"Mi vida es vertiginosa. Gozo con mi trabajo, soy inquieto, entonces acaparo mucho, pero también disfruto de mi familia. Soy un padre y un, iba a decir esposo, presente, pero no me casé. Vivimos en la ilegalidad", comienza bromeando Germán Paoloski , mientras se relaja con un café en el bar de Viacom, la compañía de medios que contiene, entre otras señales, a Telefe. Su teléfono no deja de sonar y los mensajes de WhatsApp se suceden apabullantes. Disfruta de la situación. "Pongo mi pasión, y lo mejor de mí, en todo lo que me toca hacer, desde jugar al fútbol hasta en el trabajo, aunque esto me trajo muchos problemas".
-El compromiso es una virtud, ¿por qué decís que te generó inconvenientes?
-Porque no todo el mundo es así y yo no puedo cambiar a la gente. En los equipos de trabajo que armo trato de adaptarme al ritmo de los demás y que los demás se adapten a mí.
-¿Sentís que hay un contexto social y cultural que no incentiva la responsabilidad y el esfuerzo?
-Estoy de acuerdo y a eso le sumo que hay mucha gente que no trabaja de lo que quiere sino de lo que puede. Entonces es difícil pedirle a alguien que no tiene vocación por lo que hace, que le ponga toda la garra. Soy un privilegiado porque hago lo que me apasiona y no entiendo la vida de otra manera. Elegí esto y me salió bien. Creo que, debido a cómo soy, si hiciese algo que no me gustase, también le pondría toda la garra.
Volver
El lunes 11 de marzo, el periodista debutó como conductor de El noticiero de la gente por la pantalla de Telefe. Su llegada al informativo, en reemplazo de Nicolás Repetto, lo devolvió a un género que conoce muy bien, aunque transitado en otro segmento horario.
-Tu experiencia en la conducción de Diario de Medianoche, también en Telefe, fue muy buena. Luego de un impasse en el género, ¿por qué el regreso?
-Cuando dejé Diario de Medianoche estaba convencido que jamás volvería a conducir un noticiero. Era una etapa terminada...
En 2002, el periodista realizó un casting que le permitió acceder a la columna deportiva del noticiero conducido por Cristina Pérez y Rodolfo Barili. Su participación en Telefe Noticias concluyó en 2009 cuando, por el mismo canal, se convirtió en el conductor de Diario de Medianoche, ciclo que le permitió ganar varios premios, entre ellos el Martín Fierro, e imprimirle a la información una impronta más informal con ciertos condimentos de late show. Esta experiencia tuvo su punto final en 2014. Para la pareja de la actriz Sabrina Garciarena aquella medianoche significó una bajada de telón definitiva. Sin embargo, cinco años después, un llamado de las autoridades del canal modificó su parecer. "Mi primera respuesta fue negativa".
-Pero se transformó en positiva...
-Cuando lo charlé con mi mujer, me dijo: "No le podés decir que no a Telefe". Es que cualquier persona que trabaja en el medio, no concibe rechazar una propuesta de este canal. No hubo nadie que me dijese lo contrario.
-Pero, a veces, el afuera no se corresponde con el propio deseo, con la pulsión más íntima.
-Tenía un cierto temor porque me había ido muy bien del canal. Volver con el riesgo que no me fuese bien hubiese sido confirmar aquello que segundas partes nunca fueron buenas, pero, le escapo a la comodidad y no temo en probar lo nuevo, en animarme.
Finalmente, llegó el sí a la propuesta de Darío Turovelzky, vicepresidente senior de contenidos globales de Viacom a nivel regional."Le dije que quería armar un noticiero diferente, rejuvenecerlo, trabajar con la gente que ya estaba y armar equipo. A mí siempre me gustó armar equipos. No me interesaba el formato de un conductor y columnistas. Y no quería ser el reemplazo de Nicolás Repetto".
-Una vez que tomaste tu decisión, ¿mantuviste charlas con él?
