For Life, cadena perpetua: la desgarradora historia del hombre que inspiró una de las series de Netflix
En 1991 Isaac Wright Jr fue condenado a cadena perpetua por un crimen que no cometió, comenzó a estudiar abogacía y consiguió demostrar un elaborado plan para culparlo; lo que le pasó sirvió de inspiración para muchos reclusos
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Antes comenzar a vivir su peor pesadilla, Isaac Wright Jr. tenía tres amores: la música, su esposa Sunshine y su hija de 5 años Tikealla. Para su tranquilidad todos estaban fusionados, ya que era el creador del grupo The Cover Girls, que integraba su pareja y madre de la pequeña. Sin embargo, una mala jugada del destino le arrebató de las manos todo aquello por lo que había luchado. Fue condenado a prisión perpetua por un delito que no cometió y su historia inspiró una de las series más populares de Netflix.
El caso de Wright Jr. era solo uno más de la cantidad de relatos de presos que terminaron enjuiciados “por error”, como consecuencia de un sistema judicial muy criticado por sus falencias. No obstante, el hombre se encargó de destapar toda la trama de “la historia inventada por la Policía” mientras cumplía su condena. Dentro de la prisión, Isaac se encontró con otros reclusos en situaciones similares, y, a partir de la necesidad de demostrar su inocencia, empezó a estudiar abogacía para representarse a sí mismo en la corte durante el juicio. Siete años más tarde puso en jaque a la Justicia de los Estados Unidos.
Su historia inspiró una de las series judiciales más aclamadas en varias plataformas on demand que se popularizaron en los últimos tiempos. For Life: cadena perpetua es una biopic que hace foco en las lagunas judiciales, y que en los últimos años cobró notoriedad entre los televidentes por revelar casos de la vida real con sed de justicia o rectificación de un daño.
La serie, disponible en Netflix, está protagonizada por Nicholas Pinnock [Aaron Wallace], y relata la vida del propietario de un club nocturno que es condenado a cadena perpetua acusado de venta y comercialización de drogas en su establecimiento. El material refleja, en parte, lo que fue la historia de Wright Jr, quien se las ingenió para ganarle al sistema norteamericano, aunque también tiene algunos interesantes condimentos de ficción.
La historia real de Isaac Wright Jr.
Sin dudas 1989 fue el año que le cambió para siempre la vida al ahora abogado especialista en criminalística. Ese año, Wright Jr. se encontró detenido por la Policía de Nueva Jersey por liderar una supuesta red de tráfico de drogas en los condados de Middlesex y Somerset, que generaban alrededor de US$30.000 por día.
Dos años después, pasó por un juicio de cinco semanas por un jurado compuesto por 12 personas, quienes lo encontraron culpable por los delitos relacionados con la venta de drogas y fue sentenciado a cadena perpetua en una prisión federal. Su caso aportó más dudas e incertidumbres luego de que se le cerrara la posibilidad de salir bajo fianza o quedar en libertad condicional una vez que se cumplieran los 25 años de prisión, un “beneficio” presuntamente aplicable en su causa.
A partir de entonces, Wright Jr, comenzó a denunciar que se le aplicaban “castigos” desproporcionados, y que los procedimientos que se seguían no protegían de manera adecuada sus derechos, incluso, al de tener un juicio justo. Esto solo se convirtió en uno de los tantos motivos que lo llevaron en los años subsiguientes a hacerle frente a una compleja situación y a embarcarse en la difícil tarea de defenderse a sí mismo en la corte, bajo el alegato de que “era la persona más familiarizada con los hechos y nadie más que él podría entender su caso”.
Dentro de la prisión federal donde estaba detenido, continuó la carrera de abogacía que había iniciado antes de comenzar el primer juicio. En paralelo colaboró con el programa de Asistencia Legal para Reclusos [Inmate Legal Assistance], con la intención de adquirir experiencia en la construcción de una defensa legal, conocimientos que aplicó más tarde en su propio caso.
Seis años después del juicio, más precisamente en 1996, Wright solicitó una audiencia en la que argumentó que su condena había sido ilegítima. Durante la reunión de las pruebas de su caso se encontró con el testimonio falso de policías, informes adulterados y presuntos sobornos a los abogados de la defensa, de los que tenía conocimiento la oficina del fiscal general Nicholas Bissell, quien más tarde se vio envuelto en una serie de escándalos por actos de corrupción. El hombre armó su defensa en base a las falsas pruebas que tenía su expediente, pero también a la seguidillas de denuncias y la corruptela del fiscal, y que se reconstruyen en parte en la historia de la serie.
Llegado el momento de la apelación, comenzó a exponer una a una a las personas que, de alguna manera, estuvieron involucradas en su detención. Además, sacó a luz las fallas en el sistema que lo condenó injustamente, ya que era una de las primeras personas sentenciadas bajo la ley “Drug kingpin”, que condenaba a narcotraficantes responsables de conspiraciones de drogas, que había sacado ese estado en 1986.
