Fue una de las modelos más buscadas, pero se replanteó todo y se quitó los implantes mamarios: la nueva vida zen de Carolina Oltra
A punto de cumplir 12 años en pareja con el piloto de automovilismo Emanuel Moriatis, habla de su carrera como coach ontológica, que la ayudó a reflexionar acerca de la trágica muerte de su padre
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“No quiero que estés en casa mirando el techo, buscá laburo”. Carolina Oltra (37) recuerda entre sonrisas una de las frases que repetía su madre, la exmodelo y hoy conductora Elena Fortabat, cuando terminó el secundario, y que quizá terminó disparando su exitosa carrera como colega de su progenitora.
“Desde chica siempre quise estudiar algo. Primero hice Comunicación Social en la Universidad Austral, pero no me enganché. Mientras buscaba orientación vocacional, mi mamá quería sí o sí que trabajara. Y en la búsqueda surgió la chance de hacer una nota después de muchos años de la muerte de mi padre (Silvio Oltra). Me daba vergüenza, la terminé haciendo, tuvo repercusión, la vio gente de agencias de modelos y me empezaron a llamar. Como estaba sin hacer nada y mientras me decidía comencé a modelar. Un trabajo trajo otro y me enganché. El tema es que se convirtió en una tarea full time. Y en el medio me quedó la asignatura pendiente del estudio”, describe Carolina en diálogo con LA NACION.
Con el correr del tiempo se convirtió en una de las stars del staff de Leandro Rud. “Muchos hablaban mal de su agencia, le adjudicaban famas de todo tipo. Pero te puedo asegurar que con nadie se trabajaba más que con él. Las chicas querían pasarse de otras agencias porque es un gran generador de trabajo. En otros lados hacían mucho canje, acá cobrabas y nunca había problemas de pago. Mirá cómo sería que a los 21 años me compré mi propio departamento con mi esfuerzo. Pero como te dije, siempre pensaba en capacitarme, en seguir otra carrera”, continúa.
El momento llegó cuando su recorrido como mannequin estaba en el mejor momento: “Recuerdo que me anoté en Holos, escuela humanística de San Isidro para estudiar counseling. Siempre me gustó la Psicología, pero no podía hacer una carrera tiempo completo. Me recibo en 2009 cuando tengo a Jazmín. Rendí mis últimos finales estando embarazada. Seguía trabajando en lo mío, me pasaba que no sabía cómo aplicar lo que había estudiado”.
Luego llegó su separación del humorista Freddy Villarreal cuando Jazmín, la hija de ambos, tenía un año y medio. “Pasó el tiempo y en 2010 conocí a Ema (el corredor de automovilismo Emanuel Moriatis, papá de Constantino, su segundo hijo, a quien cariñosamente llaman Toto). Van a hacer doce años que estoy con él, en 2015 nació el nene. Nunca me olvidé de que me debía algo a mí misma y entonces el año pasado me puse a estudiar coaching ontológico porque yo misma me trataba con una coach y le dije: ‘Quiero hacer lo que hacés vos, me encanta’. Así, me anoté en Axon Training y me recibí”.
-Contanos para qué es útil.
-Es un proceso corto en el cual dos personas interactúan por medio de una conversación y a través de diferentes preguntas específicas, una lleva a la otra a concretar lo que desea. Básicamente es eso, para que logre pasar del estado actual al ideal. Es más breve que las terapias convencionales, se utiliza mucho en las empresas, es bárbaro porque se puede aplicar a todo. Lo previo que había estudiado de counseling también me sirvió. Ayuda a hacer mucha introspección, te empezás a ver a vos misma, a analizarte. Todo esto fue lo que hizo que me replanteara por ejemplo por qué tenía plástico dentro de mí. Empecé a cuestionar mi vida en general, a revisar todo y empezar a mejorar. También me ayudó a dejar de fumar.
-Entonces fue clave para impulsarte a tomar la decisión de operarte y quitarte las prótesis mamarias.
-Seguro, hizo que decidiera operarme. Y desde que me quité las siliconas estoy súper. Me produjo varios cambios, además de liviandad, me sorprendió porque antes no sentía bien dos dedos de la mano izquierda, y el día después de la operación fue automático, volví a tener la sensibilidad de nuevo. Les pasó a varias mujeres algo similar en distintas partes del organismo. Después de colocarme las mamas, al año empecé a padecer Hipotiroidismo Hashimoto, que es una enfermedad crónica que afecta a la glándula tiroidea. Es muy común que los implantes mamarios puedan causarlo. El cuerpo trata de defenderse de alguna manera. Hay muchísimos síntomas que se ven reflejados en la enfermedad de Asia (síndrome autoinmune/inflamatorio inducido por adyuvante: puede manifestarse como lupus, artritis reumatoidea).