-A Nico lo quiero, lo admiro, me parece un fenómeno. Crecí viéndolo. ¿Quién puede dudar de lo que significa Nicolás Repetto en la televisión argentina? Durante el verano, en Uruguay, le comenté que me habían llamado. Me dijo que lo sabía y que incluso él había sugerido mi nombre. Luego tuvimos una conversación más en Buenos Aires.
-Al mediodía se interpela a un televidente de rango etario más grande con respecto al que mira televisión a medianoche, ¿qué pasará con esa gente que habitualmente te seguía?
-Es cierto que, al mediodía, el público es diferente, es otro mundo, pero me propuse acercar a los jóvenes al noticiero y generar un interés en los temas de actualidad y en la realidad del país.
-Esa realidad es muy cruda. Una vez finalizada cada emisión, ¿cómo hacés para desprenderte de la carga emocional que implica estar tan ligado a la noticia cruda y urgente?
-Es terrible, es imposible no empatizar cuando uno ve sufrir a la gente. De repente te toca conversar con una mujer a la que le mataron un hijo y no sabés qué preguntarle. Es muy difícil preguntar algo a alguien en medio del dolor. Yo estoy acostumbrado a notas más lúdicas y distendidas, por eso este noticiero saca otra versión mía.
Me propuse acercar a los jóvenes al noticiero y generar un interés en los temas de actualidad
-¿Cómo es esa versión?
-Más seria, más enfocada, pienso diez veces lo que voy a decir.
-Eltrece tiene un largo historial en el rubro noticiero y actualmente se encuentran Sergio Lapegüe y Silvia Martínez Cassina al frente de la conducción de Noticiero Trece, que sale al aire a la misma hora que El noticiero de la gente. ¿Te interesa la competencia? ¿Sos competitivo?
-Soy híper competitivo, no me gusta perder a nada, pero con el rating me he tranquilizado con los años. No le doy tanta importancia, hago el mejor programa posible, pensando los contenidos y tratando de llegarle al televidente. Por otra parte, no creo ciegamente en los números.
-¿Mirás a la competencia?
-No, porque estamos en el mismo horario y no soy de grabar para verlos. Sé cómo trabajan, son buenos haciendo noticias. Eltrece se ha destacado por eso y tienen un canal de noticias detrás que es TN. Ellos hacen lo suyo y nosotros lo nuestro, la gente decide. Por suerte, hay bastante paridad. Hemos ganados nosotros y han ganado ellos. Es una competencia leal. No me parece que eltrece vaya a hacer una cosa muy rara para ganarnos ni nosotros vamos a hacer algo extraño para liderar.
Trabajo en equipo
La idea de formar equipos es algo que define su modus operandi laboral. Así lo hizo en cada uno de los programas en los que le tocó trabajar y en los que tuvo voz y voto cuando su nombre cobró peso específico. Esa dinámica hace que el vínculo con sus compañeros de trabajo se extienda más allá del horario laboral. El periodista suele organizar comidas en su casa, en las que reúne a sus compañeros. De hecho, luego de la charla con LA NACION, lo esperaba una cena con el equipo de Agenda, el programa conducido por Martín Liberman por la señal de Fox Sports, que Paoloski produce. Dos semanas atrás, la rutina del asado y el vino se llevó a cabo con sus compañeros de NET, el ciclo que él mismo bastonea por Fox Sports. Y, en veinte días, será el turno de invitar a sus compañeros de El noticiero de la gente, quienes ya visitaron su casa hace algunos meses. "Me gusta que vengan a comer y agasajarlos". Por eso, el periodista le resta importancia a las versiones que trascendieron en los últimos días sobre una pelea con sus colaboradores del noticiero. "No le voy a dar entidad a un tema que no lo tiene. Me parece una pavada, no sé de dónde viene ni por qué. Siempre hay que buscar el sentido y la razón de las cosas, no creo que sea gratuito".
-¿A qué lo atribuis?
-No sé cuál es la intención, siempre hay algo detrás. No sé qué será en este caso. A cada uno de mis compañeros los elegí yo y me llevo increíble. Con algunos, tenemos una relación de amistad, más allá de lo profesional.
