Ganó Gran Hermano en Argentina pero se alejó de la fama y hoy brilla en Italia: “Acá con la mínima sos feliz”
Conocido como el Luifa, se coronó vencedor en la edición 2016 del reality; en diálogo con LA NACION, recordó sus días en la “casa más famosa del país” y explicó por qué decidió alejarse de la fama
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Un video de un minuto cambió el destino de Luis Galesio. Acostado en su cama, con su hija Lola al lado, observó una publicidad en la televisión que anunciaba una nueva edición de Gran Hermano. Por ese entonces, en 2016, su carrera futbolística se estancó. La promesa de participar con la camiseta del equipo 9 de Julio de Mortero (Córdoba), en el torneo Argentino “B” quedó trunca por una decisión institucional y solamente se limitaría a jugar una competencia local en San Francisco.
La cámara de su celular se encendió. Galesio, a modo de presentación, eligió las palabras adecuadas que en un minuto pudieran cautivar a la producción del reality más conocido del mundo. Al tiempo llegó una respuesta que lo sorprendió: su perfil les había gustado. Con ello comenzó una travesía que incluyó ocho castings, eternos viajes desde Córdoba a Buenos Aires y cuatro meses de espera para la decisión final.
“Tenía que hacer el casting a la vez que jugaba en 9 de Julio. Entonces como los entrenamientos eran nocturnos, los terminaba, agarraba el auto y sin decir nada me iba para Buenos Aires a hacer las pruebas. Una vez que terminaban, volvía para Córdoba. ¡Me hacía 1400 kilómetros de nuevo!”, contó Luifa en diálogo con LA NACION.
Ahora, con la nueva edición de Gran Hermano 2022 en la misma pantalla, pero con diferente conductor -Santiago del Moro está a cargo de cada transmisión- la historia de Luifa vuelve a tener notoriedad.
Premio al esfuerzo, recibió la grata noticia de que iba a formar parte de la casa “más famosa del país”. Su objetivo, además de coronarse ganador, era no pasar desapercibido. Con una chispa especial, que llegó a cautivar a un segmento del público, perteneció a una camada de soñadores que expusieron su intimidad durante las 24 horas en la pantalla de Telefe.
“A mí no me regalaron nada. Yo tomé Gran Hermano como un partido de fútbol. En la vida tengo hambre, ganas de progresar siempre. Me reinvento siempre cuando algo no va. La oportunidad de entrar lo tomé como una final del mundo, no quería reprocharme nada si no salía esta chance”, remarcó el delantero, quien hoy recorre las canchas del ascenso italiano con la camiseta número 9 del FC Pompei de la Quinta División.
Su eliminación, la vuelta a la casa y la táctica de su papá para ganar el reality
Luifa Galesio fue el primer integrante en ingresar a la casa y el último en salir. En el medio de su estadía estuvieron los romances con Yasmila Mendeguía e Ivana Icardi, con quien mantuvo una relación después de su salida, las amistades, las estrategias y su eliminación, que marcó un camino que duró 92 días.
Con Jorge Rial como conductor del ciclo y mediador con los integrantes dentro de la casa, el cordobés y Yasmila se batieron a duelo para ver quién abandonaba su lugar. Finalmente, el público condenó a Luifa. La frustración se apoderó de su rostro y los sueños de trascender quedaron opacados.
“No me esperaba ser eliminado. Me sentía importante dentro de la casa y me jugaba la vida por querer ganarlo. Al mirar para atrás y ver el riesgo que había tomado, sentía que era todo un fracaso”, comentó y mostró así el espíritu competitivo que lo guiaba.
Sin embargo, dentro de él, el fuego seguía encendido. “A la semana siguiente la gente dejó de ver Gran Hermano. Bajó el rating. Dentro de la casa solo se hablaba de mí y me hicieron entrar gracias al voto de la gente. Después estuvo en mí mover las fichas justas para poder ganar”, rememoró.
