Expedición al mundo Rovira: una perla en el Festival de Tango
La gran fiesta del 2X4, que empieza el jueves próximo, cuenta con varios imperdibles como el grupo belga Sónico, que recrea la obra del gran compositor argentino que hizo escuela en Europa
En 2003, cuando Ariel Eberstein partió a Viena con una beca Antorchas para perfeccionarse como contrabajista clásico, nunca imaginó que se enamoraría de una chica de la región de Flandes, que por ese embrujo flamenco se mudaría de Austria a Bélgica y que allí fundaría un grupo que interpretaría la obra de Eduardo Rovira, uno de los mayores experimentadores del tango.
"Al mismo tiempo que descubrí el material de Rovira tuve una especie de crisis profesional. Sentí que necesitaba hacer algo fuera de la orquesta sinfónica. O que complementara ese trabajo. Lo gracioso de este proyecto es que yo tocaba mucho, como freelance, en la orquesta de la Opera de La Monnaie, donde también tocaba el violinista Stephen Meyer; pero casi no nos dirigimos la palabra durante unos ocho años, hasta que nos encontramos en el festival de tango de Bruselas. '¿A vos te gusta el tango?' A mí también". Ariel escenifica el comienzo del proyecto que bautizaron Sónico .
"La antesala fue un espectáculo bailable, en Bruselas, donde toqué por primera vez en trío, dos obras de Rovira. Después buscamos a los músicos con los que terminaríamos armando Sónico".
El título de grupo quizás no sea el más original, pero es muy directo y, probablemente, el mejor acceso desde el tango a este músico. Si el planteo del grupo es traer la música del referente de "la otra vanguardia" tanguera (es decir, la alternativa a Piazzolla), Sónico es la palabra con la que mejor se podría identificar a Rovira.
Hoy, tanto el trabajo de Piazzolla como el de Rovira son parte insoslayable del tango; estilos que en algún momento fueron de experimentación y (quizás en el sentido más esnob del término) vanguardia, y hoy deberían ser considerados dialectos en sí mismos, dentro de la rica historia del tango.
Visto a la distancia -la inspiración más productiva de Rovira hay que ubicarla en la década del sesenta, con la agrupación de tango moderno que tuvo a Osvaldo Manzi sentado al piano- se podría hablar de una especie de retrofuturismo asociado a la palabra Sónico. De hecho, Eberstein es quien trae la asociación a la mesa de un café de Lavalle y Esmeralda, días después del debut del grupo en una sala porteña y antes de una gira que culminará con la actuación del quinteto, el 12, en el Festival y Mundial Tango Buenos Aires .
¿Se podría ver la música de Rovira como el futuro de un tango que no fue? "Está bien hacerse esa pregunta, pero creo que también hay que pensarlo desde el lugar donde se lo ve -dice Eberstein-. Nosotros sabemos cómo se lo ve en Bélgica. Hay una cuestión que tiene que ver con la falta de background tanguero. Por ejemplo, yo entré al tango tarde; en cuanto a mi formación de 20 años de músico, tengo solo cuatro con el tango. Anke (Steenbeke, pianista del grupo), Lysandre (Donoso, bandoneonista) y Stephen se formaron en tango en el conservatorio de Rotterdam. Ellos saben más de tango que yo. Pero al mismo tiempo hay un background que uno tiene por haber vivido acá. Hay cuestiones impuestas por lo cultural. Y en Bélgica estas cuestiones aplican o no. Es decir: simplemente les gusta lo que se escucha o no. En cuanto a la Argentina: bueno, venimos para eso, para ver cómo se percibe a Rovira en vivo y acá. Sin duda, para los músicos es un referente porque cuando comenzamos a trabajar con esto y grabamos el disco muchos se contactaron conmigo. Es difícil responder si fue una vanguardia trunca. Lo interesante, sin hacer marketing barato, es tener una vanguardia como fue Piazzolla y otra que fue Rovira. Con puntos en común, pero con más cosas que los diferencian. No nos tenemos que perder a ninguno de los dos. El sentido del proyecto es ese. Quizás Rovira no supo manejar su carrera, pero tal vez fue el más vanguardista".
