Globo de Oro: en vivo, Hollywood se armó políticamente para enfrentar el futuro
Se premiaron casi exclusivamente historias de género y, aunque hubo divisiones entre mujeres y hombres a la hora de hablar contra el abuso y la violencia, primaron el compromiso y las consignas del movimiento Time's Up, que busca volverse global
Luego de que se apagara la última cámara, se enrollara la alfombra roja y las estatuillas se fueran a casa con sus legítimos dueños, la ceremonia de los Globo de Oro empezó a mostrar su verdadero sentido. El festejo glamoroso de antaño mutó en una plataforma política que excede por mucho los límites de Hollywood, de las películas y las series que premia la Asociación de Prensa Extranjera. El estandarte de la lucha organizada por el movimiento Time's Up estuvo presente durante todo el festejo, pero no se quedó en los gestos y las palabras de las mujeres presentes. Sus acciones provocaron reacciones que amplificaron sus reclamos; el memorable discurso de Oprah Winfrey hizo soñar a Hollywood con su potencial candidatura presidencial. Donde antes las crónicas del premio hablaban de la justicia en la distribución de los galardones, de la elegancia de los invitados y de la habilidad del conductor, hoy se discuten cosas muy distintas.
Por ejemplo: que Guillermo del Toro merecía la distinción a mejor director por La forma del agua es indiscutible, así como lo es el hecho de que ese premio tuvo menos que ver con él que con Natalie Portman. O más bien con las palabras que la actriz -una de las más activas de Time's Up- eligió para presentar ese rubro: "Estos son los nominados en la categoría, todos hombres", dijo, fuera de guión, mientras Ron Howard sonreía incómodo a su lado. A pesar de que se repitió que los premios en sí mismos no fueron protagonistas de la noche, lo cierto es que sí fueron el catalizador que acompañó los reclamos. Tanto cuando los apoyó de viva voz como cuando eligió ignorarlos (ningún hombre premiado se sumó a la consigna).Así, que los premios principales del cine y la TV fueran para películas y series cuyas historias giran en torno de temáticas femeninas fue todo menos una casualidad.
Los Globo de Oro no se destacan por su legitimidad a la hora de repartir los premios. Los noventa integrantes de la Asociación de Prensa Extranjera de Hollywood (HFPA, por sus siglas en inglés) suelen elegir a nominados y ganadores con un espíritu que privilegia más la cantidad que la calidad. Es decir: cuanto mayor sea el número de estrellas que puedan reunir en su fiesta, mejor. Y, para que las estrellas asistan, en general hay que nominarlas.
Claro que este año, a la hora de entregar los premios, la perspectiva parece haber cambiado un poco, influenciada por el cataclismo que atraviesa Hollywood por estos días. Lo dicho: los cuatro premios principales -mejor película dramática y comedia o musical; y mejor serie dramática y cómica- quedaron en manos de mujeres. En más de un sentido.
Del lado de la televisión, el hecho de que ganara The Handmaid's Tale -la fábula futurista y feminista basada en la novela de Margaret Atwood- estaba dentro de lo esperado. Ya había sido la gran triunfadora en los Premios Emmy y no había otro programa capaz de hacerle sombra. Sin embargo, la sorpresa estuvo dada por la comedia The Marvelous Mrs. Maisel, que con solo una temporada en Amazon se quedó con dos de los premios más importantes de la noche, mejor actriz (Rachel Brosnahan) y mejor comedia. Creada por Amy Sherman Palladino, la serie no solo gira en torno a la señora Maisel del título, sino que con mucho ingenio y humor además plantea conflictos femeninos que eran tan acuciantes en 1957-época en la que transcurre la ficción- como ahora, sesenta años después.
Gritos y silencios
Uno de los aspectos más notables de la ceremonia fue la diferencia entre quienes utilizaron el escenario para difundir y reafirmar su compromiso con el fin de los abusos en Hollywood y quienes decidieron que todo podía seguir como si nada hubiera pasado. Y esa grieta fue claramente de género.
En la alfombra roja, a las mujeres se les preguntaba por la iniciativa Time's Up y por el uso de los vestidos negros, mientras que los hombres hablaron de sus carreras como si los cambios en la industria a la que pertenecen no los afectaran. Como si fuera un problema de otros. De otras, en realidad. Ese silencio tuvo su costo.
Ayer, con la ceremonia todavía fresca en la mente de todos, varias actrices, a través de las redes sociales, apuntaron contra James Franco, ganador del premio a mejor actor de comedia por The Disaster Artist: obra maestra. Con Ally Sheedy (El club de los cinco) a la cabeza, varias mujeres dieron pistas en las redes sobre acosos sufridos a manos del actor y se refirieron con ironía al hecho de que el actor y director desfilara por los premios con el pin de Time's Up prendido en el ojal.
El contraste entre unas y otras fue aún más evidente a la hora de los reconocimientos para las películas del año. En el caso de las comedias, la ganadora fue Lady Bird, relato del tránsito de la infancia a la adultez de una adolescente hipersensible interpretada por Saoirse Ronan, que también se llevó la estatuilla como mejor actriz cómica. El hecho de que Greta Gerwig, guionista y directora de la película, no estuviese nominada solo sirvió para inflamar los ánimos de la platea femenina e incomodar a la masculina. Una transición digna de un montaje cinematográfico para el triunfo final de Tres avisos por un crimen, la mejor película dramática, y para Frances McDormand, su protagonista, que interpreta a una mujer llena de ira y dispuesta a prenderle fuego al mundo.
Postales de una noche agitada
Error de cálculo
La labor de Seth Meyers como conductor fue aceptable. Sin embargo, uno de los chistes que no resistieron ni las tres horas que duró la fiesta fue aquel que insinuó que The Post, la película de Steven Spielberg, se llevaría todos los premios. En realidad el film no ganó ni uno, algo habitual para el director, que en más de cuarenta años de prestigiosa carrera solo ganó tres Globo de Oro.
Apenas una gota de Game of Thrones
Anunciada para 2019 sin fecha precisa, falta tanto para la nueva temporada de Game of Thrones que la aparición de Emilia Clarke y Kit Harington como presentadores debe haber sido un momento agridulce para los seguidores del programa.
Mejor sin leyendas
La categoría de mejor guión fue presentada por Catherine Z. Jones y por su suegro, Kirk Douglas, que a los 101 años podría haberse evitado el trámite. Especialmente porque su leyenda incluye el rumor nunca probado de que habría abusado de Natalie Wood.
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