A partir de ese momento, Luifa se sintió ganador. El ingreso de su hija Lola, como una de las sorpresas del programa, le sirvió de combustible espiritual para llegar a la gran final junto a Ivana, a quien superó con el 61% de los votos. Como sucede en los partidos de fútbol, la planificación fue un baluarte y su papá Carlos, con una táctica basada en señas, contribuyó para atraer votos.
“Cuando en la final le muestran el porcentaje de votos a los representantes de los finalistas, mi papá ideó una estrategia para que mis seguidores, al tocarse él la nariz, supieran que tenían que seguir votando porque estaba perdiendo”, aseguró.
Una vez que la luz se apagó en Gran Hermano, Luifa admitió que sintió el peso de la fama y prefirió dar un paso al costado en su exposición mediática. “No es fácil ganarlo. Lo quieren hacer todos, entran muchos, hacen castings, pero ganar, lo ganan pocos. Soy un afortunado en ese sentido. Lo que sí el post no fue fácil, todo el tiempo te piden fotos, la gente te reconoce en todos lados, tenés que ir a hacer presencias. Sentí que ya había dado todo de mí y decidí alejarme, hacer una vida normal”, subrayó.
En vísperas de una nueva edición, que comenzará en la segunda semana de septiembre, el ganador dio algunos tips para quien ingrese a la casa, aunque el éxito no esté garantizado: “Lo primero es no pasar por desapercibido, después no ser segundo de nadie, cuando las cosas no te gustan tenés que jugártela vos. Y principalmente demostrar cómo uno es, no inventar personajes, ni ser un perrito faldero de nadie, porque por ahí llegás a una final y no la terminás ganando, entonces no tiene sentido. Que se la jueguen a todo o nada”.
Un cordobés suelto en Italia
Una puerta se cerró y otra se abrió inmediatamente con la pelota bajo sus pies. Declinó ofertas para ser parte del Gran Hermano en Italia y El Hotel de Los Famosos. Una práctica en Arsenal de Sarandí, donde hizo tres goles, le reconvirtió su perspectiva a tal punto de soñar con jugar en Primera División.
Humberto Grondona, por ese entonces técnico del equipo de Sarandí, finalmente le bajó el pulgar por su larga inactividad y fue el primer revés que recibió al salir del reality. Con los pies sobre la tierra, Luifa entendió que debía utilizar esa palabra valiosa que le permitía dar vuelta la página: reinventarse.
Tras pasar por cinco equipos del ascenso italiano y convertir, en 2021, una cifra de 40 goles en un año, su nombre debió pasar por el filtro de la sociedad italiana que lo veía más como un concursante de un reality más que como un jugador de fútbol.
“Al principio solo se hablaba de ‘viene el ganador de Gran Hermano’. Yo lo sabía y tenía que demostrar en el campo de juego que soy un futbolista. El hambre y el sacrificio lo llevo a todos lados y ahora es una satisfacción que hablen de mí, me tengan de ejemplo para los más chicos a mis 29 años”, manifestó, con un registro de voz que se entremezcla y deja al pasar algunas frases en italiano.
Actualmente en pareja con Marta, una joven italiana que conoció en un bar en las afueras del país, entiende que su vida seguirá en el Viejo Continente. Al dialogar con su familia, a la lejanía, no vislumbra un panorama positivo para volver a asentarse en la Argentina: “Uno ya piensa lo que viene acá en Italia. La realidad es que hablando con mi familia ya no se puede progresar en el país, si la realidad fuera otra estaría encantado de volver. Pero, económicamente, no está bien y si querés progresar, todo cuesta el doble o el triple; acá (por Italia) cobrando el mínimo, sos feliz y tenés un futuro”.
Asentado en la localidad de Formia, en la región de Lazio, Luifa armó una nueva familia. Desechó oportunidades de volver a un lugar que lo catapultó a una fama, que hoy prefiere dejarla de lado. En el sillón de su casa sigue de cerca la campaña de su Belgrano querido, actualmente puntero en la segunda división del fútbol argentino. En retrospectiva recuerda, con orgullo, cada paso que dio para reconvertirse hoy en un Capocannoniere del fútbol italiano.
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