Esther Williams: la sirena de la época dorada de Hollywood
"Se desliza, gira, se sumerge, da volteretas y bajo la superficie con su sonrisa parece anunciar que está resuelta a no abandonar jamás las profundas delicias del aquarium que la Metro ha elegido para ella." Son palabras escritas en una crítica publicada por LA NACION en 1948 y destinadas a una estrella que fue única en su tipo en toda la historia del cine, coronada durante la época dorada de Hollywood con un título que nadie había recibido antes y que nadie más, después de ella, lograría heredar.
Esther Williams, la gloriosa sirena de Hollywood, murió anteanoche, a los 91 años, mientras dormía. Quedará para siempre en el recuerdo como la formidable campeona de natación transformada en rutilante estrella de cine y protagonista de algunos de los más taquilleros musicales de los años 40 y 50, cuyo atractivo principal eran las espectaculares coreografías acuáticas realzadas gracias al Technicolor.
En esos títulos ( Escuela de sirenas , El recuerdo de tus labios , La sirena se enamora , Faldas a bordo , La reina del mar y La hija de Neptuno , entre otros), Williams hacía proezas bajo el agua con su maravillosa sonrisa y una perfecta silueta que lucía aun mejor en traje de baño. Nacida el 8 de agosto de 1923 en el seno de una humilde familia de Kansas, llegó al cine por imperio de la necesidad de Louis B. Mayer, el poderoso jefe de la MGM, de contar con alguien que le hiciera sombra a la noruega Sonja Henie, otra que viajó sin escalas del deporte (el patinaje sobre hielo) a la pantalla grande.
Había batido varios récords juveniles de nado e iba a integrar el equipo olímpico estadounidense en Helsinki 1940, competencia frustrada por la guerra. Ese año fue descubierta por un cazatalentos de MGM durante un show de la compañía Billy Rose's Aqua Cade, que integraba.
Protagonista excluyente de un género en sí mismo que empezó y concluyó con ella, Williams comprobó que su talento natural servía para un solo tipo de películas. Por eso, cuando quiso pasar de las ya declinantes comedias acuáticas al drama en tierra firme, su carrera entró rápidamente en el ocaso. Esa certeza la impulsó al retiro en 1962, después de filmar en España La fuente mágica , dirigida y coprotagonizada por su tercer marido, el galán argentino Fernando Lamas. Estuvieron juntos desde entonces hasta la muerte de nuestro compatriota, en 1982.
De allí en más, siempre espléndida y elegante, se convirtió en una hábil mujer de negocios (una fábrica de piletas y otra de trajes de baño llevaron su apellido) y ocasional comentarista de competencias de natación. Pasó fugazmente por Buenos Aires en 1991, invitada por El mundo de Ante Garmaz, y a fines de esa década escribió su descarnada autobiografía, The Million Dollar Mermaid . "Tuve una carrera en el cine -cuenta allí- que me llenó el ego, pero era sólo el merengue de la torta. Mi matrimonio con Fernando fue el relleno de ese postre: la manzana dentro de esa torta."
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