La trama fue relatada por un detective del mismo condado, James Dugan, quien develó durante la audiencia probatoria un enramado plan para culpar al productor musical, y destapó los pormenores del accionar del fiscal Bissell. En el juicio de apelación, los testigos reconocieron que fueron presionados para hablar y acusaron al fiscal de mentir y enjuiciar falsamente a Wright Jr. Finalmente, la pena fue anulada cuando se demostró que los investigadores que trabajaban para el fiscal habían incautado drogas ilegalmente y habían presionado a los testigos y al resto de los implicados para que brindaran falso testimonio en la causa y estos lograsen sentencias más leves.
“Proceso de sanación”
Luego de conocer su historia que fue inspirada en el libro homónimo de la novelista Karin Slaughter, el rapero Curtis Jackson, conocido como 50 Cent, adquirió los derechos de la producción que se emitió originalmente por la cadena ABC. En el material, Wright Jr. se atrevió a revivir cada detalle de lo que fueron los años más duros de su vida y decidió oficiar de productor ejecutivo de la serie. Según relató en una entrevista con un medio local, estar detrás de cámara y ver en tercera persona su propio caso se convirtió en una suerte de “sanación”.
En la serie repasó los momentos más críticos que tuvo que atravesar mientras limpiaba su nombre y ayudaba a sus compañeros en la prisión a hacer lo mismo. “Tener este show ha resultado ser un proceso muy esclarecedor y terapéutico. Me permite ver en tercera persona lo que pasé. Eso me ha ayudado mucho porque nunca tuve tiempo para procesar mi experiencia. Pasaba todo el tiempo luchando contra esto. Ha sido una verdadera montaña rusa de sensaciones”, dijo a Los Angeles Times.
Antes de 1989, Wright Jr. vivía por y para una de sus grandes pasiones: la música. Se encargaba de la producción del grupo de freestyle, que conformaba su esposa Sunshine, junto a Caroline Jackson y Angel Clivillés, en quienes veía un futuro prometedor. De hecho tras años antes, habían alcanzado gran notoriedad en ese país con el sencillo “Show Me”, que alcanzó el puesto 44 en la lista “Billboard Hot 100″ un año después, y consiguió mantenerse en el top 100, de los más escuchados por 18 semanas. “Todo fue muy, muy bueno. Nos empezó a ir tan bien con la música que decidimos mudarnos a Nueva Jersey”, recordó Isaac en una entrevista con el sitio Esquire, sin saber que esta jugada definiría su futuro.
La vida fuera de la cárcel
Pese a que su condena por tráfico de drogas se anuló después de su apelación, Wright tenía otras 10 acusaciones, que juntas comenzaron a sumar un total de más de 70 años de cárcel, y de las que también logró probar su inocencia a lo largo del segundo juicio. En medio de las secuelas por haber vivido una situación injusta, el abogado intentó seguir con su vida y una vez que consiguió obtener su libertad continuó con sus estudios de derecho.
En 2002 recibió su título universitario e hizo una especialización de la Facultad de derecho de la Universidad de Saint Thomas en 2007. Al año siguiente, aprobó el examen de abogados que exige el estado, pero entonces se vio imposibilitado de representar libremente a otros reclusos.
En los siguientes nueve años, el Comité de Carácter de la Junta de Examinadores Estatales investigó en profundidad la vida de Wright para asegurarse de su “integridad” para ejercer la abogacía en ese país. Por eso, durante casi una década fueron investigados todos los aspectos y antecedentes de su vida privada para dar un veredicto. Finalmente, en 2017 fue admitido en el colegio de abogados nada más y nada menos que por la Corte Suprema de Nueva Jersey.
“Fui a la facultad de Derecho por una razón y solo una razón: para matar gigantes por un precio. Y si el gigante es lo suficientemente grande y la causa es lo suficientemente importante, lo haré gratis, especialmente cuando se trata de ayudar a aquellos que no pueden ayudarse a sí mismos”, manifestó en su momento durante una entrevista con un medio local. Durante su cautiverio se le atribuyó la reducción y anulación de las condenas de al menos veinte reclusos, muchos de los cuales también cumplían cadena perpetua, según se desprende en la biopic.
Años después del escándalo que sacudió los tribunales de los Estados Unidos, también se reveló que en toda la trama para enviar a Wright a prisión, estaba incluido el juez Michael Imbriani, quien fue el encargado de imponer la condena original. El magistrado fue destituido más tarde del tribunal, inhabilitado de por vida a ejercer su carrera y enviado a prisión por cargos de fraude fiscal federal. Según reconstruyen los diarios de ese país, fue hallado culpable de malversación de fondos de sus socios inmobiliarios, aunque esta causa no estaba relacionada con el caso de Wright.
Lo último que se supo de Wright es que en diciembre del 2020 anunció su candidatura a la alcaldía de la ciudad de Nueva York, aunque no tuvo éxito. En sus redes sociales suele mostrarse muy activo y aprovecha para promocionar su libro Marked for life [Marcado de por vida]: la lucha de un hombre por la justicia desde adentro, donde relata sus memorias dentro de la cárcel. En Instagram también expone casos y situaciones que considera injustas. Cada tanto le dedica una postal a su hija Tikealla, que en la actualidad tiene 38 años, y que fue uno de los grandes pilares de su vida que lo llevaron a pelear por su inocencia.
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