Estrenos de teatro. Tootsie es un gran espectáculo con ganas de convertirse en el hecho teatral del año
Las canciones acompañan a esta comedia en la que Nicolás Vázquez hace un gran tour-de-force que marca un hito en su carrera
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Libro: Robert Horn. Música y letras: David Yazbek. Versión: Fernando Masllorens y Federico González del Pino. Dirección y diseño de luces: Mariano Demaría. Intérpretes: Nicolás Vázquez, Julieta Nair Calvo, Diego Hodara, Maida Andrenacci, Leo Trento, Vivian El Jaber, David Masajnik, Gustavo Bonfigli, Francisco Andrade, Nicolás Chávez, Giselle Dufour, Gonzalo Gerber, Christian Gimenez, Juan Mateo Halle, Daiana Fernández, Virginia Kaufmann, Gustavo Monje y Georgina Tirotta. Vestuario: Renata Schussheim. Escenografía y multimedia: Tato Fernández. Sonido: Eugenio Mellano Lanfranco. Producción artística: Nicolás Vázquez. Asesor artístico: Nicolás Chávez. Coach vocal: Virginia Módica. Dirección musical: Gerardo Gardelín. Teatro: Lola Membrives, Corrientes 1280. Funciones: sábados, a las 20 y 22.30; domingos, a las 19; jueves y viernes, a las 20 y otros (hay cambios según el día). Duración: 90 minutos.
“Con vos fui mejor hombre como mujer que lo que fui alguna vez con otra mujer como hombre”: esa sentencia del personaje central de Tootsie, la película y el musical, abraza el corazón de la historia. Si caminar en los zapatos del otro (de otra) transforma la mirada, captar ese pasaje con la lente de la comedia permite que el humor ampare el salto entre opuestos.
Los datos dicen que la obra teatral, escrita por Robert Horn más la música y canciones de David Yazbek, está basada en la película dirigida por Sidney Pollack en 1982 (guión, a su vez, basado en el libro de Don McGuire y Larry Gelbart) que protagonizaran Dustin Hoffman, Jessica Lange, Bill Murray y Teri Garr. Ganador de muchísimos premios (varios Globos de Oro y Baftas pero sólo un Oscar, el de actriz de reparto para Lange), el film está ubicado por la crítica cinematográfica en el alto podio de las comedias. En 2019, el musical de Horn y Yazbek se estrenó en Broadway con Santino Fontana (la voz de Hans en Frozen) como Tootsie, papel que le valió un Tony. Esa versión traducida y adaptada es la que el público local puede ver en el Lola Membrives, con producción de RGB Entertainment (Gustavo Yankelevich), Preludio (Paul Kirzner, el hermano de Adrián Suar) y el actor a la cabeza de este proyecto, Nicolás Vázquez.
Después de las muy exitosas El otro lado de la cama y Una semana nada más, las anteriores obras lideradas por Vázquez, el actor consolidó un público fiel formado en gran parte por gente joven, grupo que tal vez no vio la película o, en todo caso, recién lo haga después de ver la obra. Pero tanto para Alberto Olmedo cuando hacía “Lucy Tootsie” en los ochenta, como para Vázquez –que aspira y valora convertirse en una figura popular– y para aquellos espectadores que sí la conocen, la referencia es la película. Por eso, apenas algunas diferencias básicas con el libro de Horn: Santiago, el actor de carácter que no consigue trabajo por su pretencioso ego y decide montarse como la desconocida actriz Dorita Sánchez, no se presenta para una telenovela hospitalaria sino para una comedia musical; Julia, la actriz del musical, a diferencia del personaje de Jessica Lange, no tiene hijos y no está en pareja con el director de la obra; y el padre de la actriz (el gran Charles Durning) en la obra está minimizado a caricatura.
Otras diferencias tienen que ver con los cambios socioculturales después de cuarenta años como, por ejemplo, la respuesta de Julia ante el beso de Dorita/Santi; o que el mal actor fascinado con Dorita no sea un maduro apático sino un joven famoso surgido de Gran Hermano. Y sólo una está desajustada, la escena en que Santi avanza atrevido sobre Julia porque sabe, gracias a Dorita, que ella valora la espontaneidad: en la película ese momento se construye antes -y por eso es gracioso- mientras que en la obra queda descolgado.
Dirigida por Mariano Demaría, el mismo de Una semana nada más, Tootsie en calle Corrientes es, en primer lugar, un gran espectáculo, un musical de Broadway realizado por un equipo de artistas y técnicos locales, capaz de reunir a distintas generaciones y por distintos motivos, con una aceleración que no decae, que no deja mirar el reloj, que es estímulo permanente para un espectador que paga una entrada de entre 5 a 9 mil pesos para divertirse. Y se logra porque el clima en la sala es festivo, celebratorio de principio a fin. La máquina teatral funciona sin baches ni lagunas, teniendo en cuenta que Vázquez –en escena casi toda la obra– cambia el vestuario de Santi a Dorita y viceversa en pocos segundos.
La escenografía multimedia –y no la música– es la que marca el ritmo y, en este sentido, es una de las estrellas de la obra. Las coloridas imágenes de la ciudad, el parque, el bar, el teatro se suceden unas a otras acompañadas por algunos objetos no virtuales como el sillón de un living, la mesa de cocina, el escritorio durante el casting o una cama en los ensayos, todo fácilmente desmontable. Es esta escenografía (a cargo de Tato Fernández) la que denota también planos achatados, sin profundidad. El vestuario es tan bello y deslumbrante como Renata Schussheim puede hacerlo, aunque en el caso de Anselmo (muy bien David Masajnik en el papel que fuera el debut actoral del director Sidney Pollack) no se entiende porqué el estereotipo del saco a cuadros y los habanos al estilo de los representantes de artistas de los 70 y 80.
Si bien hay canciones, coreografías y una puesta con el brillo de un musical, Tootsie no deja de ser una comedia tradicional ya que la acción no avanza ni con la música ni con la danza, los intérpretes no dicen con sus canciones sino que ilustran o agregan ese contenido a lo ya dialogado. No hay canciones que se recuerden al salir de la sala sino que lo predominante siempre es lo visual y lo actoral, en especial, la performance de Vázquez en torno a lo que gira toda la puesta.
El protagonista, cuya audacia se agradece porque no le temió a la mochila de Dustin Hoffman, cumple muy bien con su doble personaje que será seguramente un hito fuerte en su carrera. Julieta Nair Calvo como Julia es una excelente acompañante. En un elenco impecable, con artistas del off como Leo Trento y Virginia Kaufmann; con trayectoria en el musical como Diego Hodara, Gustavo Monje y Gustavo Bonfigli; y con jóvenes para tener en cuenta por talento y fina estampa como Francisco Andrade (Max), en ese elenco de trabajadores muy destacados, dos actrices perforan la estética plana, sin grosor, de la puesta: Maida Andrenacci como Vane (la amiga loser de Santi, la que hiciera la brillante Teri Garr) y Vivian El Jaber (Rita, la productora millonaria), una artista en hacer magia con lo mínimo.
Para retomar la frase inicial, Tootsie fue visionaria por su postura feminista que hoy, aunque la situación de las mujeres en el trabajo ha avanzado mucho, todavía resuena. Y lo último, extrateatral (¿o no?) pero imposible de obviar por lo inusual: en la primera función del domingo 19, en el saludo final, Vázquez mencionó a periodistas muy conocidos en la sala, agradeció su presencia y mencionó la importancia del premio ACE, otorgado por la Asociación de Cronistas del Espectáculo. Esta cronista que no pertenece a esa institución no fue, por suerte, mencionada.
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