-¿Además notaste otros cambios en tu organismo?
-También tenía insomnio y lo superé de forma impresionante. Para mí eran cosas aisladas e inconexas, pero que al final tenían que ver con las siliconas, que es un cuerpo extraño que migra por el cuerpo. Encima los médicos que hacen estas intervenciones te dicen que no pasa nada. Yo lo comparo con la venta de cigarrillos, alcohol y alimentos nocivos para la salud, que no están prohibidos, pero por lo menos la gente tiene la información de que hacen mal, cosa que con los implantes mamarios no pasa. El tema es saber qué nos puede hacer daño, crear conciencia.
-¿Creés que falta información al respecto?
-Hay un montón de mujeres sufriendo y no saben por qué. Ni la ciencia lo supo hasta que hace un tiempo se empezaron a ver las consecuencias de muchos casos. Las siliconas están compuestas por muchos metales pesados que cuando se rompen recorren nuestro cuerpo. Nos operamos porque queremos vernos mejor, pero nada debe costar la salud. Así lo vivo yo y trato de transmitirlo. La mujer argentina tiene mucha presión por la estética. Pero debemos aceptar que somos como somos. El cuerpo es lo único que tenemos y debemos cuidarlo.
-¿A nivel pareja tu nueva profesión de coach ontológico te sirvió o te complicó llevándote a analizar demasiado las cosas?
-(Sonríe). Un poco lo que pasa es que cuando uno comienza a crecer, el otro se empieza a cuestionar. Pero como lo hice para sumar, para bien, y Emanuel es una persona que jamás se interpondría en mis necesidades y objetivos personales, es muy generoso, nada egoísta. Siento libertad total con él dentro del amor y el respeto. Sobre todo con mi decisión de quitarme las prótesis. Él fue quien más me apoyó y me dijo: “Hacelo, ni vos necesitás eso ni yo tampoco”. Fue muy aliviador que me acompañara en la decisión, me lo hizo muy fácil.
-¿También te preocupaba el mensaje que le dejabas a tu hija?
-Exacto. Tengo una hija que está entrando a la adolescencia, tiene trece años, la veo que está con TikTok y tantas cosas, con los filtros y qué se yo qué más, y no quiero mostrarle que su mamá tiene unos plásticos dentro del cuerpo porque los necesita para estar mejor, para agradar o para que la quieran. Me pareció que era un buen mensaje para ella. Lo que nosotros los padres hacemos es lo que ellos reciben.
-¿Tu capacitación te sirvió también para reflexionar de otra manera acerca de lo que sucedió con la muerte de tu padre, Silvio Oltra, cuando viajaba en el helicóptero junto a Carlos Menem Junior?
-Me sirvió para comprender todos estos juegos de la mente, cómo una se protege, por qué actuamos como actuamos, empecé a entenderme. Nunca sentí odio ni rencor por lo que pasó con mi papá. Sí desde el primer día sentí, siento y sentiré mucho dolor y tristeza por su ausencia, eso me pesó, tenía tan solo nueve años. Pero a mí nunca me importó si fue un atentado o un accidente, porque nadie me iba a devolver a mi padre. Además, si fue un atentado, tampoco fue hacia mi papá, así que menos me importa. Aprendí a vivir con el dolor y eso no significa que lo haya superado. Mi sufrimiento va a estar siempre. Mis estudios me fueron dando muchas herramientas, me fueron haciendo más fuerte. Cuando era niña me afectaba lo que se publicaba o se decía, ya no. También sumé otra herramienta extra y clave que me la dio la gente y mis seres queridos.
-¿Cuál?
-Todos sin diferencias siempre me hablaron bien de mi padre y eso no se compra con nada. Él y mi madre me dejaron los mejores ejemplos. Con mis hijos todo el tiempo hablamos del abuelo Silvio.
¿La modelo ya quedó atrás o puede volver a salir a la pasarela?
-Lo de modelo ya pasó, dejé al ratito de empezar a salir con Ema. No lo disfrutaba más, por eso abandoné y en su momento hice teatro, me ofrecieron hacer TV. Si me llaman para una campaña puntual o comercial la hago, pero pasarela no. Hace diez años tengo un programa en Somos Zona Norte que se llama San isidro hoy; hago lo que me gusta, sobre todo entrevistas. Hoy me siento más real, más humana, la exposición no me gusta, tampoco los escándalos y el conventillo, siento que no estoy haciendo lo correcto.
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