Gerardo Romano: “Yo no fui galán, fui un sex symbol”
El actor habló con Personajes.tv sobre su vida en Uruguay; el paso del tiempo y la política
Es abogado y actor, pasó por la televisión, el cine y el teatro y fue un ícono de su generación. Gerardo Romano se confesó con Personajes.tv y, enfático en sus afirmaciones, no se calló nada.
Llegamos al encuentro, habíamos quedado en la puerta de su edificio. Lo vimos salir y se acercó cómodo, en bermudas y con un libro bajo el brazo, a saludar. Se lo notaba distendido. Nos invitó a un bar del barrio para hacer la nota. Mientras caminábamos, Gerardo nos contó, entre otras cosas, que vive en Uruguay y que ahora está de paso en Buenos Aires por la obra: Un judío común y corriente. Sentado en un sillón, confesó que ama estar en el campo y conectar con la naturaleza y, aunque dice ser ateo, la naturaleza es como un dios laico para él. Habló de trabajo, de la edad, de la política y aseguró: "En el escenario desaparece la propia ansiedad existencial"
-Ya hiciste varios unipersonales, ¿es dónde te sentís más cómodo?
-Sí. La adrenalina es la máxima que puede ocurrirte en un escenario. La escena más temida del actor es el blanco. Si estás con otro actor siempre tenés la garantía que te van a sacar. El unipersonal es atractivo, es vértigo.
-¿Cómo te sentís con lo que le pasa a tu personaje (un judío alemán que vive en una Alemania, cuya población vive bajo el peso psicológico de las consecuencias del nazismo)?
-Me identifico como pocas veces. Siempre tuve una actitud muy justiciera, con cualquier situación cotidiana. Con ninguna situación injusta puedo permanecer impasible. Me identifico con cualquier tipo de discriminación que genere una injusticia, en cualquier sistema social, de cualquier índole, de cualquier momento de la historia.
-¿Tiene que ver también con el abogado qué fuiste/sos?
-Nooo [dice seguro, pero se pone dubitativo y aclara]... o quizá sí, porque las cosas no son azarosas, son causales, y debe haber sido una forma de acercarme a ese sentimiento de lo justo.
-¿Extrañás la tele?
-No, extraño verla. Porque ahora que hago teatro es la hora en que me copa ver y desenchufar un poquito. No hay mucho para ver, tampoco.
-¿Qué te pasa con las telenovelas extranjeras furor en el prime time como Las mil y una noches?
-[Se ríe]. Me cago de risa, no lo puedo creer. No puedo creer que estemos en un punto de involución. Esta telenovela es bien vieja, bien clásica, bien lenta. Es raro ver una telenovela doblada, yo no puedo ver nada doblado. Ahí estamos mal.
-¿Y cómo ves las ficciones nacionales?
-Me hace reír, no es que me muera por el producto, pero me divierte mucho la frecuencia en la que están los actores de Viudas e hijas del rock and roll . Verónica Llinas me parece superlativa; Luis Machín me parece su mejor trabajo; lo descubrí a este chico Juan Minujin y al que hace de peón [Juan Sorini, le recuerdo]. La hija de Mex Urt... [Se frena y se corrige pensativo], Violeta Urtizberea. Qué loco, como pasa el tiempo, y los hijos de los amigos pasan a ser ellos mismos... Qué lo parió.
"Yo me exilié a Uruguay harto de la política en 2001"
-¿Y por qué este tiempo de ausencia en la tele?
-Se produjo un fenómeno simultáneamente: por un lado, me gusta la tele, pero al lado de lo que me pasa en un escenario, nunca, ni cuando hacía tele sin parar, ni cine sin parar, se equiparó con el momento del escenario. Es un momento sanador, mágico, es casi sagrado. Tu propia ansiedad existencial se va.
-¿Tenés alguna propuesta para hacer tele?
-Acabo de grabar una miniserie que se llama El asesor, junto a Enrique Pinti y Adrián Navarro. Pinti es uno de esos asesores de imagen de políticos y yo soy un candidato que le corresponde. Todavía no sé en que canal va a salir, puede ser por Telefé o la TV Pública.
-¿Te definirías kirchnerista?
-No, soy un ciudadano independiente, que ha sido militante peronista y que hay muchas coincidencias entre las propuestas de este Gobierno y lo que pienso. Yo me exilié a Uruguay harto de la política en 2001 y de a poco empecé a registrar actos de este Gobierno que estaban en línea con lo que yo pensaba.
-¿A quién votarías como presidente?
-No sé todavía porque los candidatos no están tan claros. Pero es seguro que no votaría ni al Macrismo, ni a Massa.
-¿Y extrañás ese lugar de galán, macho (me corrige y aclara que fue sex symbol, que hasta él eran todos galanes)?
-Ya asumí que navego hace rato las tempestuosas aguas de la andropausia, lo lamento, pero hay que comprender la vida. [Risas] Es así, se vuelve difícil y la soledad hay que llevarla como se puede. Llegar a grande es sentirse sabio, me volví muy austero y muy rico de golpe, no tengo necesidades. Lo único que me importa es disfrutar de las memorias de lo que fue mi relación con mis padres y lo mismo con mis dos hijos. Y aunque soy ateo, soy muy rural y, ahí conecto mucho con la naturaleza, la jardinería y la tierra. La naturaleza es como un dios laico, aunque si la observás mucho, no es tan laico.
-¿Identificás a un "sex symbol" en esta generación de actores?
-No lo veo, no veo esta mezcla. De los jóvenes me gusta mucho Rodrigo de la Serna, de los intermedios Fernán Miras, de mi generación hay grandes actores como Miguel Ángel Solá, Jorge Marrale, Oscar Martínez, Chávez y se me escapan...
-¿Estás en pareja ahora?
-No, no estoy en pareja. Estoy medio metejoneado, medio enamorado. Fue, no fue, que sé yo.
-¿Hay algo que no hayas hecho en tu carrera que te gustaría hacer?
-Sí, clásicos, por ahí me puedo dar el gusto. Por ahora, quiero estar un gran rato con esta obra porque es apasionante y, además, porque soy del que mientras dura el amor, no lo mato antes, como con el éxito.
¿Cuándo verlo? Gerardo Romano se presenta con la obra
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