Esperando la caída
Ballers / Creador: Steve Levinson / Elenco: Dwayne Johnson, Omar Benson Miller, Troy Garity y otros / Emisiones: los domingos, a las 23, por HBO.
Nuestra Opinión: Buena
Acaso lo único que provoca mayor indiferencia y desinterés que el soccer entre los adultos norteamericanos es el fútbol americano entre los argentinos. Ese es un impedimento que debe sortear Ballers, aunque no es uno insalvable dado que en su centro no está el juego mismo, sino el negocio que éste genera. El motor que impulsa el relato es, parafraseando al comediante Chris Rock, "la cuenta regresiva hacia la vuelta a la pobreza que se inicia cada vez que un negro hace plata", y la lucha por evitar este destino escrito en piedra. La serie sigue a las jóvenes luminarias del deporte que obtuvieron demasiadas cosas, demasiado pronto y no pueden esperar para empezar a tomar las pésimas decisiones que arruinarán su carrera.
El punto de vista no es el de los futbolistas, sino el de sus representantes, que deben lidiar con los daños directos y colaterales que dejan los caprichos o la estupidez de sus representados. Para ponerlo claro o, al menos, claro para quienes vieron Entourage: es como si esa serie hubiera estado protagonizada por el manager Ari Gold y éste, en vez de manejar estrellas de cine, hubiera sido asesor financiero de deportistas.
Dwayne Johnson -el artista anteriormente conocido como The Rock- interpreta a un ex jugador que aspira a consolidarse como representante, un "golden boy" que estuvo en el lugar en el que están sus clientes, pero que debió retirarse prematuramente del juego a causa de una herida cuyas secuelas todavía lo persiguen. A su retiro vio cómo sus finanzas y su vida se desmoronaban, de modo que cree tener la experiencia para dar, por una tajada, el consejo paternal que los enardecidos ídolos del campo de juego necesitan. El hecho de que The Rock sea la voz de la moderación y la sensatez establece el tono de la serie.
Tal como sucedía en Entourage, es difícil decidir si este show existe como una glamorización o como un comentario acerca del estilo de vida desaforado y la precariedad moral de los protagonistas. En este tipo de programas acerca de la cima de la cadena alimentaria del capitalismo, ese pináculo es mostrado casi siempre de modo tan aspiracional que las contraindicaciones incluidas para que el contenido tenga una pátina de relevancia espiritual no resultan convincentes. También como Entourage, la serie logra un considerable grado de empatía con sus protagonistas, considerando que son nuestra versión de la realeza y que la tragedia que intentan prevenir es tener que vivir como cualquiera de nosotros.
El ex luchador de catch Johnson es inmediatamente agradable y tiene recursos para transmitir algo más que admiración por sus trabajados deltoides y su sonrisa fosforescente. Claramente es el mayor atributo de una serie que no muestra nada que no hayamos visto, pero que tiene el brío y el cinismo justos para que la media hora de cada episodio pase sin esfuerzo.
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