Festival de Jazz de Punta del Este: el sueño imposible de un tambero que se volvió realidad
El primer festival fue en enero de 1996. Por entonces, su creador y factótum, el argentino Francisco Yobino, era el propietario de un tambo que funcionaba simultáneamente como recreo para los veraneantes que pasaban por allí de a miles y, fundamentalmente, productor desde una década antes de un muy reconocido dulce de leche que había bautizado Lapatia. Poco después, el encuentro musical adoptaría el mismo nombre.
En ese lugar ubicado a unos pocos kilómetros de la costa del Río de la Plata y de la península de Punta del Este , en la zona de Punta Ballena, nació el encuentro que, en los primeros dos años, hizo sonar su música en el patio de la finca. Pero ya para el tercero estaba construido un sorprendente anfiteatro, al aire libre y en medio de un ambiente bucólico que sería sede durante unas cuantas temporadas.
"Este es un festival que empecé a imaginar diez años antes de su nacimiento", nos dijo alguna vez Francisco Yobino repasando esta historia. "Fue creado con amor, con el alma, sin medir el resultado económico. Por aquel entonces yo tenía un emprendimiento turístico, rural y cultural con el que organicé una serie de actividades para la familia. En ese marco, con la intención de ampliar esa oferta, sumé un aspecto relacionado con el arte y la música; y dentro de eso, el jazz . Ese mismo espíritu intenté trasladarlo al trato que siempre les brindamos a los músicos, para que se sintieran en familia, diferente de una cosa en general más fría de los festivales convencionales".
Esas palabras dan perfecta cuenta de qué se trata este encuentro veraniego. Los músicos, aun las mayores estrellas del jazz que en tantos años han pasado por Uruguay, comparten camarín, se pasean entre el público, conviven en el comedor con los espectadores y se suman como niños felices a las jam sessions al cierre de cada noche. Y hasta algunos personajes del jazz y periodistas hemos entrado de alguna manera en ese círculo en el que se mezclan el trabajo y las relaciones personales.
Pero la historia no ha sido nada sencilla. Mucha agua corrió desde aquel ya lejano comienzo para llegar a esta edición número 23, que empezará el jueves. Paquito D’Rivera fue protagonista desde el principio, en los primeros tiempos solo como clarinetista y saxofonista y luego como director artístico. Mientras el tambo y el dulce de leche rindieron sus frutos, en paralelo con épocas en que la presencia del turismo argentino era mucho más masivo y consumidor en la zona, el festival vivió tiempos de mayor bonanza, sostenida igualmente a fuerza de entusiasmo y de un objetivo muy alejado del espíritu comercial. Pero los negocios tienen sus vicisitudes. Yobino debió desprenderse del tambo (con el anfiteatro adentro) y de su marca emblema y todo hacía suponer que la experiencia había llegado a su fin. Pero la tozudez, el empeño, la voluntad de este hombre que parece sacado de un cuento han hecho posible la continuidad.
"No es fácil", nos comenta. "Pero en realidad no lo fue nunca y no lo será. Pero no me planteé jamás cambiar el modo. Hay festivales que tienen 50 años de permanencia, que están sostenidos por gobiernos nacionales o locales, que las décadas de los años 60, 70 u 80 han llevado a los más grandes exponentes de este género. Luego fueron cambiando y empezaron a llevar números más taquilleros o de otras músicas. Sin duda, de ese modo pueden aumentar su rentabilidad. Nosotros estamos muy lejos de esa situación y quizá no crecimos en la dimensión que debiéramos, pero hemos podido mantenerlo. Tenemos una estructura que quizá no nos ha permitido traer a tocar a algunos grandes que, para venir tan lejos de donde viven, piden cosas que nosotros no podemos dar. Pero aquí estamos".
Así es. Los auspicios privados y estatales, aunque los hubo de diferentes magnitudes a lo largo del tiempo, nunca fueron determinantes. El público habitué del balneario ha tenido también una actitud diversa, desde el enorme interés de unos pocos fanáticos hasta la total indiferencia de una buena cantidad de gente que prefiere veranear allí en la búsqueda de otro tipo de entretenimiento; y siempre, claro, en función de las posibilidades que fueron brindando los bolsillos más o menos flacos de los argentinos y la relación favorable o no del tipo de cambio.
El Festival de Jazz fue mudando de sede y hasta de entorno cultural. Se pasó del "glamour político" de la Punta del Este menemista de los 90 con el mismísimo expresidente presente alguna vez en la platea a la austeridad oriental de funcionarios uruguayos como el exministro de Economía y exvicepresidente Danilo Astori, que desde hace años no se pierde una sola noche. En estas dos décadas y media, y después de dejar de ser el dueño del tambo, Yobino construyó un nuevo anfiteatro ahora en el jardín de su propia vivienda lindera a su viejo negocio. "Yo perdí mi emprendimiento rural/industrial, Lapataia, que era mi sexto hijo. ¿Qué otra cosa puede pasarme por el festival? Lo peor es que tenga que ir a dormir debajo del puente de La Barra; pero bueno... Me sigue moviendo mi obstinado amor por este festival que muchas veces no me hace considerar los riesgos. Cada año me pregunto si es posible seguir y me respondo que si seguí durante tanto tiempo, no puedo abandonar ahora. Paquito me llama El Quijote. Y amigos como Carlos Garaycohea o el Negro Caloi, dos grandes que lamentablemente hemos perdido, me decían Fitzcarraldo, por el personaje de la película de Herzog".