- Estás en un lugar privilegiado, quizás pueda molestar el espacio que ocupas en el medio, ¿cómo manejás las envidias?
-No las manejo.
-¿Las percibís?
-Sí, pero tengo claro que nunca le vas a caer bien a todo el mundo. Hay gente que te envidia y hay gente que te desea lo mejor. Yo no puedo manejar el pensamiento de otros. Hago lo mío de la mejor manera posible. No voy pensando quién me envidia, voy para adelante y no me enfoco en eso.
A puerta cerrada
-Decías que, en lo laboral, no te interesa transitar una zona de comodidad. ¿Lo mismo sucede en los aspectos más íntimos y personales?
-En el trabajo me he bajado de Diario de Medianoche y de Pura Química. Supongo que, alguna vez, me bajaré de NET. Se dice que no hay que abandonar un éxito, pero yo lo concibo de otra forma. A mí me gusta bajarme cuando estoy bien, no cuando me fui al diablo.
-¿Y en la vida?
-Es diferente, porque si uno va cambiando permanentemente no podría formar una familia. Elegí a una mujer, y ella me eligió a mí, hace diez años. Ahí no quiero cambiar, quiero disfrutar de eso. Es mi base. El vértigo es laboral. En lo personal, tengo los pies sobre la tierra y disfruto lo que tengo.
-Cuando le diste el primer beso a tu mujer, dentro de un auto, te dijo: "No da". ¿En qué otras situaciones de la vida cotidiana te lo sigue diciendo?
-Con Sabri nos conocimos y fuimos amigos antes de ser pareja. Creo que cuando uno encuentra el amor habiendo una amistad previa, es el sumun. Tenemos una relación muy linda, nos consultamos, nos acompañamos, pertenecemos al mismo medio y eso hace que entendamos nuestros trabajos.
-No me respondiste, ¿cuándo te repite aquel "no da" del primer beso?
-Ella es muy crítica cuando no le gusta algo me lo dice.
-¿Aceptás sugerencias?
-Soy de consultar bastante antes de tomar una medida. Charlo mucho con ella, con mis padres, con mis compañeros, pero, desde ya, la última decisión es mía. Pienso que es bueno tomar en cuenta lo que dice el otro, se aprende mucho. Se crece.
-Cuidás mucho tu vida personal, a pesar de pertenecer a una generación que hace un culto a las redes y a la exhibición, ¿cómo lográs preservarte siendo una figura pública?
-Busco que se hable de mí solo por mi trabajo, que se hable bien o mal, pero por lo que hago laboralmente y no por mi vida privada. A veces es difícil de conseguir. Hay gente a la que le gusta mostrar su intimidad, pero ¿cuál es el límite? Si abrís mucho la puerta, es muy difícil cerrarla.
Si abrís mucho la puerta de la intimidad, es muy difícil cerrarla
La discreción en exhibir los aspectos más íntimos de su vida se manifiesta también a la hora de reservar para sí mismo sus ideas acerca de la política. "Muchas veces me han preguntado por mi simpatía o por mi no simpatía y siempre respondo lo mismo: ´Respeto las opiniones de todos´. No me parece mal cuando un artista dice con quien simpatiza, pero haciendo un noticiero me parece que no está bueno contar. Tengo mi manera de pensar, tengo claro a quién votar, y a quién no, pero trato que la gente eso no lo sepa. Si bien no existe la objetividad plena, hago mi trabajo de la manera más objetiva posible. Todo está plagado de subjetividad, así que trato de no sumarme a eso. Por estar en un noticiero, celebro no haber dicho nunca nada al respecto de mis ideas porque la gente etiqueta y eso no me gusta para mí".
-En caso que manifestaras una simpatía política, ¿considerás que se observaría diferente tu tarea como periodista?
-Nunca dije de quién soy hincha. Cuando decís de quién sos hincha, ya la gente empieza a buscar dobles intenciones.
