Green Day: el punk no murió, pero se amolda a la época
La salida del nuevo disco de Green Day estuvo cruzada por las polémicas. En principio, por el título: el original es el que se puede ver en la tapa (Father of All Motherfuckers), pero tanto en la página oficial de la banda como en las plataformas de streaming aparece sorpresivamente mutilado (se elimina el "Motherfucker"), lo que generó la protesta en redes sociales de muchos de sus fans. Y también por "Oh Yeah!", la canción que incluye un fragmento de "Do You Wanna Touch Me (Oh Yeah)", de Joan Jett.
El asunto es que el tema original en realidad no pertenece a Jett sino a Gary Glitter, preso en Londres desde 2015 por una acusación de abuso sexual a tres niñas. Glitter tiene 75 años, le faltan 13 más de condena y de todos modos cobrará las regalías de la canción. Aun así, la cita no fue la más oportuna. Y después de jurar que el homenaje estaba destinado a ella y no a él, Billie Joe Armstrong también tuvo que salir a aclarar que Green Day donará los beneficios de "Oh Yeah!" a las asociaciones benéficas International Justice Mission (IJM) y RAINN. Para sumarle todavía más carga simbólica, el pequeño unicornio punk (con cresta roja y todo) que aparece en la portada arroja fuego por la boca, como una especie de mini-dragón psicodélico. Pero ese fuego no tiene los colores habituales, sino los de la bandera LGTBI+.
Más allá de todo el fárrago de información previa, lo nuevo de esta obstinada banda de California -que ya lleva treinta años de una carrera que sigue luciendo vital- suena contundente y eficaz. Armstrong mantiene la puntería para las buenas melodías y los riffs adhesivos ("Fire, Ride, Aim"), sabe cómo echar mano a la mejor tradición del glam ("Graffitia") e incluso ofrece su propia versión del rock and roll clásico ("Stab You in the Heart"), incorporando con destreza a su abanico de citas el sagrado coro beatle.
El carismático líder, cerebro y alma del grupo, he tenido la fortaleza suficiente para doblegar a sus propios demonios internos (sobre todo su afición por el alcohol). Y al mismo tiempo pudo conservar la entereza necesaria para no dejar que el proyecto se oxide como una antigualla luego de soportar, durante toda una década, el incómodo peso de ser el guardián de la buena conciencia rockera en la fatídica era de George W. Bush.
De alguna manera, Green Day pretende preservar ese lugar: el humor general de estas canciones está teñido por una corrección política bien alineada con el espíritu de esta época. Lo que resulta más interesante, sin embargo, es la energía juvenil que denotan temas como "Meet Me On The Roof" y "I Was a Teenage Teenager", cuando Billie Joe invita a una agitada fiesta imaginaria a viejos y nuevos amigos (The Kinks, Big Star, Jack White, The Black Keys) y todo nos resulta tan familiar como entrañable.
Nuestra opinión: bueno.
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