Esto corre por cuenta del cronista: las aproximaciones a Mozart en "Triálogo" (cuando toma la cadencia del Concierto en La Mayor K.488), a la Segunda Escuela de Viena (cuando escribe "Serial dodecafónico") y a Bartók (en la irregularidad de los compases o especialmente en la polimetría) hablan de un músico que fue más experimentador que transgresor y provocador. Rovira escribió en música más de lo que habló.
"Rítmicamente, Rovira tiene conexiones muy cercanas a Bartók y a Stravinsky. Es bastante claro eso. Y en obras como 'Sónico' tienen polirritmia binaria y ternaria", agrega el contrabajista.
Para varios de los músicos de este grupo, esta no es la primera visita a la Argentina. Incluso ya han venido con otras agrupaciones al festival de tango. El francés Lysandre, que es el único que no vive en Bélgica, se suma a la charla. Llega con retraso por demoras en el subte. Pero no parece agobiado por el tema. Sonríe, habla de Rovira y del grupo Sónico, hace planes para la noche, en un local porteño donde también tocará en unos días, con otro proyecto propio. Lysandre es hijo de una francesa y de un chileno que llegó a París exiliado. De su abuelo materno heredó el bandoneón. Y nunca lo dejó. Ahora Rovira es parte de su universo. "Entré por Piazzolla, como la mayoría. Antes del bandoneón tocaba acordeón. Pero cuando pasé al bandoneón comencé a descubrir la época dorada del tango, me volví fanático, escuché todo lo que podía y así llegué a Rovira. Cuando me encontré con Ariel ya conocía su música, pero no la había analizado ni tocado. Era una oportunidad genial, sobre todo porque Rovira era bandoneonista. Era más desafiante para mí. Rovira tiene una manera diferente a todo el resto. Armónicamente es otro mundo que yo no conocía, por la manera de combinar las voces del fueye", dice con tono casi porteño.
El álbum del grupo belga es el primer disco integral con obras de Rovira (o con arreglos suyos) más allá de lo que grabó el propio Rovira o de algunas obras de este músico que registraron grupos como el Trío Esquina. No existe mucho material escrito de su obra. De hecho, parte de lo que había heredado su segunda esposa se perdió durante la última inundación de la ciudad de La Plata.
El quinteto (para esta gira se sumó el guitarrista de Violentango Camilo Córdoba) debió hacer las transcripciones de lo que grabaron para el CD que llamaron Eduardo Rovira: la otra vanguardia. "El proyecto no solo es de reivindicación; también es de recuperación histórica. Tenemos actualmente entre 40 y 50 obras. Buscamos en bibliotecas, compramos cosas que encontramos, recurrimos a los fans de Rovira y mucho lo transcribimos. Incluso respetamos el formato; todo lo que está tocado en trío o cuarteto lo interpretamos en ese formato. Lo que vamos a tener en esta gira es un concierto en Villa María, donde vamos a tocar obras de octeto con integrantes de la orquesta del tango local".
En 20 días el grupo dará unos 13 conciertos que incluirán salas y centros culturales de La Plata, Rosario, Córdoba, la provincia de Buenos Aires y el Festival de Tango de la Ciudad de Buenos Aires.
Y proyectos hay hasta 2022. La presentación del disco en Bélgica, la edición de un vinilo, colaboraciones con la coreógrafa argentina radicada en Bélgica Lisi Estaras ("Sapiens, la domesticación del fuego es uno de sus títulos, programado para este mes por el Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín). "Veremos cómo nos podemos adaptar al lenguaje de Lisi, que es tan particular. Por otro lado, Rovira tiene un ballet. Pero nunca se hizo una puesta. Nos gustaría hacerlo en el futuro, aunque para eso necesitaríamos estructuras mucho más grandes. Otra de las cosas que vamos a hacer y que ya gestionamos a través de Cancillería es un showcase para comenzar a mostrar lo que pasa en la Argentina. Y dentro de un par de años queremos encontrar la conexión entre Rovira y músicos actuales como Fernando Otero, Diego Schissi, Julián Peralta, Ramiro Gallo y Pablo Murgier. Eso podría ser un próximo disco de Sónico, además de seguir recuperando la obra de Rovira, porque muchas cosas no están grabadas en las mejores condiciones", completa el contrabajista.
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