Fue Miss Argentina en 1973, deslumbró en la tapa de PlayBoy y el país la conoció como “la morocha más sexy”
“La Negra”, como se la conocería desde su coronación, se alzó con el título y nunca más dejó los escenarios; compitió para Miss Universo y luego desembarcó en el humor gracias a Olmedo, Porcel y Portales; conocé el largo camino de Susana Romero
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Por aquellos entrañables años 70, Susana Romero ya era “La Negra”, la morocha preferida por los diseñadores de la época que brillaba en las pasarelas. Y más aún luego de consagrarse como Miss Argentina 1973.
La gran convocatoria de esa elección -para luego participar nada menos que en el concurso que coronaría a Miss Universo en Grecia- se realizó el domingo 17 de junio en el Sheraton Hotel de Buenos Aires. Participaron 16 jóvenes de casi todo el país con la conducción del recordado Nicolás “Pipo” Mancera y un jurado integrado entre otros por Emilio Ariño y Mónica Mihanovich. Allí “La Negra” se impuso como Miss Gran Buenos Aires al representar a la provincia. Hasta ahí su madre le hacía su ropa, era su acto de amor, porque según contó la propia Susana no era afectuosa con ella... y esa noche fue la primera vez que la abrazó.
Las revistas de la época contaban acerca de su reinado: “Nacida en el barrio de San Isidro, ya tiene su título de bachiller. De cabellos negros, ojos oscuros y rasgados y 1.70 metros de estatura, Susana dejó escapar una lágrima en el momento de su consagración. El segundo lugar fue para Miss Buenos Aires, María Cristina Hernández, y tercera salió Miss Capital Federal; Mónica Elena Neu, Miss Tucumán; Rosa del Valle Santillán resultó cuarta y, quinta, Miss Jujuy, Susana García Rubio. Por su parte, Miss Santa Fe, Edy Clelia Bussetti, se llevó el título de Mis Simpatía y, Miss Neuquén, Nora Alicia Neumann, el de Miss Compañerismo. La nueva soberana fue coronada por su antecesora, Norma Dudik, y por Miss Universo 1962, la destacada argentina Norma Nolan”.
Ya en Atenas para el certamen de Miss Universo, Susana deslumbró al público y alcanzó un muy valorado sexto lugar en la elección. Eso le valió ser convocada para campañas comerciales en Europa, en especial en Francia, donde permaneció durante un año como modelo de alta costura de los diseñadores más exclusivos de París.
Apenas regresó, su carrera se multiplicó en la Argentina, no solo en publicidad gráfica sino también en gran cantidad de comerciales, convirtiéndose en una referente más que requerida del mundo de la moda, siempre convocada para ser tapa de revista, entre ellas Playboy. Tenía tanto carisma y llegada al público que después de participar en el ciclo Alta Tensión de Canal 13, ya en los 80 se transformó en actriz de comedia de la mano de Alberto Olmedo, Jorge Porcel y Javier Portales, junto a quienes serían sus grandes amigas de elenco y de la vida: Beatriz Salomón –que supo ser Miss San Juan-, y la “Bebota”, Adriana Brodsky -princesa Siete Días en 1983-.
A mediados de los inolvidables años 80 vivió un romance con otro referente de la época, el tenista Guillermo Vilas, hasta que a fines de los 80 se enamoró y se casó con el escribano Abel Jacubovich –fallecido-. Juntos fueron padres de mellizas: Nicole Sofía y Calanit Diva. En televisión continuó en el exitoso No toca botón y también participó en novelas como Amándote II -con Arnaldo André y Lupita Ferrer-, Sos mi Vida -junto a Natalia Oreiro y Facundo Arana-. Mi problema con las mujeres -con Mariano Martínez y Ana María Orozco- y Mitos, crónicas del amor descartable, acompañando a Germán Palacios y Florencia Raggi, entre otros ciclos.
En cine debutó con dos películas que se estrenaron en 1985: El rigor del destino y El cazador de la muerte. Y luego siguió con Las esclavas y El manosanta está cargado, filme basado en aquel sketch memorable que hacían Alberto Olmedo, Adriana Brodsky y Javier Portales. También hizo mucho teatro, pero la obra que marcó su vida como la de muchos de sus colegas fue Éramos tan pobres, en la temporada de verano de 1988 en Mar del Plata cuando ocurrió la trágica muerte de El Negro.
Susana también incursionó en la pintura y además escribió el libro El amor después de la pena, donde además de describir su acercamiento a lo religioso, narra el sufrimiento que debió enfrentar desde niña por los abusos a los que la sometía su tío cuando tenía apenas seis años. “Siempre sufrí la carencia de amor”, se sinceró valiente en cada oportunidad que la consultaron por aquel doloroso pasado.
“La Negra” Romero, en fotos
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