Fue furor en la TV, se cambió de nombre y hoy habla en los templos sobre su polémico pasado: “Ya no soy ese Nino Dolce sacado”
Se rebautizó como Noah Ben Sarah y dejó atrás su camino por Playboy y Gran Hermano; al frente de su programa de radio, donde habla de la Cábala, recuerda cómo fue su reconversión tras un viaje al Amazonas
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Todo el mundo lo conoce como Nino Dolce, sin embargo hoy se hace llamar Noah Ben Sarah. La gran mayoría lo recuerda por su particular paso por Gran Hermano o por ser el chef de Playboy, pero hoy él se encarga de hablar sobre el judaísmo en la radio. “Pasó mucha agua bajo del puente”, asegura en diálogo con LA NACIÓN, mientras cuenta de sus estudios en Israel, su experiencia con la ayahuasca y cómo los productores que antes lo llamaban todo el tiempo ahora le dan vuelta la cara.
-Volviste a los medios con un programa de radio, ¿cómo te está yendo?
Es un programa que se llama Teshuveros. Teshuvá en hebreo significa “el que vuelve a Dios”, es decir el que estuvo alejado y vuelve. Y este es un programa de historias de gente que viene de lugares poco kosher, que han regresado al camino religioso, por decirlo de alguna manera. Tengo varias secciones, un segmento de Cábala con mi maestro, después tengo notas desde Israel con gente que está allá viviendo y tengo la sección de cuentos jasídicos; yo le pongo mi cuota de humor, o sea no es un programa embole. Pero aunque sea un programa orientado al judaísmo, algo muy loco es que el 50% de nuestros oyentes no son de la colectividad, les gusta escuchar y entender un poquito nuestra filosofía y nuestro modo de pensar la vida y las cosas.
-¿Te sentís reflejado en esa gente por tu historia personal?
Yo siempre fui de la colectividad, que me convertí es algo que siempre se dijo, pero está mal. Yo siempre fui judío, no sé a qué boludo se le escapó y se ramificó por todos lados. Lo que sí nunca fui practicante. En el 2015 me metí en la práctica espiritual, empecé ir a templo, en 2016 me hice la circuncisión, hice cosas que no había hecho de chico, pero fui judío de toda la vida. Es como que hay un malentendido, fui siempre judío, trato de aclararlo en todas las notas que me hacen.
-¿Cómo te sentís yendo al templo?
Al templo voy con pibitos que van desde los dos o tres años y al principio me miraban raro, por tener pelo teñido o estar todo tatuado. Obviamente se enteran después de mis antecedentes, algunos me han preguntado “¿Qué se siente haber estado con tantas mujeres?”. O me dicen: “Yo no estuve con ninguna mujer”. Pibes de 20 y pico… tenemos como ese feedback súper interesante de haber vivido historias de vida diferentes.
-Se da un ida y vuelta...
Sí, de hecho voy mucho a templos a dar charlas sobre esta experiencia de cómo arranqué, de mi paso por Playboy, de que estuve súper expuesto en los medios, de que fui al Amazonas y estuve casi un año con los chamanes, de la ayahuasca. Eso me abrió la puerta a la espiritualidad, y les explico que a partir de eso la encaminé a la religión, que es como que te ordena un poquito las cosas. No es lo mismo espiritualidad que la religión.
-¿Te aceptaron desde el primer minuto o tardaron en confiar en vos?
Fue increíble cómo todo el mundo me abrió los brazos y día a día como que se ponen contentos y me preguntan cómo es mi proceso. Lo mío fue como de a poquito también, no me pasé de cocción. Yo entré al Shabat y se me voló la peluca y me dijeron: “Bueno, andá despacio porque es mucha información, mucha data”. Entonces fui como despacito, primero leyendo nada más que a la mañana, antes no comía kosher, ahora sí. Son procesos que se van dando de a poco y en los cuales nadie te obliga, nadie me dijo circuncidara. Son cuestiones, como mensajes de arriba... subí un escaloncito más, subí otro... la idea es no quedarte estancado, pero bueno dar pasos cortitos pero seguros.