Claro que, más allá de este voluntarismo empecinado, nada habría sido posible ni se habría sostenido si el encuentro no hubiera adquirido un gran prestigio internacional en función de los artistas que pasaron por allí. En tantos años, fueron decenas de cantantes, compositores y músicos de todos los instrumentos, con una tendencia al bebop y a los músicos llegados desde Nueva York, pero también con mucha presencia latinoamericana y europea, de músicos de fusión y de "latin jazz", de representantes de la bossa nova y hasta del folclore argentino y del tango rioplatense. Bebo Valdés, Kenny Barron, Jorge Navarro (además, director artístico en el comienzo), Pablo Ziegler, Geraldo Flach, César Camargo Mariano y Danilo Pérez; pero también Hugo Fattoruso, McCoy Tyner, Mulgrew Miller, Cyrus Chestnut, Chico Hamilton, Chano Domínguez, Duduka Da Fonseca, Christian McBride, Horacio Fumero, John Patitucci, Ron Carter, Chris Potter y James Moody. Y nos quedamos cortos si no recordamos que también tocaron Joe Lovano, Monty Alexander, Ravi Coltrane, Phil Woods, Bruce Harris, Clark Terry, Buster Williams, Claudio Roditi, Baby López Furst, Roy Hargrove, Jaime Torres, Chango Spasiuk, Leny Andrade, Ligia Piro, Rubén Rada, Michael Brecker, Toots Thielemans... Ellos son apenas algunos de los varios cientos de músicos que pasaron por este festival, lo que da cuenta a la vez del muy alto nivel, del eclectisimo y de la apertura de criterio con que se ha ido programando.
Paquito, el gran aliado
"Paquito D’Rivera es alguien muy importante en todo esto", concluye Yobino. "Estuvo con su grupo en el primer festival. Yo lo había conocido en un congreso de JazzTimes, pero el que lo convocó fue Jorge Navarro, el primer director artístico que tuvimos. Ahí empezó a forjarse una amistad. Para el segundo encuentro le consulté si le gustaría ser el director e inmediatamente me dijo que sí. Es un gran músico que tiene además el don de los cubanos y los caribeños: la simpatía, el humor, su modo de hablar. Charlamos durante todo el año y al finalizar cada festival ya empezamos a pensar en ideas para el año siguiente. Él es además quien cierra cada encuentro con su grupo de cada momento y quien me sugiere muchos de los músicos emergentes, casi todos del circuito de Nueva York".
Francisco y Paquito son otra vez los curadores del festival que dará comienzo en pocos días. En el escenario de la Finca El Sosiego, la 23ª edición ocurrirá entre este jueves y el domingo. Habrá esta vez homenajes a Chet Baker, Gerry Mulligan, Lee Morgan y Joe Williams de la mano, respectivamente, del grupo del saxofonista barítono Gary Smulyan, del trío del pianista Johnny O’Neal y de un combo sudamericano ("Los amigos del Sosiego") integrado entre otros por los argentinos Diego Urcola y Pipi Piazzolla. Y el propio D’Rivera con sus músicos se pondrá al frente de un tributo a Chick Corea ya en la noche de cierre. Habrá música de Brasil con la cantante Nnenna Freelon junto al guitarrista Chico Pinheiro. Y la lista de nombres en el programa incluirá, además, a los pianistas Aaron Diehl, David Feldman y Benny Green, a los bateristas Al Foster y Quincy Davis, al trompetista Jessé Sadoc, a los saxofonistas Chris Potter y Grant Stewart, y a los contrabajistas David Wong, Popo Romano y Oscar Stagnaro, entre unos cuantos otros.
"Esto solo es posible por la perseverancia y la dedicación de Francisco Yobino, El Quijote del tambo, el creador del Festival Internacional de Jazz de Punta del Este. Lo que ocurre cada enero allí no tiene parangón en la historia de este género musical, ni en la región y ni en este planeta. Si a eso le sumas la belleza única del sitio y el entusiasmo de los músicos y de todos los participantes, este evento se convierte en algo único que ha dado que hablar más allá de las fronteras del pequeño país, en un ambiente lleno de festivales internacionales en Estados Unidos, Europa, Asia o donde sea. Y a esto agrégale una afectividad, una organización y un profesionalismo tipo Suiza, no precisamente propios de Latinoamérica". Las palabras son de Paquito D’Rivera son el corolario perfecto para entender un poco más cómo año a año la fantasía vuelve a cristalizarse.
Los destacados de la próxima edición
Jueves 3 de enero
- Al Foster Cuarteto. Adam Birnbaum (piano), Doug Weiss (contrabajo), Al Foster (batería), Chris Potter (saxo tenor)
- Johnny O’Neal Trio. Mark Lewandowski (contrabajo), Itay Morchi (batería) y Johnny O’Neal (piano, voz). Con Grant Stewart (saxo tenor).
Viernes 4 de enero
- Gary Smulyan cuarteto. David Wong (contrabajo), Rodney Green (batería), Diego Urcola (trompeta) y Gary Smulyan (saxo barítono).
- Aaron Diehl Trio. Paul Sikivie (contrabajo), Quincy David (batería) y Aaron Diehl (piano).
Sábado 5 de enero
- Benny Green Trio. David Wong (contrabajo), Aaron Kimmel (batería) y Benny Green (piano)
Domingo 6 de enero
- El Dúo. Nnenna Freelon (voz) y Chico Pinheiro (guitarra).
- Paquito D’Rivera. Presenta la música de Chick Corea. Con su sexteto.
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