'Fleabag'
Amazon - 4 estrellas y media
"Me quiero coger a un sacerdote", confiesa el personaje del título de la gema escrita y protagonizada por Phoebe Waller-Bridge a principios de la segunda temporada. Para la mayoría de las series, esto sería escandaloso. Para Fleabag, la historia atrevida, mordazmente graciosa y dolorosa de una joven que lucha contra sus impulsos más autodestructivos, se siente exactamente bien. El reacio coqueteo de Fleabag con un apuesto clérigo (Andrew Scott de Sherlock) no pretende sorprender, sino ilustrar las profundidades de su soledad, mientras que también se divierte con lo mortificante que encuentra estos sentimientos. El programa consigue risas al señalar que tanto ella como su objeto de deseo inapropiado se comunican regularmente con figuras omniscientes que el otro no puede ver: Dios para él, la audiencia de televisión para ella. El don de Waller-Bridge para diálogos tan inteligentes como oscuros (contemplen su nivel de escritura en Killing Eve) permanece al frente, como en el discurso en que la estrella invitada Kristin Scott Thomas explica cómo "las mujeres nacen con dolor incorporado" mientras que los hombres buscan la guerra y otros conflictos para sentirlo. Pero los momentos más poderosos de la serie tienden a venir de las miradas cómplices que Fleabag nos lanza cuando nadie ve. Después de una temporada debut potente, la segunda es una sucesora increíblemente digna.