Fabiana Araujo, tras su internación: "Me preocupaba no volver a caminar y cómo iba a quedar mi cara"
La conductora y ex modelo habló con LA NACION luego de haber estado 15 días hospitalizada por el síndrome de Guillain Barre
Hace una semana le dieron el alta luego de pasar quince días internada con el síndrome de Guillain Barre. Estuvo en terapia intensiva, paralizada de la cintura para abajo, bajó tres kilos y ahora tiene que aprender a caminar de nuevo. Sin embargo, Fabiana Araujo nos recibe en su casa de Martínez tan linda y arreglada como si no le hubiera pasado nada.
-¡Qué bien estás!
-Estoy mucho mejor, estaba hecha bolsa, de la cintura para abajo no me podía mover.
-¡Qué desesperación!
-Sí, porque todo el mundo me decía que era reversible, pero mientras estás así, que le mandás la orden a la gamba y no se mueve... Es duro porque pensás “¿y si no vuelve?”
-¿Estabas mal de salud?
-¡Estaba impecable!
-¿Cómo se desencadenó todo?
-El lunes fui a comer con mi marido y unos amigos. Pedí una milanesa con queso y me cayó mal. Llegué a casa y vomité. Empecé con colitis y diarrea. El martes, lo mismo: comí un purecito y vomité otra vez. El miércoles me empecé a sentir mejor del estómago, pero me agarró un ardor muy fuerte en las piernas como si me estuvieran quemando por dentro. Yo me tocaba la piel y estaba fría. Entonces yo pensaba “qué raro”. El jueves lo consulté con un médico, fui al Hospital Alemán y me dijeron que era un cuadro viral, como una gripe. Volví a mi casa y a la noche me empecé a sentir peor. Ahí llamé a una amiga que es médica en el Fleni y me dijo: “Pedí que te hagan un laboratorio completo y que te vea un neurólogo”.
-¿Cómo te salieron los estudios?
-Fui el viernes y los resultados de los análisis dieron todos perfectos, pero no me pudo ver ningún neurólogo porque estaban todos en un congreso en Mar del Plata. “Volvé mañana”, me dijeron. Entonces me fui a mi casa.
-¿Cómo pasaste esa noche?
-¡Horrible! Me bañé tres veces del calor y el fuego que sentía. Prendía el aire acondicionado, no sabía qué hacer.
-¿Googleaste los síntomas?
-No, porque cuando me dijeron que vea a un neurólogo, se barajó la posibilidad de que sea el síndrome de Guillain Barre. Entonces yo me acordé de ese chico que había viajado a Australia con su mujer de luna de miel y se había enfermado de lo mismo. No necesité buscar en internet porque me acordaba de todo perfectamente. Sabía que él había estado con respirador, que juntaban plata porque el seguro no les cubría... En fin, la habían pasado pésimo.
-O sea, ya sospechabas lo que lo tenías.
-Sí. ¿Viste el saber intuitivo? Y ese dolor no era normal.
-¿Cómo lo descubrieron finalmente?
-El sábado fuimos al hospital y yo ya tenía el caminar tórpido, ya no apoyaba bien los pies. Y me dijeron que tenía toda la sintomatología del síndrome y quedé internada.
-¿Por qué se produce?
-Es algo así: puede ser que vos te agarres una gastroenteritis o una gripe y cuando el cuerpo produce anticuerpos para atacar a ese virus o a esa bacteria, confunde la mielina que recubre los nervios con el germen que está atacando. Entonces se produce una reacción cruzada: los anticuerpos atacan el germen de la diarrea y al mismo tiempo se dan vuelta y empiezan a atacar tu propio cuerpo. Es una enfermedad autoinmune.
-¿No se puede prevenir?
-No, no hay forma. Es un síndrome bastante inusual. También puede producirse después de una operación.
-Le pasó a una paciente de Lotocki, que lo acusaba de haberle provocado este síndrome.
-Pero no tiene nada que ver. Esto es una reacción de tu propio cuerpo, no es una infección. Por algún motivo, el cuerpo lo genera. Y le puede pasar a cualquiera.
-¿Es la enfermedad que tuvo Margarita Stolbizer?
-Ella lo tuvo en grado 4. Esta enfermedad empieza de abajo hacia arriba. Arranca por las piernas y llega hasta la cabeza. Va paralizando todo. Por eso hay que detectarla a tiempo porque cuando paraliza el diafragma, no podés respirar.
-¿Vos sos de ir rápido al médico?
-¡Siempre! Yo me conozco mucho, yo sé cuando algo no es normal. Estoy muy atenta al cuerpo. Así descubrí que tenía cáncer de mama. “Esta bolita no estaba”, dije. Y fui al médico. Eso fue en marzo de 2011 y la última mamografía me la había hecho en diciembre del año anterior. Sólo habían pasado tres meses así que estaba tranquila, pero me hice ver igual.
-¿Cómo es el tratamiento para combatir el Guillain Barre?
