Todos los detalles de la fiesta de blanco en la casa de Nicolás Repetto y Florencia Raggi
La pareja inauguró su chacra en Punta del Este con un gran evento; no te pierdas las vistas exclusivas del evento
"Ahora está oscuro, pero de día, allá, se ve el mar", dice Florencia Raggi y señala un punto hacia el sur, donde la masa de agua verdeazulada debería verse, o escucharse. Pero la noche de luna no alcanza para confirmarlo. El campo siempre impone su oscuridad. La defiende. Y la chacra que acaba de estrenar junto a Nicolás Repetto está en el corazón del campo uruguayo, donde la oscuridad esconde secretos que no siempre quiere revelar.
Días atrás, muchos de los invitados a la fiesta de blanco de Chandon, que sería también la gran inauguración de la nueva chacra de los Repetto-Raggi, coincidieron en un cóctel y la pregunta fue unánime: ¿Dónde es y cómo se llega? Los mapas se activaron en los teléfonos y hubo alguien que se animó a marcar el camino para todos. "Llegué tarde, me perdí", se escuchó, no obstante, reiteradamente a lo largo de la velada. Es que encontrar la encantadora chacra no era tarea fácil. De la rotonda de José Ignacio a la izquierda, aproximadamente un kilómetro y medio después, hay que tomar un camino de tierra, seguir derecho y doblar a la izquierda en la bifurcación, y ahí, justo pasando La Colorada, chacra de los hermanos De la Rúa, se descubre la casa con diseño inspirado en la Toscana, ubicada en una colina –desde donde se ve el mar, como dijo Florencia-, iluminada y decorada para esta ocasión con el exquisito buen gusto de Javier Iturrioz. Paredes de piedra y techos altísimos. En el living, una chimenea enorme, con forma de gruta y con un barco "encallado" en ella. Cuatro dormitorios en suite con herrajes antiguos traídos de Montevideo y San Telmo. La cocina, muy amplia, tiene islas de mármol y enormes ventanales. Afuera, la galería, de impecable piso damero, y luego, el parque, inmenso. "¿Vieron esa chimenea? Es como todo muy salvaje, muy estilo sur de Francia o la Toscana. Llenamos de flores para darle un toque más romántico a esta noche", comenta Iturrioz. Puso flores naranjas y velas por doquier, almohadones de inspiración navy, con el Faro de José Ignacio estampado, anclas, y demás detalles marinos. La pista de baile se montó en la galería, con lucecitas de kermés, y se distribuyeron sillones de madera y lona por todo el parque, faroles marroquíes, algo de mimbre y más velas. "El trabajo de iluminación me llevó dos días", reconoció al arquitecto.
Nicolás, de pantalón blanco y camisa ídem con alforzas, y Florencia, vestida por El Camarín, recibieron a sus 300 invitados en la puerta. Fueron anfitriones perfectos de una noche que derrochaba glamour. Nunca antes habían organizado una fiesta así, pero estaban tan felices con su casa, y con su regreso a Punta del Este después de tres años, cuando vendieron la que fue su casa de veraneo durante décadas, en La Boyita, vecina de la de Marcelo Tinelli, que aceptaron ser la sede de la fiesta de blanco, un clásico de los veranos esteños. "Estoy muy contenta de volver a Uruguay. Desde los 20 que vengo, es un reencuentro con un sitio que tiene mucho de mi historia, mis hijos crecieron acá. Me dio mucha tristeza cuando vendimos y dejé de tener un pie en Punta. Sabíamos que íbamos a volver", dijo Florencia a Personajes.tv. Le compraron la propiedad al arquitecto Guillermo Alonso Reyes y le hicieron algunas refacciones antes de instalarse. "Es un lugar espectacular. Hace 25 años que tengo casa en Punta del Este. Queríamos volver", agregó Nico.
La cita era a las 22, pero fue pasadas las 23 que Nico y Florencia comenzaron a recibir a los invitados VIP que no tardaron en ponerse a tono con una copa y algunas de las delicias que propuso el catering para maridar con el espumante anfitrión. Hubo sushi, tablas de quesos, jamón crudo en parvas que volaban como pan caliente, croquetas de cordero, camarones, infinidad de canapés, y como plato principal, un manjar de salmón rosado asado. Por el sushi se hicieron largas filas. Allí se vio a la modelo Jimena Buttigliengo pedir que le llenaran el plato, y a Nacho Viale e Iván de Pineda, que llegaron juntos y estuvieron muy divertidos toda la noche, hacer lo propio.
Los looks de la noche. El foco de atención de la noche fue, como siempre en este tipo de fiestas, el look de los invitados. El dresscode es estricto: blanco total. En el afán de buscar el mejor vestido, hubo dos que recurrieron a la misma diseñadora, especialista en materia de looks de blanco, y terminaron con el mismo diseño: la mannequin Cecilia Méndez y Andrea Bursten. Además, Romina Lanaro también lucía un vestido muy similar.
Las hijas de las divas máximas de la televisión argentina también dieron la nota: Mercedes Sarrabayrouse y Joe Miranda optaron por sendos looks relajados, a diferencia de Marcela Tinayre que se puso un conjunto de palazzo calado y blusa que decoró con un enorme tocado de flores, regalo de su amigo Carlos Di Doménico –"me lo trajo de Ibiza", contó-, y un collar de perlas que es una reliquia. Junto a Marcos Gastaldi, los cuatro hicieron "rancho aparte", bailaron y charlaron toda la velada.
Otro anfitrión para no pasar por alto, fue Francisco, el hijo de 13 de Nico y Flor, que se mezcló entre los invitados y supo disfrutar de la fiesta en casa. Sus ojos brillaron de curiosidad cuando el drone de LA NACION apareció en escena sobrevolando la mansión. Quiso saberlo todo: cómo se maneja, cómo funciona, qué hace y cuánto cuesta.
La fiesta contó además con la presencia de dos estrellas del ballet argentino: Julio Bocca y Paloma Herrera. El número uno, instalado en Montevideo desde hace años, pidió expresamente que lo ayudaran a encontrar a Paloma para saludarla, cuando supo que la bailarina era parte de la convocatoria. Juntos se sacaron fotos y conversaron en el jardín.
Hubo grandes bailarines en la pista: Eduardo Costantini y su grupo se llevaron las palmas. También Nicole Neumann, que dejó a sus tres hijas al cuidado de "la nanny", y fue con una amiga, porque Fabián Cubero ya está de regreso en Buenos Aires.
¿Presencias inesperadas? El Rifle Varela, a quien no se había visto antes en Punta del Este, y Robertito Funes, que tras el raid mediático que tuvo que enfrentar por sus comentarios sobre el caso Lola Chomnalez mantuvo bajo perfil. Los grandes ausentes fueron Pampita Ardohain y Benjamín Vicuña, que ya llegaron a Punta del Este y suelen ser los infaltables en la fiesta de blanco.
Hacia las 4, la velada se fue apagando. El silencio del campo parecía invocar más silencio. Hubo quienes se alejaron un poco de la casa para mirar las estrellas en las reposeras que había distribuidas por el parque. Y algunos que hasta se quedaron dormidos. Como rociados por la magia de Puck, el hado de Sueño de una noche de verano, despertaron enamorados. Porque si hay algo que no faltó es romance: besos y palabras cómplices se intercambiaron entre los presentes hasta que asomó el alba, la oscuridad se fue esfumando y el campo comenzó a revelar sus secretos.
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