Gastón Cocchiarale, el autor detrás del personaje de TV
Su papel en el prime time de eltrece lo hizo conocido, pero tiene mucha trayectoria en el off y exhibe una obra escrita por él
La barba lo hace mayor. En Pol-ka le pidieron que se la dejara porque el Ruso Lowenstein tiene unos cuantos más que los 26 años de Gastón Cocchiarale, el actor que personifica, siempre de traje oscuro y sombrero, a uno de los habitantes del conventillo de Argentina, tierra de amor y venganza, la ficción prime time de eltrece. Ambientada a fines de los treinta, en la tira aparecen varios nombres del off teatral como Flor Dyszel (Sara Lowenstein), Ariel Pérez de María (el Turco Alí) o, debutante en una telenovela diaria, Cocchiarale, actor, autor y director de teatro.
"Al casting fui sin barba, porque yo no uso. Quedé, pero tenía que parecer más grande. Por eso la uso. Lowenstein no es ortodoxo, pero sí respetuoso de las costumbres. Pol-ka me pasó información sobre la comunidad judía, la inmigración, el caso de Raquel Liberman (en el que se basa la Polaca, el personaje de Eugenia Suárez) y novelas de la época. También le pregunté a algunos amigos de la colectividad sobre la forma de relacionarse hombre y mujer, el shabat, no tenía idea y me gusta mucho aprender de otra cultura", dice Cocchiarale a quien no es la primera vez que la actuación lo acerca a personajes de décadas pasadas: fue uno de Los de Fuego, en la serie Sandro de América, y se aclaró y alisó el pelo para Maguila Puccio en la película El clan, de Pablo Trapero. También trabajó en Edha, la serie de Daniel Burman para Netflix, junto a Osmar Nuñez.
"Al principio me costó el vértigo. Traté de entender ese mundo que te obliga a resolver, se aprende mucho, hay mucha frescura. En una toma o dos como mucho se resuelve cada escena. Son doce horas diarias en las que, menos mal, nos llevamos muy bien. A algunos los conocía, a otros no", dice y cuenta sus impresiones sobre los protagonistas: Gonzalo Heredia y Benjamín Vicuña.
A los cuatro años respondía que quería ser actor y nadie sabía de dónde lo sacaba. De Ramos Mejía -en el conurbano oeste- y sin familiares artistas -lo más cercano es su tío, el mago Boridi-, a Cocchiarale no le faltó decisión para pedirle a Lito Cruz que no quería estudiar en el grupo de adolescentes. A los 16 o 17 años, quería entrenar con adultos, "gente que me nutriera, que de verdad buscaran la actuación, no por hobby". A Lito siguieron Agustín Alezzo y Lizardo Laphitz, y toda oportunidad que permita ser aprovechada como aprendizaje.
El año pasado, por ejemplo, las actrices Tamara Liberati -que además es su novia- y Martina Navarro le pidieron si escribía algo sobre vínculos entre hermanas, en una comunidad pequeña y que tuviera en el centro a la violencia de género. "Me basé en el caso de Nahir Galarza, en Gualeguaychú, no al pie de la letra, sino algunas cosas, y me asesoré con una abogada especialista como para no meter la pata. Imaginé otras cosas también y probamos con los ensayos. Estamos muy contentos con el resultado", dice acerca de Un rincón en el mundo, que continúa en cartel, su segunda obra escrita y dirigida después de Digan whisky (2016). La obra está en cartel en Espacio Polonia (Fitz Roy 1477), los viernes, a las 20.30. Desde $200.
Más leídas de Espectáculos
“Me dejó rota”. Eugenia Quibel, la última pareja de Rozín entre el legado profesional, el deseo final y los recuerdos
"El tiempo dirá”. Francella habló por primera vez acerca de su crisis matrimonial con Marynés Breña
Amores de selección. Los que dieron el sí, los que se separaron en medio de un escándalo y los enamorados de siempre