Fito, pocas palabras y muchas canciones
Iniciativa: el músico rosarino presentó anteanoche, para la prensa e invitados, su nuevo y esperado disco, "Abre".
La austeridad fue la clave, anteanoche, para la presentación del nuevo disco de Fito Páez. Pocos comentarios, escasas luces en el escenario y los músicos de negro, para dejar que fuera la música, sus sonidos y sus palabras hechas canción, las que hablaran ya desde el inicio con "Abre", apertura del disco, del recital y nombre de la placa.
En el mismo orden que en el álbum se fueron sucediendo los temas y, tras los previsibles nervios iniciales, la banda fue entrando en calor para hacer "Al lado del camino" y "Dos en la ciudad", una canción a la que Páez definió como "una historia de amor entre gente de treinta, pero no al estilo "Vulnerables", sino más bien Casablanca", a la que siguió la poderosa "Es una cuestión de actitud" y luego el sosiego, el amargo sosiego de "La casa desaparecida".
Un texto extenso, extensísimo, que incluye la directa invocación a los "argentinos", a este país y sus horrores, olvidos y lugares comunes y que probablemente no se convierta en standard de sus recitales a fuerza de demasiada palabra y densidad de sentido.
Hacía falta que siguiera una melodía adecuada para recuperarse de esa angustia. Es "Tu sonrisa inolvidable", una marinera peruana que, explica Fito, "es un ritmo en 6 por 8, como casi todo lo que hacen por el Norte, y que varían en el acento". Un hermoso cuento que le dedica a Horacio González, presente en la sala.
Luego, con "Desierto", se puso aguerrido para cantarle al amor sensual. Recordó a Madrid y a La Habana en otros dos temas y se quedó solo, con su también negro piano, para hacer "La despedida" y, nuevamente con toda la banda, cerrar el show con "La buena estrella" y su coro en inglés que habla de tiempos que están cambiando hace ya demasiado.
Fue el regreso a los escenarios de Fito tras un largo período de abstinencia de ellos y en el que se abocó a componer y rearmar su vida. Y a armar esta nueva banda, que lo acompañará en la gira que comenzará el 21 de agosto en Rosario.
Los acompañantes
De los que lo acompañaron en la grabación se mantienen en sus puestos Guillermo Vadalá -que lleva años aportando su talentoso bajo a los proyectos de Páez-, el tecladista Claudio Cardone y Ana Alvarez de Toledo en coros.
El resto se completa con Emmanuel Cauvet en batería, Gonzalo Aloras en guitarra y teclados (también rosarino y líder de Mortadela Rancia), Nicolás Ibarburu, un muy joven guitarrista uruguayo que toca desde hace años con Jaime Roos, y una sección de vientos auténticamente cubana integrada por Carlos Huerta en trompeta y Juan Reinaldo Larrinaga en saxo y flauta.
Dos mundos
El Maipo quedó dividido en dos zonas bien diferenciadas. En las plateas, los fans que consiguieron su lugar mediante un concurso radial y que demostraron, con varias expresiones, su amor incondicional al músico rosarino.
Arriba, en el superpullman de los periodistas, fotógrafos y camarógrafos, se vivió un clima mucho más tranquilo.
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