Esther Goris, vestida de Chanel
La actriz protagoniza el unipersonal que recrea la vida de la diseñadora francesa
"Una mujer que no es amada es una mujer inútil, es nada, es nadie, es como si estuviera muerta." La frase pertenece a Gabrielle "Coco" Chanel. Una de las figuras más inquietantes del siglo XX, que renovó la moda femenina creando un estilo que, sobre todo, se destacó por la libertad que les posibilitó a las mujeres a la hora de llevar su vestuario.
Dos pasiones caracterizaron la vida de Chanel, el trabajo y el amor. Desde los 30 años trabajó incansablemente, muchas veces dejando de lado el sueño y la comida. Y amó entrañablemente, pero nunca logró dejar de ser una "mademoiselle" más.
Un retrato de su vida es el que intentan mostrar, desde ayer, en el escenario del teatro Broadway, Daniel Mañas, como autor y director, y Esther Goris, como única protagonista. El espectáculo se llama "Coco, de París".
Concebir su texto le demandó a Mañas cinco años de obsesiva investigación. La vida de Chanel resume una profunda soledad y por eso el creador decidió que sólo podía mostrarse en un unipersonal.
Para Goris, en tanto, construir este personaje es un sueño que se transforma en realidad. Hace unos años descubrió a esa mujer en una revista y quedó atrapada por su historia. Postergó su decisión de recrearlo unos años. Entretanto, protagonizó a Eva Perón, en cine, y escribió su novela "Agatha Gallifi, la flor de la mafia".
Esta temporada convocó a un productor argentino para que la ayudara a concretar el trabajo sobre Coco Chanel. Cuando estaban en busca del autor que escribiera la obra -"Aunque escribí teatro y televisión no me gusta protagonizar aquello que escribo", aclara Goris- llegó Daniel Mañas de los Estados Unidos, país en el que reside, a ofrecerle hacer lo que ella deseaba. "Es increíble -acota Goris-. Yo elegí hacer a Coco Chanel y alguien me eligió para llevarla a escena."
La historia de una mujer
-¿Por qué le interesa tanto la vida de esta mujer?
-Lo que más me conmovió fue el precio que tuvo que pagar por su singularidad. Es difícil decir qué es lo que me interesa, tal vez su fervor, su pasión por el trabajo. Fue una mujer muy valiente y por momentos muy cruel, también. Esa complejidad me gustó. Y tuve que amigarme con esa crueldad muchas veces. Una persona con su historia (su madre murió cuando era pequeña y su padre la abandonó en un orfanato) se sostiene y sigue adelante. Pensemos que fue mantenida por un hombre a principios de siglo, una mantenida muy especial porque devolvió hasta el último centavo que le habían prestado para abrir su primera tienda. Coco Chanel construye su futuro desde que tiene uso de razón con el mismo fervor con el que después va a construir su pasado, porque miente muchísimo. Obviamente no podía decir la verdad sobre su condición, sus clientas se hubieran escandalizado. De modo que inventó una fábula menos interesante, diciendo que había sido criada por dos tías. En verdad, creo que es una mujer que se soñó leyenda, es curioso.
-La pieza de Mañas la rescata con mucho humor...
-Eso me interesó mucho. Entre las fantasías que yo había tejido cuando decidí hacerla y el texto de Daniel Mañas aparecieron algunas diferencias. Su obra está llena de humor y eso está bueno, para mí el sentido del humor de una persona demuestra su inteligencia. Y mostrar a este personaje tan desdichado desde el humor resulta muy atractivo. Es más, creo que se podría hacer una obra entera con frases de Coco.
-¿Resultó complejo decidir qué fragmentos de la vida de Chanel iban a mostrar, teniendo en cuenta que vivió casi un siglo?
-La pieza no puede abarcar una vida tan inmensa. Retratar a una persona es una responsabilidad, no es lo mismo que sucede cuando uno construye un personaje de ficción. Hay una responsabilidad ante el público. Coco Chanel es una persona compleja, llena de matices. Por otra parte pienso:Ah, diablos, excepto aquella versión un poco ingenua que hizo en cine Katherine Hepburn, voy a ser la primera actriz que la haga.
Personaje fascinante
Antes de la entrevista con La Nación , Esther Goris posó para los fotógrafos cambiando en tres oportunidades su vestuario. La ropa es réplica de la que en su momento diseñó Coco Chanel, en este caso, el clásico "tailleur" de pollera a mitad de rodilla y saco sastre. Y notablemente, con sólo ponerse ese vestuario, sus gestos, sus actitudes, repiten aquellas que caracterizaron a la diseñadora.
La intérprete está sumamente fascinada con ese personaje. "Es imprescindible -dice-. Yo no suelo ser muy racional a la hora de actuar, pero indudablemente se produce una relación amorosa con el personaje y cuando ese personaje no sale de la ficción su composición adquiere otra vuelta de tuerca. En el caso de Coco uno de los aspectos más sobresalientes es su nervio."
Y esto no es algo nuevo en la carrera de Goris. En los últimos años recreó a Eva Perón y escribió sobre Agatha Gallifi. "En algún momento -apunta la actriz- me cansé de estas mujeres. Mi sueño era hacer un ama de casa muy gris. No quería más mujeres con antorcha en mano. Después de Eva me ofrecieron todas las mujeres que te imagines y hasta Frida Kalho, pero opté por Coco, aun con sus cosas no tan destacadas como su colaboracionismo con los nazis, o la situación que vivió cuando despidió a sus empleadas, que le pedían aumento de sueldo. Hasta era dura con sus modelos. Ella creaba sobre el cuerpo de las modelos y, en una oportunidad me comentó una argentina que trabajó con ella, que vivía pinchándolas con los alfileres. Coco fue una mujer inquietante que transitó un siglo, que se relacionó con Dalí, Picasso, Stravinsky. Es la sacrificada más rea que yo haya visto en mi vida..."
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