Fábula pretenciosa
"La leyenda de 1900" ("La leggenda del pianista sull´oceano", Italia/1999). Presentada por Distribution Company. Dirección: Giuseppe Tornatore. Con Tim Roth, Pruitt Taylor Vance, Bill Nunn y Clarence Williams III. Guión: Giuseppe Tornatore, basado en la obra teatral "Novecento", de Alessandro Baricco. Fotografía: Lajos Koltai. Música: Ennio Morricone. Diseño de producción: Francesco Frigeri. Edición: Massimo Quaglia. Duración: 123 minutos. Para todo público. Nuestra opinión: regular.
En esta ambiciosa película rodada en inglés, con actores estadounidenses, y pensada para el consumo masivo de un público internacional, el director de "Cinema Paradiso" y "Stanno tutti bene" pretende conjugar el gran espectáculo, la épica histórica y el musical con esa especie de marca de fábrica entre sensible y melancólica de buena parte de la producción italiana. Pero el resultado final es un pastiche kitsch y ampuloso que se queda siempre a mitad de camino y abusa hasta el hartazgo de casi todos los clisés del tan bastardeado cine de qualité .
Este film que remite inevitablemente al "Titanic", de James Cameron (aunque en realidad está más cerca del espíritu de "La camarera del Titanic", de Bigas Luna), resulta un remedo de esa (sobre) carga nostálgica de los anteriores trabajos de Tornatore, con algunos toques de realismo mágico y situaciones entre absurdas y costumbristas que el espectador asociará automáticamente con el cine de Federico Fellini y de Ettore Scola (especialmente "El baile").
La historia, basada en un largo monólogo de Alessandro Baricco, se centra en las desventuras de un eximio pianista llamado Danny Boodmann T. D. Lemon 1900 (aquí hasta los nombres son largos), que nació, fue abandonado y pasó toda su vida a bordo del lujoso transatlántico The Virginian, sin jamás haber pisado tierra firme.
La trama, casi inexistente, está narrada desde el punto de vista del trompetista Max (Pruitt Taylor Vance), único amigo y confidente de Danny a lo largo de 50 años, y se restringe prácticamente a un puñado de proverbiales interpretaciones musicales en el salón de fiestas y a sus permanentes miedos para abandonar el barco. Así, por ejemplo, una secuencia en la que Danny protagoniza una batalla artística contra el notable pianista de jazz Jelly Roll Morton (tristemente ridiculizado) supera generosamente los 20 minutos de duración, mientras reitera un esquema que ya había sido utilizado por Walter Hill en el famoso duelo de guitarras de "Encrucijada".
Versión recortada
Esta producción de nueve millones de dólares de costo llega aquí en su versión internacional reducida de dos horas (40 minutos menos que la original), pero por esta vez esa amputación puede considerarse bienvenida si se toman en cuenta la obvia carga alegórica de esta fábula, sus diálogos extensos y pretenciosos, y unos efectos especiales tan elementales como de mal gusto.
La recargada fotografía del húngaro Lajos Koltai (habitual colaborador de István Szabó) y el grandilocuente complemento musical de Ennio Morricone están en sintonía con las búsquedas estéticas de Tornatore. Algo similar ocurre en el terreno interpretativo: Tim Roth parece salido de un film de Tarantino, mientras que ese gran actor que es Taylor Vince ("Mumford") aporta su habitual ductilidad para sobrellevar un personaje imposible.
"Sólo es cuestión de tener una gran historia y alguien a quien contársela", dice una redundante frase en off que reaparece varias veces a lo largo del film. El problema es que Tornatore no consiguió esa gran historia y, por lo tanto, parece difícil que encuentre demasiados espectadores dispuestos a verla y a escucharla.
Más leídas de Espectáculos
Adictos al sexo. Diez estrellas de Hollywood que terminaron en problemas por su obsesión
"La última en enterarse". Tras confirmar que Hugh Jackman le fue infiel, Deborra-Lee Furness hizo su primera aparición pública
“Estaban perdiendo sus sueños”. Drew y Jonathan Scott asumieron el reto más difícil para ayudar a sus padres