Fran Mariano contó el calvario que vivió con Aníbal Lotocki: “Es como Yiya Murano”
A sus 33 años, atraviesa diversos problemas de salud tras las cirugías que le hizo el médico denunciado; en diálogo con LA NACION, detalló cómo es la intimidad en el consultorio
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En 2018, Silvina Luna sacó a la luz el padecimiento que sufría desde hacía cinco años tras recibir el diagnóstico de hipercalcemia e insuficiencia renal, como consecuencia de una intervención quirúrgica realizada por el cirujano Aníbal Lotocki. Su palabra puso en el foco de atención el accionar del reconocido “médico de los famosos”, que poco tardó en acumular denuncias públicas y judiciales por mala praxis. La exvedette fue la primera denunciante y le siguieron una larga lista de celebridades. Una de ella es Fran Mariano, quien ahora vive una lucha incesante. En diálogo con LA NACION, aseguró que “ su cuerpo es una bomba de tiempo”.
En febrero de 2022, luego de un largo trayecto judicial encabezado por Silvina Luna y con la suma de denuncias por parte de Stefy Xipolitakis, Gabriela Trenchi y Pamela Sosa, Aníbal Lotocki fue condenado a cuatro años de prisión y cinco de inhabilitación, al ser encontrado culpable por lesiones leves. Sin embargo, su condena no está firme y sigue ejerciendo la profesión de cirujano plástico, cuando solo tiene título de médico.
Mientras en su consultorio de la Ciudad de Buenos Aires sigue operando, Silvina Luna se encuentra internada en terapia intensiva, en estado crítico, consecuencia de la enfermedad que le surgió tras ser inyectada con la sustancia metacrilato.
Fran Mariano, exparticipante de Cuestión de peso (eltrece), forma parte de la lista de pacientes en guerra con Aníbal Lotocki desde hace más de una década. A su primera consulta llegó por recomendación y con una promesa de acceder a una cirugía a cambio de nombrarlo en los medios (lo que se conoce como canje). En ese entonces, no realizó el procedimiento por un acuerdo con la producción del reality donde bajó de peso. Pero tiempo más tarde volvió a visitar al “cirujano de los famosos”.
“Vuelvo con él, siempre creyendo que era cirujano plástico y de los mejores. Le pedí que me retoque la nariz y el mentón. Me empezó a tocar la cara y me medía; me ofreció ponerme pómulos. Me propuso inyectarme agua fisiológica para probar si me gustaba y cuando me vi le dije que no me lo haga”, recuerda Fran sobre aquella visita a la gran casona que utilizaba como consultorio. En ese momento, conoció el proceder del médico: aunque dijo que no quería pómulos, al despertarse de la anestesia, supo que la cirugía se le había realizado.
Al mirarse al espejo, el joven de entonces 21 años no reconoció su rostro. “Tenía toda la cara nueva; cuando lo cuento me pone la piel de gallina. Cuando le dije que no era lo que quería, me consoló y me dijo que no pasaba nada, que me iba a deshinchar. Fue muy convincente. Decidió sobre mi cuerpo sin mi consentimiento”, asegura. Aquella manipulación se extendió durante muchos años: Lotocki procedía en el cuerpo de Fran como quería y le aseguraba que el resultado sería excelente, tal cual las palabras de Fran Mariano. “Él me tenía atrapado, era un encantador de serpientes”, recuerda hoy en día.
“Es como Yiya Murano: te hace dudar y te manipula”
A la distancia, el joven de 33 años ve con mayor claridad el sometimiento que vivía por parte del médico: “Es como Yiya Murano, no te convence pero te hace dudar. Vos le decías que no querías pómulos y él tiene técnicas de manipulación que le terminás creyendo. Yo pensé que en algún momento se me iba a deshinchar la cara si era ácido hialurónico, pero no era eso, era esa porquería”.
