Antes de presentar Un volcán, lado B, su nuevo EP, el trío que conforman Jorge Araujo, Tito Fargo y Gustavo Jamardo, explica cómo escaparle al standard
Gran Martell vuelve a navegar sobre aguas peligrosas. Después de la edición de Un volcán, la primera cara de un LP imaginario que los tenía experimentando en formato electroacústico, el trío recupera su sonido más incendiario y lo imprime en un nuevo trabajo breve y contundente, con la figura de Tito Fargo como faro artístico. El guitarrista no sólo se encargó por primera vez de la producción integral, sino que ahora también los introduce en un nuevo espectro sonoro, aportando sintetizadores y hasta la voz en uno de los temas. "Esto de Fargo es un cambio en su artística muy importante. Se genera algo increíble sobre el escenario", asegura Jorge Araujo.
Algo autosufiencientes y de laboratorio, la tensión creativa de Gran Martell siempre supuso un movimiento sustancioso y constante. Desde 2004, momento en que se consolidó el grupo, los prontuarios de sus integrantes suponían el vuelo: Araujo venía de grabar cuatro discos con Divididos (Otro Le Travaladna, Gol de mujer, Narigón del siglo y Vengo del placard) y de tocar con exponentes de la primera línea de la música del país; Tito Fargo había acompañado a Luca Prodan en la Hurlingham Reggae Band, secundado en guitarras a Skay en Los Redondos (Gulp y Oktubre) y curtido el under español en los 90; y Gustavo Jamardo venía de encarnar y sostener el pulso rítmico de Porco, agrupación liderada por Gabo Ferro. Tres discos y esta segunda entrega de Un volcán -que la banda presentará este sábado 7 en Niceto- son suficientes para reconfirmar al trío como un bastión mutante y espeso de rock sólido y experimental. Avanzando por fuera de los standares, mezcla de futuro y tradición.
¿Cómo llega Fargo a dirigir el sonido y cómo se labura cuando el productor es un miembro de la banda?
Araujo: Lo que pasó en este caso con Fargo partió de un gran respeto hacia él como productor, a parte de como músico. Si vos sabés que una de las personas que está en el grupo desarrolla esa actividad con aciertos -porque la verdad que hay discos que produjo que son increíbles-, ¿por qué no hacerlo con nosotros mismos? En mi caso, tuve que aceptar que había que delegar, porque sin torcer el brazo en ninguna, iba a ser muy difícil de hacer este trabajo. Es verdad, al ser un compañero de grupo eso al principio fue un poquito más árido. Pero después consistió en no salirse del lugar que a uno le corresponde, y la verdad que quedamos muy conformes con lo que él hizo.
¿Este sonido es mucho más cercano a la esencia de Gran Martell?
Fargo: Sí, si lo ves desde un lugar de conservar el trío de rock, sí. Pero Gran Martell se caracteriza también por esto: ir y venir en situaciones diferentes, de contexto y de composición.
Por primera vez grabaron un cover, "Vete de mí cuervo negro", de Almendra...
Araujo: Lo grabamos para el programa Much Sessions, de Much Music, en 2010. Cuando nos contaron que una de las exigencias que tenía el programa era que hiciéramos un tema de otro artista, ahí sonó un grillito, porque ni siquiera en los ensayos hacíamos canciones de otros. Y lo primero que me vino a la cabeza fue la melodía de un tema de Almendra que yo cantaba cuando era chico. Llegué a la sala, lo planteé, lo fusionamos con un riff de Fargo y quedó impresionante. Spinetta, y esto lo digo en forma personal, es uno de los artistas que no sólo más vi en vivo, sino también de lo que más escuché junto a los Beatles. Por suerte lo conocí personalmente y llegué a tocar con él. Me enorgullece mucho hacer este tema.
¿Qué motiva tanta búsqueda de disco a disco? ¿Son de aburrirse rápido?
Fargo: No, creo que si la banda tiene la posibilidad de grabar y plasmar música o tocar en vivo, no se aburre. El problema es cuando entrás en esa desidia de estar en un lugar encerrado y que no haya actividad que te permita, para un grupo como este que es muy creativo, poder desarrollar lo propio. Si no se da eso y estamos contenidos, empieza el caos.
Jamardo: Las exigencias cambian. A algunas bandas vos les podés exigir que te den más de lo mismo de eso que te gusta, pero acá no: con Gran Martell es siempre menos de lo mismo.
¿Cuáles son los límites entonces?
Fargo: No nos ponemos límites. Cuando el límite llega es porque lo que uno planteó musicalmente ya está hecho. Cuando uno compone en algún momento siente que el límite de la canción llegó a un lugar y a partir de ahí pasás a hacer otra cosa. No me parece que un artista tenga que ponerse límites.
Jamardo: Ya no rotularnos es una forma de no ponernos límites, sino haríamos un género más estable, o pondríamos un cantante, ¡ja!
Después de tantos años de trayectoria, ¿existe una decisión de mantenerse por fuera de un circuito?
Fargo: Es que ahí está el error: por tener trayectoria clavarte en un standard. La trayectoria tiene que ver con un movimiento en el tiempo que has tenido para adaptarte a cosas nuevas y generar música, arte, lo que sea. La trayectoria no tiene porqué frenarte el movimiento.
¿Creen que resultaron positivos, puntualmente para la obra, las facilidades tecnológicas?
Fargo: Totalmente, vos te grabás un disco en tu casa con los elementos que tenés. Eso te sirve para promocionarte, no dependés de nadie que te ponga la guita y que no te la dé, o de alguien que manipule tu disco. O sea, todo interfiere directamente en tu obra. Tu obra es mejor. No tenés intermediarios, decidís vos los tiempos, decidís la tapa, no tenés que andar detrás de nadie. Eso ha llegado a suceder, los 90 fueron el auge de todo eso.
Vos, Fargo, pudiste ver de cerca cómo Los Redondos lo lograron sin todas estas herramientas...
Fargo: Bueno, es una cuestión de ser visionarios, como nosotros podemos ser visionarios en sacarle el jugo a un trío con otros elementos y ponernos a estudiar. Ellos han estudiado un marketing que tuvo que ver con eso en ese momento y funcionó. Yo creo que todo lo que tiene que ver con el arte, y hasta inclusive con el negocio del arte, implica siempre un riesgo que hay que asumir, y cuando las cosas se estandarizan no hay riesgos.
¿Qué es lo que más pesa después de estos ocho años juntos?
Fargo: Poder seguir vivos, componiendo y tocando, ganando un poco más de peso en estructura para hacerlo mejor. La idea es esa: avanzar. Pero no solamente avanzar en un terreno específico: en todos.
Jamardo: Para mí estar en Gran Martell es formar parte de un grupo, en mi país, que pueda ser no solo orgullo mío sino también de toda la gente que lo escucha; no tener que mirar para afuera para encontrar una banda de estas características. Las cosas se van encontrando con el tiempo, y por más que uno entre en crisis o lo que fuese, el tiempo hace que un artista alcance la verdad. Nosotros ahora estamos más certeros que antes, y tal vez cuando nos vaya mejor vamos a estar más en el camino. Lo bueno es que somos responsables de nuestras propias decisiones.
Por Juan Barberis
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