Ginette Reynal se anima a Sex a los 62 y cuenta por qué volvió a comer carne después de ocho años de veganismo
Aceptó el desafío de José María Muscari de sumarse al elenco de la obra erótica; cómo reaccionaron sus hijos cuando les contó la noticia y cómo se lleva con su cuerpo
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Dice Ginette Reynal que está viviendo una montaña rusa de sensaciones. Acaba de estrenar Sex viví tu experiencia, de gira por todo el país, y a los 62 años se anima a jugar con su sensualidad y erotismo. Tuvo que cambiar de planes y también modificar sus rutinas, pero está feliz. “Me consideraba muy open mind y sin embargo encuentro muchas pequeñas dificultades todos los días y me pregunto hasta dónde, qué siento y qué me permito”, le confiesa a LA NACION. Y cree que quizá, si hubiera estado en pareja, sumarse a Sex no habría sido tan simple. Además cuenta que volvió a comer carne después de ocho años de ser vegetariana: “tuve Covid, bajé diez kilos y cuando pude comer otra vez, mi cuerpo me pidió carne”.
-¿Te interesó la propuesta o debieron convencerte?
-Fui a ver Sex cuando recién arrancó y me fascinó el show. Cuando salí lo llamé a José María Muscari, con quien había trabajado en La casa de Bernarda Alba, le dije que pensara en mí si necesitaba cubrir algún lugar. Y se ve que se acordó (ríe). Me puse muy contenta cuando me convocó y mi cuerpo reaccionó antes que mi mente. Tuve que reacomodar cosas porque tenía planes totalmente diferentes para todo el año.
-¿Qué planes tenías?
-Estaba por viajar a España a exponer mis pinturas a en la feria de arte BADA Madrid, en mayo. Me divertía, me interesaba, me compré el pasaje pero tuve que reorganizar todo. Además iba a visitar a mi hijo Gerónimo, que es cocinero y trabaja en Barcelona. Sex me agarró totalmente desprevenida pero, como buena acuariana que soy, dije: ¿por qué no?
Erótico, pero no porno
-Es un espectáculo provocador, ¿qué relación tenés con tu erotismo?
-Estoy en la búsqueda del punto justo. La idea es romper con los tabúes, hablar de todo porque es un show para que la gente se estimule, se divierta. Hay grupos de cumpleaños, despedidas de soltero, festejos de divorcio. Es un espectáculo interesante desde cualquier ángulo que lo quieras mirar. Es una experiencia para ver qué te pasa, para despertarte. Después de la pandemia, creo que todo lo que estamos viviendo es casi de prestado. En el mundo hay guerras, cambios climáticos, envenenamiento de la tierra, todos escenarios tremendos y creo que esta bueno pensar en las zonas de placer, en los momentos agradables y dejar de vivir el sexo como algo prohibitivo o que nos convierte en malas personas.
-¿Nos consideramos una sociedad open mind pero exageramos?
-Yo me consideraba muy open mind y sin embargo encuentro pequeñas dificultades todos los días y me pregunto hasta dónde, y qué siento y qué me permito. No solo en el terreno sexual sino en el profesional sobre el escenario, los tonos de los textos. Sex es completamente diferente a todo lo que había hecho hasta ahora, pero Muscari te va llevando y se sumerge en las profundidades de tu alma y te ayuda a encontrar tu lugar. Somos un grupo maravilloso que nos llevamos bárbaro: Christian Sancho, Celeste Muriega, Valeria Archimó, Maxi Diorio, Ana Devin, Sebastián Francini, Tito Díaz, Soledad Bayona, Mario Guerci, Nacho Sureda, Martín Lapcak. Soy un poco la tía de todos, porque soy la mayor. Pero estamos todos parejitos de energía.
-¿Siempre tuviste relación con tu cuerpo? ¿Tenés pudores?