A pesar de las esperanzas que le daba Lotocki, el quiebre de las creencias de Fran se dio cuando un dolor agudo comenzó a torturarlo. Puntualmente, era en la zona de la nariz, donde el médico había introducido hilos tensores para afinar la zona. Ante la gran molestia, le recetaron antibióticos con la promesa de que ese sufrimiento terminaría. Pero eso nunca pasó. “Se me fue la sonrisa porque el hilo parece que atravesó un músculo, no puedo mostrar los dientes porque el labio de arriba está debilitado y sujeto al hilo; quiero que me lo saquen porque lo siento”, señala como una de las consecuencias que tiene actualmente.
Una nueva preocupación apareció poco después cuando sufrió una parálisis en su rostro. “No sentí la mitad de la cara. Otro cirujano me dijo que era normal cuando estás recién operado y me quedé tranquilo”, rememora sobre aquel entonces. Pero fue en el transcurso de seis meses que no notó cambios en su salud, y allí se enteró de la gravedad de la situación: “Le pregunté a la enfermera de Lotocki y ella me dijo: ‘Es que cuando metió la cánula para hacerte una liposucción en los cachetes se llevó puesto un nervio y lo rompió, por eso no sentís nada’. ¡Me lo dijo livianamente!”.
En paralelo, Fran tenía una gran exposición en los medios de comunicación, gracias a los cuales supo que en realidad Aníbal Lotocki no cuenta con una especialidad en cirugía plástica. A partir de eso, el joven aseguró que de ser así no se realizaría más intervenciones con él.
Ese momento fue el primer paso para conocer lo que realmente sucedía en su organismo, que lejos estaba de ser un proceso habitual tras realizarse una cirugía. Ante diversas consultas con otros profesionales, supo que tenía que comenzar un nuevo tratamiento médico para ponerle fin a su sufrimiento y, así, prevenir futuras consecuencias. Tengo un certificado del doctor San Pietro donde describe que me extrajo del rostro silicona líquida y que tengo deformación en la zona del ojo. Se me estaba cayendo la frente porque me estaba migrando el producto”, detalla Fran Mariano. Hasta el día de hoy, asegura, aún sigue sin conocer qué le colocaron en zonas del cuerpo donde tienen “durezas”.
Ante tal situación, acudió a la Justicia con una demanda penal. Pese a todo, tiene las fuerzas suficientes para luchar para que Aníbal Lotocki sea encarcelado y “no pueda seguir arruinando vidas”. “Todos los días antes de dormir le pido a Dios que ese hombre termine en la cárcel porque es un delincuente como el que mata, el que roba o comete un atentado, es igual que él porque destrozó gente para ganar plata. Lo quiero ver encerrado y que nunca más opere a nadie”, pide tras su calvario. Asimismo, no descarta accionar contra María José Favarón, quien supo ser la secretaria del médico y ahora es su esposa, al señalarla como su “encubridora”.
Hoy, la vida de Fran Mariano está direccionada en buscar soluciones para tener un futuro saludable. Fue intervenido numerosas veces para extraer sustancias tóxicas de su organismo. Además, tiene un delicado diagnóstico de úlcera en uno de los pies, que lo mantiene preocupado luego de enfrentar un diagnóstico de posible amputación. Diariamente, necesita supervisión médica y no pierde la esperanza de volver a ser una persona que pueda gozar de buena salud.
A pesar de no quedarse quieto y buscar siempre lo mejor, sus días empiezan y terminan con la misma preocupación: buscando respuestas y creyendo que, de una vez por todas, “la Justicia se pondrá del lado de las víctimas”. “Siento que mi cuerpo es una bomba de tiempo. Me angustia pensar que tengo 33 años y casi me amputan un pie por culpa de un cirujano asesino perverso. Me puso cosas que no sé que tengo en el cuerpo. Todos los días me levanto y me reviso el cuerpo porque tengo miedo de que me salga algo. Tengo terror”, finaliza sobre su calvario.
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