Guasón, el mejor villano, el film del momento
Me parece remarcable que una industria que se preocupa por los negocios tomara el riesgo de hacer esta película; hecha para la taquilla, pero que es una reflexión sobre los antihéroes y en donde el enemigo no es un hombre; es el sistema", dijo Lucrecia Martel, presidenta del Jurado del 76º Festival de Venecia, al entregar el León de Oro a Guasón, la Mejor Película del festival. Así, marcó un hito para el cine de superhéroes: fue la primera vez que un film de este género gana un premio tan prestigioso.
Su protagonista, Joaquin Phoenix, tuvo una larga charla en Los Ángeles con LA NACION revista, durante la presentación para la prensa del film, que se estrenará este jueves.
–Guasón parece retomar el camino de trilogía de Batman, de Christopher Nolan: ir más allá del género e instalarse como una película trascendente, sin importar su origen de historietas. ¿Lo ves de esa manera?
–Parece que es así, porque a diferencia del universo interconectado de las películas de Marvel, Guasón es un cuento aislado. Para el conocedor de cómics, es un one-shot, un cómic de un solo ejemplar que no sigue ninguna historia previa ni prevé continuar. Es una visión única e irrepetible.
Guasón, o Joker en el original, es considerado el mejor villano de toda la historia de los cómics. Debutó junto con Batman el 25 de abril de 1940, en el ejemplar número uno del superhéroe. Creado por Bill Finger, Bob Kane y Jerry Robinson, Guasón es el némesis del encapotado y, al igual que su enemigo, es un simple humano sin poderes, pero con una inteligencia psicopática suprema. A lo largo de los años, se ha ido consolidando como el villano preferido de todos los escritores y artistas de DC Comics, variando su nombre real y su origen, aunque se considera que el más reconocido es cuando se cayó a un gran tanque de sustancia tóxica que le dejó la piel blanca, el pelo verde y la mente retorcida. Su imagen de eterna sonrisa fue inspirada por el personaje interpretado por Conrad Veidt en la película El hombre que ríe, de 1928, adaptación de la novela de Victor Hugo.
Situada en Gotham a comienzos de los 80, la película cuenta la historia de Arthur Fleck (Phoenix), un payaso por encargo que trabaja para una empresa que provee esos personajes para promociones, fiestas o galas benéficas. Esta ciudad se asemeja mucho a la Nueva York real de esa época, con basura en las calles, delincuencia galopante y una sensación de inquietud social entre los más pobres y la clase rica, representada por el magnate Thomas Wayne (Brett Cullen), quien se presenta como candidato a alcalde. Arthur padece una enfermedad que le provoca ataques de risa involuntarios, algo que le causa muchos problemas para relacionarse. Vive con su madre (Frances Conroy), una mujer postrada a la que su hijo cuida mientras ve su programa favorito, un talk show conducido por Murray Franklin (Robert De Niro).
Phoenix es el hijo del medio de cinco. Nacido en Puerto Rico el 28 de octubre de 1974, creció en una secta llamada Los Niños de Dios, hasta que sus padres se alejaron a fines de los 70. Los cinco hermanos (Rain, River, Summer, Liberty) fueron descubiertos por una representante y puestos a trabajar de niños, especialmente en comerciales y pequeños papeles en series de televisión. El que tuvo más éxito fue River, nacido en 1970, que con trabajos en Cuenta conmigo, La costa de los mosquitos e Indiana Jones y la última cruzada se consagró como uno de los jóvenes actores más buscados. River falleció en 1993, a causa de una sobredosis en la puerta de Viper Room, una discoteca, justo enfrente del hotel donde se desarrolla la charla con LA NACION revista.
Las elecciones de Joaquin como actor nunca pasaron desapercibidas. Fue nominado tres veces al Oscar, una como actor de reparto (Gladiador) y dos como principal (Johnny y June y The Master). En 2009, se dejó crecer la barba y anunció su retiro actoral para dedicarse al hip-hop, pero un año después se descubrió que ese cambio formaba parte de un falso documental sobre su vida, I’m Still Here, dirigida por su amigote Casey Affleck. Fue el hombre enamorado de la voz de una computadora en Her y Jesús en María Magdalena, donde conoció a la actriz Rooney Mara, su actual pareja.
Phoenix es vegano activista y no da entrevistas a medios donde se banaliza la moda presentando prendas de cuero, por ejemplo. Para lograr la aprobación de este medio, el periodista tuvo que pasar por una selección rigurosa en la que, cuando finalmente fue aprobado, se le dio una serie de consideraciones para charlar con Joaquin. Finalmente, nada malo sucedió. Joaquin es un ser de mirada inteligente, respuestas elaboradas y mucho sentido del humor.
–¿Qué pensaste cuando Todd te convocó?