¿Y ahora en qué escalón estás? ¿te falta seguir subiendo?
Me falta muchísimo, esto recién arranca. Hace siete años empecé, estuve en Israel hace poquito estudiando y vi a mi familia de allá, conocí toda una parte que no conocía de la gente que vive en Jerusalén, conocer el Muro… fue muy emocionante saber que tengo familia en Israel, que tengo una parte mía ahí. A mí siempre me reconocen por la parte italiana: “¡Nino Dolce!, ¡Cucinero!”. Pero la verdad es que soy muy judío.
El sueño de la vuelta a la televisión y el prejuicio de su pasado mediático
Playboy, Gran Hermano, los escándalos y los chimentos. La trayectoria de Nino Dolce en la televisión argentina no estuvo exenta de puntos calientes y su postura, por ese entonces, parecía ser: entre más mediático mejor. Hoy, con una mentalidad diferente, quiere volver a la televisión, pero con otra imagen, sin embargo, según asegura nadie le dio una chance.
-Volviendo al programa de radio: ¿cómo surgió la idea?
Yo laburé en radio muchísimos años, desde el año 90 y pico. Armaba programas, escribía los separadores y hacía la parte creativa. Después empecé a tener un programa que era con DJ Tony Montecarlo, un DJ italiano que ponía música de los 70. De ahí me pasé a la Energy, era punchi punchi. Estaba DJ Dero, se hacían las raves. En ‘la época de Nino Dolce’ fui a la Rock & Pop y hacía un programa que se llamaba Sex on the Beach en Mar del Plata. Después tuve uno llamado Flor de Pertusa, que era un programa que era un descontrol, era de 12 de la noche a 2 de la mañana y ya hacíamos de streaming, venían DJs, había baile y show adentro del estudio, era como una sucursal de Playboy pero por radio. Fui el primero en hacer streaming, hablamos del año 2005 (o 2006). Lo hicimos con una camarita digital tenía como una plataforma que podían entrar 5 mil personas nada más.
-O sea extrañás el mundo de los medios…
La verdad es que a mí, si me preguntás si me interesaría volver a los medios, pero no desde un reality, ni como invitado en los programa de la tarde, me gustaría pero como estoy ahora con el programa de radio, siendo yo el protagonista. Estuve muchos años como invitado de “este”, como invitado del “otro”, en un momento me hinché de hacerle el show a los demás y empecé a pedir un espacio propio y la verdad que no se me abrieron las puertas. La televisión cambió mucho su modelo de negocio, ahora son los instagramers, los streamers, los youtubers a los que ponen adelante en la TV, yo quedé tipo Kent Brockman (personaje de Los Simpson), Krusty, de otra época. Así que la radio Jad me pareció un buen canalizador del momento que estoy viviendo. Y aunque muchas malas palabras no puedo decir, le meto un poquito de pimienta, pero con moderación, nunca demasiado picante.
-¿Sentiste que la televisión te rechazó?
Hablé con todos esos productores que me llamaban 14 veces por día para que les vaya a hacer notita de no sé qué cosa o que me pedían si iba a tal lugar o que no sé a qué huevada que inventaban. Me llamaban y me decían: “¡Por favor Nino, cubrime que se me cayó el invitado!”. Y yo la verdad que era re idóneo y siempre iba cuando necesitaban. Cuando volví del Amazonas dije: ‘Bueno, vamos a hacer las cosas mejor’. Y empecé a llamar a todos y a todas, pero nadie me dio la chance. Les decía: ‘Dame un micrófono. Voy de notero acá, allá, en programas informativos o de fútbol y la verdad que no se dio’. Me gustaría algo más tranquilo, tampoco me gustaría ir un programa de chimentos.
-¿Creés que quedó la imagen tuya de mediático?