-Antes de saber el resultado de la punción lumbar, me trataron con inmunoglobulina. Es un filtrado que barre los anticuerpos malos que yo había creado. Como tenía que estar monitoreada todo el tiempo, estuve en terapia intensiva.
-¿Cómo mantenías el buen humor? Hasta subiste a Facebook una foto desde el hospital...
-El primer día estaba medio amorfinada y me hice una foto mostrando el saturómetro, pero era medio inconsciente. Después estuve once días en terapia de los que mucho no me acuerdo. La morfina debe tener un amnésico. Aparte estaba en cama, no me podía levantar para nada. Fue duro.
-¿Coincidiste con tu ex marido en la internación?
-¡Sí! El se había operado de las lumbares a principios de octubre y había salido todo bien, pero después se le infectó la herida y coincidimos unos días internados. Nos vimos y la verdad es que nos llevamos muy bien, después de haber estado 23 años casados. Incluso él pasó a saludarme con su nueva novia. No me quiso decir nada de lo que le había pasado porque yo estaba mucho peor que él y no quiso sumarme otro problema. La verdad, hizo bien porque yo estaba muy mal.
-¿Cómo fue volver a caminar?
-El penúltimo día en terapia, vinieron los kinesiólogos y me dijeron “vamos a pararnos”. Me dio miedo, pero me paré con un andador. Sentía que mis pies eran de corcho, había perdido toda la sensibilidad.
-¿Qué era lo que más te preocupaba?
-No volver a caminar y cómo iba a quedar mi cara porque durante unos días tuve la mitad de la cara paralizada, tomaba agua y se me caía de la boca. Pedí un espejo y me vi: tenía derretida la mitad de la cara. Y los médicos estaban contentos porque cuando el síndrome llega a la cara significa que ya pasó por el diafragma, que es la parte más riesgosa. La enfermedad avanza y va paralizando todo el cuerpo. Es impresionante.
-¿Qué proyección te dieron?
-Todo se recupera. No quedan secuelas.
-¿Tenés que hacer rehabilitación?
-Sí, kinesiología.
-¿Cuesta?
-Es muy duro. Y pienso que fue todo tan rápido que me hace pensar que el futuro no existe porque todo puede cambiar de un momento a otro. Una noche estaba divina en la inauguración del Roof Garden del Alvear y al día siguiente esta internada, sin poder caminar.
-¿Cómo reaccionó tu marido?
-Fue una prueba de fuego. Pensá que el 17 de octubre cumplí un año de casada. Había estado un año de novia, es una relación nuevita y se la re bancó. Estuvo espléndido. No sólo en el hospital, acá en casa también. Me lleva a upa, me lava la cabeza...
-¿Lloraste mucho?
-Todos los días.
-¿Qué pensabas?
-Yo estaba acostumbrada a ser una chica superpoderosa, que todo lo puede y ahí estaba en una posición en la que dependía de los demás para todo, sentía mucha impotencia y tuve que acostumbrarme a tener paciencia porque todos me decían que me iba a recuperar al cien por cien, pero no me decían cuándo.
-¿Y cómo venís?
-Tengo una recuperación muy buena, ya dejé el andador, ando con bastón. Me falta estabilidad y fuerza, pero la verdad es que estoy muy bien.
-¿Cuándo vas a volver a trabajar?
-El jueves voy a ir a grabar un programa de Donna Moda. Me estuvo reemplazando Hernán Drago, un divino porque como hay compromisos comerciales había que seguir adelante. Yo no lo vi, pero creo que salió bien. Con Marcelo, mi ex, decimos que Donna Moda es nuestro hijo, el que no tuvimos.
-¿Por qué no tuvieron hijos?
-Porque cuando nos conocimos su hija menor, Kari, tenía tres años; Almendra tenía seis y el medio hermano de Kari tenía siete. Estaban mucho con nosotros y cuando fueron creciendo yo me sentí grande para tener hijos, entonces no se dio. Pero para mí, ellos son mis chicos. Mi faceta maternal la cubrí con ellos y hasta el abuelazgo, porque la mayor de Marcelo tiene un hijo, que para mí es mi nieto.
-¿Tu actual marido tiene hijos?
-Una hija de 21 años, con la que me llevó muy bien y tiene una ex mujer con la que también me llevo bien. Yo detesto el quilombo, la pelea. Me gusta vivir en armonía y sin drama. El conflicto no es para mí. Siempre trato de buscar la vía más llana, las soluciones. No soporto el griterío. No lo aguanto. No es para mí.
Otras noticias de Entrevistas
Más leídas de Espectáculos
Lucas Fridman se confiesa. El “desaire” de Pergolini, el sorpresivo consejo de su madre actriz y los proyectos de Olga en medio de la guerra con LuzuTV
Deben operarlo. Preocupación por la salud de un exparticipante de Cuestión de Peso: está en terapia intensiva
A seis meses de su separación. El Turco Naim rompió el silencio sobre el nuevo romance de Emilia Attias y fue contundente
Enojadísimo. El furioso descargo de Tomás Dente contra Araceli González por defender a su hijo tras el polémico sketch