–No me acuerdo. Seguramente, me pregunté si podía interpretarlo. "¿Puedo hacerlo?". Y probablemente pensé que no, y esa era una razón para intentarlo. Hubo un momento donde me sentí con más probabilidades de fracasar, y esa era entonces una buena razón para seguir. Enfilar hacia el fracaso.
–¿Habías visto las películas de Batman o leído algún cómic?
–Para ser honesto, no sabía demasiado. De cuando era chico, el único cómic que recuerdo es Arkham Asylum. Vi Batman de Tim Burton en 1989, cuando era un niño. Eso es todo lo que vi y recuerdo. Vi la película de [Christopher] Nolan hace unos meses, cuando ya habíamos terminado y tenía curiosidad. Heath [Ledger] fue un actor brillante y un tipo maravilloso, al que conocí en persona. Cuando vi la película, sinceramente, no me acuerdo de sus escenas, pero sí de su actuación. En cuanto a no leer los cómics antes de filmar, es porque quise que no influyeran en mí y tener la libertad para crear algo específico de Todd y mío. Ese fue el objetivo.
–¿Cuál fue el punto de partida para esa especifidad?
–La risa. En la primera reunión, Todd me mostró videos de gente que tiene esta enfermedad, que existe de verdad, y estaba anonadado. No es la forma en la que yo me imaginaba al Guasón ni seguramente vos tampoco. Es una risa especial, porque es como si algo emocionalmente profundo está tratando de emerger, una parte de su personalidad que ha sido reprimida y está saliendo a través de su risa. Es una forma muy interesante de ver y, en realidad, era lo que más me preocupaba. En nuestra tercera reunión le dije a Todd que deberíamos rehacer el guion y ver si me dejaba hacer algo así. Principalmente, me hice una audición a mí mismo con la risa y me autoconvencí de que quizá no podría hacerla.
–¿Por qué no?
–Parecía difícil. Quería ser específico y que se sintiera auténtico, y no sabía si me iba a salir bien o con consistencia y si me iba a salir en el momento en el que se necesitara. Es como actuar en una escena emotiva. No sabés si la podés hacer. ¿Cómo voy a encontrar lo que busco en ese preciso momento? Una cosa es leer el guion, que te afecte lo que estás leyendo y te llegue emocionalmente. Y otra es cuando son las seis de la mañana, estás manejando en el medio del tránsito, llegás al set, te maquillás y te encontrás con que es muy difícil volver a encontrar el foco del personaje. Y no sabía si me iba a salir, así que lo llamé a Todd y le mostré la risa. Me tomó un buen rato mientras él se veía incómodo, porque fueron tres minutos de mí riendo. Finalmente, me respondió: "No hace falta que hagas esto". Y yo le dije que era importante para mí, necesitaba ser auténtico y que si sentía que la risa era falsa, entonces nunca podría llegar al objetivo. Para ser honesto y debido a la naturaleza del personaje, nunca hubo un momento específico en el que haya sentido "ya está, este es el personaje", porque tiene muchas facetas y cambia. Fue un proceso de descubrimiento y tengo que felicitar a Todd porque desde el comienzo su mayor pedido fue que tengamos tiempo para explorar ese proceso. Yo pensé que no lo necesitábamos, pero insistió y le tengo que agradecer porque tuvo la visión de aproximarse al personaje de esa manera. Fue un proceso único.
–Y después de la risa, ¿cómo creaste a Arthur en términos de personalidad?
–Espero que sea una película que atrape al público y haga pensar. Me cuesta hablar de mis películas en este sentido porque no miro tráilers, no leo las entrevistas y no me gusta escuchar qué te pareció a vos la historia. Me gusta experimentar y crear una experiencia propia. Así es como miro las películas. Particularmente con esta, creo que desafía al espectador a que se comprometa en la forma que quiera. Arthur es muy complejo, no hay una respuesta a su comportamiento. Y eso es lo que me gusta del personaje, que no hay un momento. Sí hay sucesos de su infancia, pero no una respuesta fácil.
–Pero sí hubo un momento donde dijiste: "Ya tengo al personaje".
