Fatboy Slim: "Pasé muchos años rodeado de excesos y eso estuvo a punto de matarme"
A los 55 años, Norman Cook, el artista conocido como Fatboy Slim, se considera una suerte de mago, un ilusionista de la música, un escapista que puede transportar consigo a quien lo desee. "Ser DJ es vender escapismo. No tenemos ningún tipo de mensaje, como lo puede tener una banda de rock. Lo nuestro es: 'Vení conmigo y escapate de la realidad, olvidá todos tus problemas, bailá y pensá que todavía sos joven y sexy y no tenés responsabilidades'. Porque promovemos el escapismo, sí, pero también somos irresponsables, ja, ja".
Este ha sido un gran año para Fatboy Slim, y el viento de cola lo llevará a un 2019 que promete mantenerlo en el centro de la escena. Abrió 2018 celebrando con una reedición deluxe los veinte años de su álbum más aclamado, You've Come a Long Way, Baby, aquel que le dio su primer número uno en Gran Bretaña y el mismo que incluía hits como "Right Here, Right Now", "The Rockafeller Skank" o "Praise You", himnos de ese subgénero de la música electrónica que reinó a fines de los años 90 con el nombre de big beat, junto a otros referentes como The Chemical Brothers y The Prodigy.
Pero se sabe que a este hombre adoptado por la ciudad de Brighton no le gusta vivir de la nostalgia: fue bajista de The Housemartins antes de dedicarse al "escapismo" detrás de las bandejas tocadiscos, pero a pesar de las abultadas ofertas jamás aceptó reunirse con sus viejos compañeros como sí lo hicieron tantos otros grupos de los años 80. Por eso este año se cerrará con el anuncio de su gira más ambiciosa, The Round Trip, que reemplazará los clubes y las discos por estadios cerrados para multitudes.
Ser DJ es vender escapismo. No tenemos ningún tipo de mensaje, como lo puede tener una banda de rock
"Es algo que no se hace por estos días, porque es más difícil crear una atmósfera de fiesta apropiada en un estadio cerrado, es un lugar mucho menos íntimo que los clubes. Pasó que hice un show en el O2 Arena, con el escenario en el centro y funcionó perfectamente. Además, este tipo de espacios me permite una producción visual muy superior a la habitual, con grandes pantallas para que todos puedan disfrutar de una noche única. Es algo así como la mezcla de una pelea de box por el título mundial y una rave", dice, en comunicación telefónica con LA NACION, días antes de aterrizar en Punta del Este, para presentarse en la víspera de Año Nuevo, en el festival Feel Punta.
-Con esta gira en estadios parece como si quisieras unir el espíritu del rock con el universo del DJ...
-No, en realidad no, porque el espíritu del rock es demasiado autocelebratorio. En cierto punto el rock trata del culto a las bandas, y nuestras fiestas son de la gente, no de esa estrella que está arriba de un escenario tratando de convencer al público con su discurso. En mis sets se genera una energía especial, mucho más relacionada con una comunidad que busca pasar un buen momento juntos y nada más. Cuando se logra ese tipo de atmósfera sucede algo muy poderoso y hermoso a la vez.
Durante este año, el DJ también se puso en el rol de director musical de Ibiza: The Silent Movie, el documental que dirigió Julien Temple (quien trabajó con The Sex Pistols, The Rolling Stones, The Clash y The Kinks, entre muchos otros), sobre la relación entre Ibiza y la música electrónica, que se estrenará en 2019. "Fue una experiencia sensacional. Siempre admiré mucho el trabajo de Julien y la verdad es que aprendí muchísimo a su lado. ¿Sabías que los fenicios estuvieron allí hace muchísimos años? La historia de Ibiza es muy rica y está repleta de anécdotas que uno podría considerar inverosímiles, pero que son ciertas y constituyen buena parte de la mitología en torno a la isla".