-La belleza es una idea mucho más profunda que lo estético exterior. Tenemos que dejar de pensar en ser flacos, gordos, rubios, negros, hombres o mujeres. La vida nos está dando todas las herramientas para que empecemos a crecer. En ese sentido, creo que somos una sociedad adolescente; vale cambiar, plantearse cosas y que de eso salgan respuestas inesperadas. Me llevo bien con mi cuerpo, tuve embarazos, partos, engordé, enflaquecí, tuve momentos de estar mejor o peor. Tuve Covid, adelgacé diez kilos en diez días, perdí el pelo.
-¿Con el Covid te pasó todo eso?
-Sí, porque me pasé diez días con fiebre, sin comer, vomitando y sintiéndome pésimo. Me costó mucho reponerme. Y volví a comer carne después de ocho años de ser vegetariana.
-¿Te permitiste comer carne?
-Sí, porque cuando volví a comer tuve ganas de carne y no me lo cuestioné, al contrario, me di cuenta que con la razón muchas veces no nos permitimos cosas que tal vez son naturales. El cuerpo sabe y es inteligente y lo que quiere está bien. Hay que escucharlo. Como de todo y me encantan los sabores exóticos y las especias.
-No escondés tu edad, ¿tuviste pruritos en mostrarte a los 60?
-Mis hijos ya están grandes y tienen su libertad y para que ellos puedan vivirla ampliamente, yo también tengo que vivir la mía porque así los eduqué. Tengo 62 años y la edad tiene una connotación que a algunas mujeres les pega para atrás. Y Sex se trata justamente de eso, de tirarles una soga para que se redescubran, para que se diviertan y lo pasen bien, para que se revaloricen. En Sex encontrás una respuesta a todo eso. Yo me siento bien y no me hace ruido subirme al escenario y hacer un show sensual. Por supuesto no estoy tan desnuda como están las chicas que sí pueden exhibir su cuerpo porque la estética forma parte de la belleza. La edad te da experiencia y aprendizaje, todos tenemos cosas para contar.
-¿Qué te dijeron tus hijos, Martín, Mía y Gerónimo, cuando les contaste que ibas a ser parte del espectáculo?
-Lo esperado. Los dos varones me dijeron: ‘¡Ay mamá! pero eso es porno’. Les expliqué qué no, que es erótico, estético. Y mi hija me dijo: ‘Por supuesto’. No sé cómo van a reaccionar cuando me vean sobre el escenario.
-Hace poco Mía se separó de Luis Ortega y se mudó a tu casa con su hijo Ramsés. ¿Cómo es esa vuelta a la convivencia con tu hija y tu nieto?
-No estoy autorizada a hablar de la vida privada de mi hija. Pero está todo bien, soy feliz como abuela y es un placer poder compartir tiempo con ellos.
La importancia de la fe
En varias oportunidades Ginette Reynal contó que su lucha contra la adicciones comenzó cuando era muy joven, que pudo parar en muchos momentos, que tuvo algunas recaídas y que hace ocho años que no consume drogas ni toma alcohol.
-¿Sos una mujer creyente?
-Creo en Dios pero nunca lo vi. Sí lo vi manifestado en distintas circunstancias de mi vida; lo otro son construcciones. Siempre tuve fe y salí de mis adicciones el día que le entregué la enfermedad a Dios. Él me dio la fuerza de voluntad para decir todos los días: ‘Hoy esto no, no quiero’. En julio van a hacer ocho años que estoy limpia.
El mito de su noviazgo con David Lebón
-¿Es verdad que fuiste novia de David Lebón?
-No, eso es una confusión. David hizo una canción, “Yo quiero regalarte mi amor”, y un día me dijo que la había escrito pensando en mi y que quería grabarla cantándomela. Entonces fui al estudio y la grabó conmigo ahí. Lo adoro y me parece un baladista superior, me encanta su música y lo escucho pero no fue mi novio.
-¿Estás en pareja?
-No. Quizá si hubiera estado en pareja ser parte de Sex hubiera sido un tema no tan simple de solucionar. Ese es uno de los motivos por los que, creo, no estoy en pareja.
-No tenés ganas de ceder nada...
-Formé una familia, con dos de mis maridos tuve hijos, tuve matrimonios felicísimos, tengo una familia que me contiene, amigos con los que comparto mi vida y en este momento está bien así. Si no aparece nadie quizá es porque no es el momento.
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