Génesis: el relato sobre el origen del mundo que puede marcar el fin de las telenovelas bíblicas brasileñas
El largo y exitoso ciclo de adaptaciones a la TV del Antiguo y del Nuevo Testamento se enfrenta a esta encrucijada sin descuidar el foco de atención a la realidad contemporánea de su país
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El propósito es siempre el mismo. No importa si se trata de los milagros de Jesús, de la larga marcha de Moisés por el desierto o de las proezas del rey David. En todos los casos, el redescubrimiento ininterrumpido que se viene haciendo en Brasil de los textos bíblicos y evangélicos en clave de telenovela desde 2010 se explica a partir de una idea que suma a sus principios religiosos objetivos políticos bien contemporáneos.
En la superficie, la llegada de Génesis este lunes a la televisión argentina forma parte de una estrategia de larga data que viene aplicando Telefe: recuperar una fórmula televisiva exitosa y tratar de imponerla de nuevo en el momento considerado como más oportuno. En el canal imaginan que Génesis podría capturar enseguida al público que se identificó desde un primer momento con otros títulos de la teledramaturgia bíblica made in Brasil (Moisés y los Diez Mandamientos, Jesús) y repetir aquellos triunfos. Pero a la vez, este relato sobre los orígenes del mundo y la obra creadora de Dios puede significar al mismo tiempo el final de un largo ciclo.
Esta larga serie de telenovelas, en su mayoría tomadas de los libros y los personajes del Antiguo Testamento fueron concebidas en la usina de Rede Record (o RecordTV), expresión televisiva de la poderosa Iglesia Universal del Reino de Dios, cuya sede central en Brasil representa la máxima expresión dentro de nuestro continente de la corriente cristiana pentecostal. La representación dramática con los elementos clásicos de la telenovela funcionó con bastante éxito como una herramienta más que propicia para que el público tome inmediata conciencia de la necesidad de una acción de arrepentimiento de sus pecados y el reconocimiento del camino que lo llevará hacia la salvación.
Las historias de la teledramaturgia bíblica parten del relato religioso expresado de la manera más sencilla posible (el Bien y el Mal puestos frente a frente) y desde allí comienzan a ponerse en juego todas las herramientas tradicionales de cualquier historia telenovelada para que cada instancia del relato adquiera, desde esa puesta en escena, efecto directo y comprensión inmediata en la audiencia sin que falte ningún elemento propio de la ficción para captar interés: intrigas, traiciones, alianzas, lealtades, rencores, romances. Una batalla constante entre ángeles y demonios que culminará de manera irreversible con el triunfo del Bien.
Esa distinción esencial es la que define desde el primer momento esta adaptación del Génesis, que viene a sumarse a la larga historia de la teledramaturgia bíblica. El primer episodio comienza con la voz en off de Dios narrando el origen del universo acompañado por una sucesión de imágenes que mezclan imágenes de la naturaleza y efectos visuales, parecidas a los de ciertas series documentales del canal History.
“Al principio yo creé los cielos y la tierra, pero mi querubín protector se corrompió en toda esa perfección, sabiduría y hermosura. Por rebelarse, Lucifer fue expulsado y todos los ángeles que estaban en él se volvieron demonios. Fue así que la Tierra se quedó desordenada y vacía. Las tinieblas reinaban. Pero mis propósitos no pueden ser obstaculizados. Entonces dije: ¡hágase la luz!”, proclama la voz del Creador. La única imagen con rostro humano que aparece en ese momento inicial es la de un hombre bien parecido, vestido con ropas brillantes y con el cabello teñido de rubio, que en un momento vocifera: “Subiré al trono de Dios, ahí me sentaré y seré como el Altísimo”. Es Lucifer, el villano del relato.
La ambiciosa trama de Génesis, según se anticipa, incluye cada uno de los momentos decisivos de ese primer tramo de la Biblia: Adán y Eva, sus hijos, Noé y el diluvio, la Torre de Babel, Abraham y el sacrificio de Isaac, hasta llegar a los primeros tiempos de la larga etapa de esclavitud del pueblo hebreo en Egipto. Pero al mismo tiempo no es difícil conectar todo ese entramado de maquinaciones, engaños, castigos eternos, culpas y sueños desafiantes del mismísimo poder de Dios con la realidad contemporánea de Brasil. Desde sus comienzos, la teledramaturgia bíblica de RecordTV y la Iglesia Universal del Reino de Dios aplica esas categorías al debate político y social de este tiempo, afirmado en la política de nuestro país vecino y proyectado desde allí al resto de las sociedades latinoamericanas.
El tiempo y el lugar del estreno de Génesis en Brasil puede ser visto como un ejemplo de esta problemática. El primero de sus 220 episodios se emitió allí el 19 de enero de 2021, en plena pandemia. Era la única producción televisiva de alto perfil que seguía grabándose mientras el Gobierno de Jair Bolsonaro minimizaba los efectos del Covid y otros influyentes protagonistas de la realidad televisiva opuestos a esa mirada (como la red Globo) decidían reducir al mínimo o directamente paralizar su funcionamiento frente a la emergencia sanitaria.
Los medios brasileños registraron otra polémica en el episodio 26, cuando a instancias de Lucifer los habitantes de la ciudad de Enoc empiezan a ser instigados a desafiar los mandatos de Dios y dejarse llevar por toda clase de tentaciones. Para convencerlos, se difunde la consigna “prohibido prohibir”, cuya connotación completamente negativa dentro de la novela bíblica contrasta con el sentido que tuvo esa misma frase para los brasileños en toda la larga etapa de resistencia a los gobiernos militares (1964-1985). El “prohibido prohibir” nació de una canción compuesta en 1968 por Caetano Veloso como himno antimilitarista y respuesta crítica a las políticas oficiales de censura y represión aplicadas durante esas dos décadas. En este nuevo contexto de novela bíblica, la expresión adopta un aspecto mucho más burlón. Desde un canal identificado con las políticas de Bolsonaro se convierte en una frase desafiante que legitima cualquier tipo de exceso, violación del orden moral y negación de las normas.
Con las promesas de un despliegue de producción y de recursos todavía mayor al de sus grandes producciones previas, Génesis aparece como momento culminante de un largo proyecto y verdadero cierre de ciclo. Tanto, que Record se vio obligado, una vez que esta novela llegó a su fin, a tomar distintos momentos de algunas de sus novelas previas y reeditarlas bajo el título genérico de La Biblia porque no parece posible imaginar después de esta experiencia una nueva historia original. Tal vez haya llegado para la cadena de TV latinoamericana más identificada con elementos religiosos el momento de pensar en nuevos escenarios para sus próximas ficciones. Paradójicamente, el relato sobre el comienzo de los tiempos funciona ahora como verdadero final de un larguísimo ciclo.
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