Estrenos de teatro. Evita y Mariquita Sánchez de Thompson discuten sobre la grieta, en un escenario
En Rebeldes en el limbo, primera creación de Lorena Basso, dos personajes femeninos fundamentales de nuestra historia se enfrentan pero también encuentran coincidencias.
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¿Cómo podrían llevarse Mariquita Sánchez de Thompson (en segundas nupcias, de Mendeville) y Eva Duarte de Perón? Difícil imaginarlo porque la distancia entre la muerte de una, en 1868, y el nacimiento de la otra, en 1919, supera el medio siglo. El contexto social, además, en que cada una se movió no podía ser más diferente: única hija de una familia patricia, María Josefa Petrona de Todos los Santos Sánchez de Velazco y Trillo fue contemporánea de la Revolución de Mayo y del inicio, a sus 82 años, de la presidencia de Domingo Faustino Sarmiento; María Eva Duarte, hija “ilegítima” –como se consideraba a los nacidos fuera del matrimonio legal– y actriz de profesión, vivió apenas 33 años en los que se metió para siempre en la memoria popular. Sin embargo, al teatro no le importan los contrafactuales sino que se los apropia para jugar con ellos a hipotéticos encuentros entre personalidades históricas.
Rebeldes en el Limbo, primera obra de Lorena Basso que se presenta en una sala de Boedo, plantea el cruce entre estas dos mujeres insoslayables en un no-lugar de larga espera donde manda una simpática enfermera. “Había empezado a leer y a investigar sobre Mariquita porque me parecía un personaje jugoso en nuestra historia y que no había trascendido, como suele suceder con la mayoría de los personajes femeninos de la historia. Mariquita no era sólo ‘la hija de’ o ‘la esposa de’ sino que tenía un nombre en las luchas por la independencia y en el devenir político de la época. Con esa semilla, nació la idea de hacer algo con este personaje”, dice Basso quien, en paralelo, leía también acerca la vida de Evita. De ese modo fue que halló un dato que la decidió a juntarlas: Mariquita fue la primera presidenta de la Sociedad de Beneficencia que creó Bernardino Rivadavia en 1820 mientras que Evita fue quien la cerró para crear la Fundación Eva Perón con una dimensión social mucho más integradora: “Ahí empecé a bocetear este encuentro en un lugar o espacio que las trascendiera a ambas. El limbo permite jugar con la ambigüedad de no ser ni un infierno ni un paraíso. En lo personal, además, me cuesta abordar el tema de la enfermedad de Evita, mostrar ese proceso que en toda película u obra sobre ella aparece. En este caso, Eva está muerta pero, al mismo tiempo, está muy viva”.
Con dirección de Gustavo Oviedo –el mismo de Mujeres entre hielos, de Agustina Muñoz–, actúan Marina Palladino (Evita), Camila Torres (Mariquita) y Giselle Acosta (la enfermera). Diseñado por la vestuarista Erika Serrano, el vestido que usa “la abanderada de los humildes”, uno de los más reconocidos en su iconografía, es una réplica del que se encuentra en el Museo Evita; el de la “dama del Himno” se diseñó a partir de referencias de vestuario de la época adaptado a las telas actuales. La enfermera rompe el tiempo y tiene un vestuario que roza lo animé.
“Investigué mucho. Obviamente que Evita me resultaba más cercana: sus libros, sus discursos, su imagen, cómo se movía, las relaciones. A Mariquita había que construirla a través también de sus escritos porque dejó referenciada la época del Virreinato y gran cantidad de cartas con personalidades de la política nacional, especialmente de cuando estuvo en el exilio en Uruguay. Y después hay juego, hay creación e imaginación. El arte todo lo puede y como no fue posible juntarlas porque vivieron en diferentes épocas, desde la dramaturgia podés trabajar con ese imposible y construir algo que resulte verosímil”, explica Basso, quien hasta ahora trabajó como actriz en salas independientes pero esta vez no quiso subir al escenario: “Preferí que la obra se enriqueciera con la interpretación de otras actrices. Y no podría haberla dirigido porque no soy directora. Soy muy respetuosa del trabajo del que sabe. Tampoco pensé en un espectador en particular, si bien hay referencias a un auditorio femenino. Es muy heterogéneo el público que viene así como las reacciones que son muy diferentes”.
Estas dos mujeres revolucionarias a su manera y desobedientes de los mandatos heredados, al encontrarse en el limbo sin buscarlo, primero van a plantear disparidades pero poco a poco comenzarán a comprenderse. En uno de esos retruques, Evita dice: “¡Evita y Mariquita! parece el título de un sketch. Dos personajes que se encuentran en un siglo contradictorio! Vengan que resolvemos la grieta. ¡Pasen y vean!”. Ante la elección de un término demasiado connotado los últimos años, la autora responde que de ninguna manera la obra intenta saldar esa brecha: “Sería muy pretencioso. Pero sí creo que está bueno pensar las diferencias y que, aun en ellas, se pueden encontrar coincidencias. Si la famosa grieta es una discusión sobre modelos de país me parece necesaria que exista. Es imprescindible pensar el modelo de nación al que se aspira. Pero hay una grieta que tiene que ver con el odio al otro que hoy está alimentada por las redes sociales y que me resulta desconcertante por lo irracional. En ese sentido, si la obra puede generar una reflexión, ¡bienvenida!”.
PARA AGENDAR
Rebeldes en el limbo, de Lorena Basso y dirección de Gustavo Oviedo. Domingos, a las 20, en Siga la polilla (Castro Barros 874). Desde $ 800.
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