Después de tanta agua que pasó debajo del puente... creo que todos merecemos una segunda oportunidad, ya no soy ese Nino sacado que salía, que estaba con la vedetonga. Estamos hablando de más de siete años. Igual si no sale no sale. Dios sabrá por qué, tampoco es que me corto la venas, solo digo: “Lástima que no, no me han dado la chance de mostrarme otro lugar”.
Un viaje al Amazonas, la ayahuasca, Animales Sueltos y un templo
El camino de Nino Dolce -hoy Noah Ben Sarah- hacia la religión es lejos de ser el tradicional en la comunidad judía, y no específicamente por su pasado como el Hugh Hefner argentino. Un viaje al Amazonas, consumir ayahuasca, días de ayuno en un monte y una revelación con Alejandro Fantino terminaron haciendo que el exmediático decidiera entrar a un templo.
-Volvamos a tu cambio. Dijiste que todo empezó con tu viaje al Amazonas, donde abrazaste la espiritualidad, pero las religiones más ortodoxas como el judaísmo no son muy adeptas a ese tipo de prácticas, ¿cómo se dio entonces?
Está bueno eso, porque justamente ese viaje al Amazonas, haber estado prácticamente un año sin celular, conectado conmigo, reencontrarme, me sirvió para sacarme ese personaje tan enajenado que tenía de Nino y tener una conexión con Dios. Cada dos meses me mandaban al medio del monte, a estar solo en ayuno por varios días. Y esa falta de alimentos y esa soledad te conectan muchísimo con lo más elevado. Entonces cuando volví de ese viaje sentí adentro mío que lo tenía que catalizar porque algún lado. Y me cayó la ficha por ahí.
-Y ahí decidiste ir a un templo…
En realidad estaba en el programa de Fantino. Había ido a Animales Sueltos a contar la experiencia con la ayahuasca y todo eso. Expliqué la experiencia espiritual tan fuerte que había tenido y me preguntó Alejandro por qué no iba a la iglesia y ahí conté por primera vez que era de la cole. Llegué a mi casa y tenía mensaje de 50 rabinos para decirme que vaya a su templo, que sabían dónde vivía. Para ellos es importante tener gente que es mediática para acercar a gente que está alejada. Para ellos lo más importante es traer de nuevo a un judío, creo que para un cura también es algo importante eso que le dicen de “buscar al cordero perdido”. Entonces me parece súper importante esto que hago yo, por ejemplo hablar con los medios y contarle que la experiencia es alucinantes. Pero si a mí me hubiesen llevado a un templo antes del Amazonas, hubiera salido corriendo. Es mi camino personal, a mí me sirvió. Hay gente que tal vez no, que se quemaba la cabeza en el Amazonas. Son procesos muy personales y en cada caso funcionan de una manera muy diferente. Cada uno tiene una experiencia y una llegada a Dios de maneras muy diferente. Cuando voy a dar las charlas cuento mi experiencia, subo fotos de los rituales que hacía ahí en el Amazonas, de mis etapas de locura de Playboy y la etapa actual, pero como decís vos si no hubiese estado... no sé si yo voy hubiese entrado tan de lleno al mundo más religioso. Si hubiese llegado un templo en 2010, hubiese dicho que era demasiado.
-¿Cuáles son tus planes para 2023?
Obviamente seguir con la radio, pero yo laburo en el Ministerio de Cultura en la Dirección General de Música en un programa que se llama Estudio Urbano, que es donde trabajamos con chicos que tienen bandas y viven en barrios carenciados, barrios vulnerables, que no tienen oportunidad de difundir su música y nosotros los llevamos a estudios de grabación. Pero no es solamente eso, también hacemos curso de todo; periodismo musical, cursos de artes visuales y manejos de programas. Yo estoy en la parte de producción audiovisual, hice un par de videítos hace pocos días en a la 11-14, la 21-24, en Lugano y Soldati. Ahí estuve con artistas para que cuenten sus historias.
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