–No (risas). Muchas veces fracasé. Y muchas muchas veces en todo el rodaje me sentí para la mierda, que le erré por completo y no sabía qué estaba haciendo. Yo necesito un director que esté disponible las 24 horas (risas). Lo que es realmente importante para mí es pensar constantemente en toda la película entera. Cuando terminaba el día de rodaje, volvía a mi casa y nos mandábamos textos y hablábamos con Todd mientras todavía estaba cada uno en su auto. Y eso seguía por dos o tres horas, conversando sobre una escena que íbamos a filmar en dos semanas, una escena que íbamos a filmar al día siguiente y la que filmamos la semana anterior, y pensábamos en cómo iban a funcionar todas juntas. Así necesito trabajar yo. No existió ningún momento donde pensé que habíamos terminado algo y lo habíamos conseguimos. Me gusta hacer eso con todos mis personajes, mantenerlos vivos y no sentirme identificado. Conocer al personaje es algo ridículo para mí. Pero quizás el errado soy yo. Puede haber actores que si lo hagan y soy yo el envidioso de que conozcan al personaje. Creo que si yo lo conozco, terminé. ¿Qué más hay para hacer? Yo miro la escena, siento algo y no sé con seguridad qué es. Cuando llego a la filmación, digo mis parlamentos y se vuelve más claro, pero nunca al punto de saber exactamente qué estoy haciendo. Creo que hubo un par de veces que lo hicimos y salió bien.
–Arthur tiene una fisicalidad muy clara. ¿Practicaste danza o algo similar?
–Hay que darle el mérito a Mike Arnold, el coreógrafo que fue contratado para ayudar con la rutina del payaso y el baile en las escaleras. Yo al principio sentía que no necesitaba a nadie para que me ayudara, pero este tipo era tan interesante y hablaba mucho sobre danza. Me mostró a la canción "The Old Soft Show" interpretada y bailada por Roy Bolger. Por alguna razón, eso me quedó y dije: "Es él". Hay una arrogancia en esta rutina de danza al igual que en la canción... Camina con el mentón hacia arriba. Lo vi y me dije: "Es el Guasón". Pero mucho del movimiento que se ve en la película no fue anticipado o planeado, sino que llegamos al rodaje y las cosas empezaron a aparecer.
–¿Por qué elegiste perder peso para el personaje?
–Haciendo investigación sobre los remedios que toma Arthur, todos los comentarios eran que el efecto secundario era pérdida o aumento dramáticos de peso. Y cuando nos juntamos con Todd, le dije que iba a engordar. Y me contestó que para él, era mejor que lo perdiera. Y dije: "Bueno" (risas). Me gustaba la idea de aumentar de peso, porque es más disfrutable. Pero al final resulta más importante ver cómo en el guion está malnutrido y francamente estar flaco estaba conectado a cómo se movía, algo que no había anticipado. Perder tanto peso me hizo mover de forma diferente y me dio un conocimiento de mi cuerpo que normalmente no tengo y que influyó en todo el tipo de movimiento que hace el personaje.
–La enfermedad que tiene, que son ataques de risa, existe. Pero quizás en la época en la que está situada la película no era conocida ni se sabía tratar.
–Sí, es una enfermedad que existe pero no estoy seguro que es lo que tenga. Para mí, lo que era interesante es como alguien a quien toda su vida le dijeron que tenía algo, ya sea una enfermedad mental o una enfermedad neurológica, no se sabe si efectivamente es verdad. De hecho, le comenta a la madre que ella siempre le dijo que la risa era una enfermedad, que había algo mal en él, pero no hay. Creo que la manera...¿Ves? Estoy hablando sobre cómo entiendo al personaje que es lo que no quería hacer (risas). Voy a decir lo que es el Guasón para mí: tiene una parte de sí que está reprimiendo y emerge. Y esa es la risa. Le dijeron siempre que está enfermo, es lo que él cree pero la manera en la que pienso es que es parte de su naturaleza y que el Guasón está emergiendo.
–¿Cómo fue trabajar con Robert De Niro?
–En realidad, no hablé nada con él (risas). La primera escena que filmamos juntos fue en el vestuario de su talk show. Esa fue también la primera vez que estaba interpretando a Guasón y no estaba pensando en él para nada (risas). Estaba muy preocupado en encontrar al personaje. Siempre te imaginás que cuando vas a trabajar con las personas que admirás, y fuiste fan por años, vas a hablar de cosas copadas de la vida. Pero en ese momento, pensaba: "Al carajo, me tengo que concentrar mucho". Así que no tuve una relación cercana.
–Tradicionalmente, los payasos se pintan a sí mismos. ¿Probaste hacerlo?
–Le dije a Todd que lo iba a hacer y lo hice. Me tomé un par de fotos y me contestó que mejor me maquillaran los especialistas (risas). Pero un día sentí que algo que no funcionaba. Entonces me acordé de que, cuando estaba practicando conmigo mismo, la primera capa era todo pintura blanca, y le mostré a Todd esas fotos. Le dije que deberíamos probar una escena donde tenga solamente la cara blanca, porque era algo espeluznante y se veía diferente. Terminamos usando esa escena sobre el final de la película.
–¿Por qué pensás que los payasos dan miedo?
–No pensé demasiado en eso. La verdad, no sé qué pensar. Proyectás lo que tenés ganas. Es un reflejo tuyo, ¿o no?
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