la tele es muy bueno, es muy intenso.
-¿Cómo es tu día, cómo te organizás?
-Vengo a la radio, a veces después voy a terapia. Hoy estoy con Romeo. Vamos a hacer algunas cositas, jugar un poco.
-¿Siesta?
-Los días que está él se me complica un poco. Por ahí meto una horita porque él ve una película y yo ahí aprovecho. Me duermo bien, me duermo fácil. Después me levanto, me voy para hacer A todo o nada. Me ducho en el canal y hago el programa de la noche. Es intenso pero a mí me gusta. La paso bien con lo que hago.
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