-En base a lo que decís, concluyo en que no sos afín al llamado periodismo militante que hoy tiene varios referentes.
-No me gusta el periodismo militante, pero soy respetuoso de quien lo quiera ejercer.
No me gusta el periodismo militante, pero soy respetuoso de quien lo quiera ejercer
-¿Por qué nunca fuiste a terapia?
-¡Porque no lo necesito! Hablando seriamente, Sabrina dice que hago terapia en la calle, cuando manejo o cuando exploto porque soy calentón. Quizás acuda cuando necesite algo más que respaldarme en mi mujer, mi familia, mis amigos.
-León y Beltrán. Menciono esos nombres, y ¿qué te sucede?
-Me emociono, sonrío. Es lo mejor que hice en la vida. No hay nada mejor que tener un hijo y, en mi caso, con el amor de mi vida. Me babeo. Ahí sí no existe la objetividad.
Sus ojos rápidamente brillan. Se llenan de lágrimas con solo mencionar a sus hijos de 5 y 2 años. Atrás quedó el buen decir y la subjetividad de la palabra. Cuando la fibra más íntima se conmueve, lo conmueve, la razón deja paso al sentimiento más profundo. Comienza la militancia del padre. "No puedo ponerles límites. Sabrina maneja mejor ese tema. Les doy todo lo que quieren y sé que eso no está bien. Pero son muy chiquitos, si no les doy los gustos ahora, ¿cuándo se los voy a dar? Los líos vendrán más adelante".
-Tu padre es judío y tu madre católica, ¿cómo vivís la situación actual en Israel?
-Más que en Israel, te diría que el mundo está patas para arriba. Los seres humanos somos una especie muy complicada, tenemos maldad y fanatismo. Somos irracionales teniendo la posibilidad de utilizar la cabeza. Lo que sucede con Israel, lo que pasa en Palestina, en los Estados Unidos o, incluso la situación en la Argentina, es durísimo. La gente está muy mal y, si bien soy optimista y tengo esperanza, hay cosas en las que no vamos a cambiar. La religión está muy bien, soy muy respetuoso de todas, pero generan fanatismo.
-El fanatismo siempre está ligado a la irracionalidad.
-Al fanatismo no lo comprendo y pienso que no puede traer otra cosa que desastres.
-Incluso en el plano político a nivel internacional.
-Es muy difícil vivir en un mundo tan partido, con tanta grieta, que en lugar de unirte, te aleja. Es valioso el disenso. Y entender que quien no piensa como yo, no es mi enemigo.
-Confiar en la cuota de verdad que cada posición tiene.
-Nadie es el dueño de la verdad. Si yo creo en un Dios y vos creés en otro, ¿nos tenemos que matar?
-A veces sucede.
-Entonces no somos muy religiosos.
-¿Creés en Dios?
-No, soy agnóstico. Puedo pensar en una energía, pero no soy una persona con fe religiosa.
-Y, ante una turbulencia en el avión, o en la vida, ¿sos de los que le imploran a Dios?
-Sí, porque es una frase hecha, pero no porque lo sienta de verdad. Ahí tengo algunas discusiones con Sabri que es católica y muy creyente. De hecho me planteó su deseo de bautizar a los chicos.
-¿Tu respuesta fue "no da"? Devolución de atenciones...
-¡No! Le dije que si ella lo deseaba, lo hacíamos. Me dijo que no quería que nuestros hijos piensen que con la muerte todo se termina. Tiene razón.
-Desde tu agnosticismo, vos estás parado en la vereda que mira la muerte como lo inexorable y definitivo.
-Exacto. Pensar en que tiene que haber algo más luego de la muerte es la base de las religiones. ¿Quién tendrá razón? Yo creo que todo se termina, pero acompaño a mi mujer en ese deseo de criar a nuestros hijos infundiéndoles que existe algo más. Para mí, lo que no me probás, no existe.
-Sos un empírico.
-Pero estoy abierto y me gustaría pensar diferente. No lo elijo, lo pienso así. Aunque me parece que la gente que piensa diferente es más feliz.
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