La numerología parece rondar la vida de Fatboy Slim por estos días y él mismo recuerda que fue hace exactamente treinta años cuando pisó por primera vez Ibiza, allá por 1988. "Eran otros tiempos y en la isla se respiraba una libertad muy inspiradora. Ahora las cosas han cambiado y para poder disfrutar de Ibiza uno tiene que ser prácticamente millonario. Donde antes había una cierta bohemia hoy reina la cultura del dinero. De todas formas, la escena allí siempre está cambiando y reinventándose y uno puede todavía encontrar su lugar en la isla".
En la filmación del documental, el DJ británico cuenta que se cruzó con Alfredo Fiorito, el DJ argentino pionero de la movida electrónica en Ibiza, creador del sonido "balearic beat", que este año volvió a pinchar discos en Buenos Aires después de veinte años. "Lo conozco desde hace muchos años y tiene un papel fundamental en el film, aunque no te puedo decir cuál es, porque es una gran sorpresa", adelanta misteriosamente.
-Hace poco, en una entrevista, aseguraste que para poder sobrevivir tuviste que separar definitivamente a Norman Cook de Fatboy Slim, ¿cómo llevás esa doble vida?
-Bueno, fue algo necesario. Pasé muchos años siendo Fatboy Slim las veinticuatro horas del día, sin parar un minuto, yendo de un after a otro, rodeado de excesos y un estilo de vida peligroso. Todo eso estuvo muy cerca de matarme. No se puede vivir así por siempre, así que por suerte pude darme cuenta de que tenía que separar mi vida de mi trabajo y debía bajar unos cuantos cambios. Para poder disfrutar de mis dos hijos y al mismo tiempo seguir amando lo que hago con la música, lo primero que hice fue dejar la bebida. Eso, en cierta forma, encarriló mi vida personal y alargó también mi carrera profesional.
-¿Te considerás una especie de sobreviviente?
-Definitivamente. Muchos de los que nos metimos en esto de lleno durante tantos años hoy podemos decir que somos sobrevivientes. Tenemos marcas que lo acreditan.
-A veinte años de la edición de You've Come a Long Way, Baby, ¿cuál creés que ha sido la mayor virtud de aquel disco?
-En su momento no lo vi tan claro, pero hoy creo que fue un disco que intentaba algutinar a públicos diferentes en una misma fiesta. Esas canciones eran atractivas para los rockeros, para los fans del hip hop, para los amantes de la música house y también del pop. Era una mezcla bastante novedosa para aquellos años, y si bien no era un gran invento, sí creo que rompió algunas reglas en la escena de la música electrónica. Aún hoy creo que el disco sigue funcionando en ese sentido y la mayoría de los temas no han perdido vigencia.
-Alguna vez dijiste que reunirías a The Housemartins el día que se juntaran los Smiths... Eso nunca sucederá, ¿no es cierto?
-Probablemente no. La verdad es que nunca pensé realmente en una reunión de Housemartins. Es el pasado para mí y no tengo ninguna necesidad de volver a él. Cuando nos separamos, en 1988, dijimos que nunca volveríamos a tocar. Las bandas de rock y de pop que se separan se vuelven a juntar solo por dos razones: por el dinero o por la nostalgia del éxito y la fama. Yo no necesito ninguna de ambas. Sigo viendo a Paul (Heaton) cada tanto y hablamos, pero no quiero volver a subirme a un escenario ni con él ni con el resto.
Veinte años bailando en una pata
Dos años después de su álbum debut, Fatboy Slim lanzó, en 1998, You've Come A Long Way, Baby, el disco con el que no solo llegó por primera vez al número uno en Gran Bretaña, sino que también lo hizo popular en todo el mundo gracias a una catarata de hits para bailar desenfrenado: "Right Here, Right Now", "The Rockafeller Skank" y "Praise You", entre otros.
Este año, el DJ lanzó una reedición aniversario de lujo en formato vinilo, empaquetada como una caja de pizza, con ese muchachote de la portada devenido ícono gráfico, con anteojos oscuros, sonrisa de ganador y la remera con la frase: "Soy el número uno, entonces, para qué esforzarme". "Buena parte del disco aún hoy sigue funcionando", asegura Fatboy Slim.
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