Erase una vez Robert Rodriguez
El director que se hizo famoso por su bajo presupuesto volvió a dirigir a Banderas y Hayek
NUEVA YORK.- A simple vista, Robert Rodriguez parece un cómic de cowboy urbano. Atraviesa el elegante lobby del hotel Regency, sobre Park Avenue, vistiendo un sombrero texano negro, pantalones y botas de cuero, y una camisa de jean típica de rodeo.
Como si estuviera en un salón del Lejano Oeste, o en su Texas natal ingresa dramáticamente en la habitación donde se realizará la entrevista para promocionar "Erase una vez en México", que se estrena el jueves próximo en la Argentina. Se trata de la última parte de lo que él ha dado en llamar su "trilogía de los dólares", en honor a aquellos clásicos spaghetti westerns de Sergio Leone "Por un puñado de dólares" (1964), "Por unos dólares más" (1965), "Lo bueno, lo malo y lo feo" (1966), protagonizadas por Clint Eastwood como "el hombre sin nombre". En el caso de Rodríguez, vuelve a contar las aventuras de ese mariachi sin nombre que nació con la película de bajo presupuesto "El mariachi" (1992), que luego fue rehecha a lo Hollywood con algunos toques nuevos en "La balada del pistolero" (1995), interpretada esta vez por Antonio Banderas y Salma Hayek, quienes a partir de esta película se volvieron nombres propios en la meca del cine.
"Siempre amé los spaghetti westerns y las películas como "Mad Max", de George Miller. Mucha gente se ha inspirado en eso, el solitario en tierra extraña -cuenta Rodríguez, ya sentado y menos amenazante con su look de cowboy en la ciudad-. Me gusta el Oeste que Sergio Leone se inventó y que está en las películas del mariachi, una especie de México no realista, ese otro lugar místico donde quizá las cosas están pasando o quizá no, no sabes si son verdad".
Filmada enteramente en México en video de alta definición, en "Erase una vez en México" Banderas vuelve a encarnar al mariachi sin nombre que, tras la muerte de su esposa, Carolina (Hayek, que aparece en flashbacks), se aisló del mundo y buscó refugio en su guitarra y el desierto mexicano. Pero un oscuro y corrupto agente de la CIA, interpretado magníficamente por Johnny Depp, llega a contratarlo para que sabotee un complot para asesinar al presidente de México (Pedro Armendáriz Jr.), que fue planeado por el capo narcotraficante Barrillo (Willem Dafne).
"Estoy lidiando con personajes muy icónicos. Cuando tuve que hacer esta tercera parte supe que tenía que ser más épica, con más personajes, donde el mariachi sólo sería uno de los protagonistas, así que tenía que llegar a personajes igual de icónicos para rodearlo", explica el director de 35 años, que para esta producción de 29 millones de dólares eligió acompañar el mariachi por dos músicos, uno de ellos interpretado por el cantante Enrique Iglesias.
"Amo "Río Bravo", y Ricky Nelson estaba en esa película y pensé que tenía que hacer algo así; al menos uno de los dos músicos que acompañan al mariachi debía ser músico de verdad -cuenta- Llamé a Enrique, que al principio lo dudó. Decía que no quería estropear la película, pero vino e hizo un gran trabajo al lado de Marco Leonardo ("Cinema Paradiso")."
-¿Cómo surgió la idea de esta tercera parte?
-Originalmente iba a hacer tres films muy rápidos y seguidos para video en México para aprender a hacer películas. Pero entonces Columbia Pictures agarró "El mariachi" y la estrenó en Estados Unidos y luego llegó "La balada del pistolero". Iba a llegar hasta ahí. Nunca creí que habría una tercera. Pero en el set de "La balada del pistolero" Quentin (Tarantino, su amigo Quentin) fue el que dijo que había que hacer una tercera, que era mi "trilogía de dólares". El ama a Sergio Leone incluso más que yo, y dijo que nadie lo había hecho desde Leone, que tenía que ser épica y que la tenía que llamar "Erase una vez en México". Era 1994 cuando rodábamos. Yo entonces pensaba en acabar y no lo tomé en serio. Pero años después "La balada del pistolero" consiguió bastante público en video y cable, y el estudio llamó porque quería hacer una tercera. Así nació.
-En "El mariachi", que costó sólo 7000 dólares, hubo cosas que no pudiste hacer por el presupuesto. ¿Han acabado algunas de esas cosas en esta tercera?
-Sí. Algunas de las grandes escenas que ni metimos en "La balada del pistolero". Heredó de las otras.
-¿Qué tiene este personaje que te mantiene entusiasmado durante tres películas?
-Me gusta el misterio del personaje. Habitualmente hay rechazo a hacer una película con un artista como el héroe porque es un personaje que está muy internalizado. Pero a mí me gusta porque es muy romántico.
-El personaje de Johnny Depp mira con desprecio a México. ¿Cuán difícil fue mantener esa línea siendo divertido sin ser ofensivo?
-Creo que lo que le pasa al final a su personaje es una forma de pagar la falta de respeto por el país y su gente.
-¿Apellidarse Rodriguez ayuda a no ser tan criticado como otro norteamericano haciendo historias mexicanas?
-Creo que puedo salirme con la mía en muchas cosas. Puedo poner a Willem Dafoe como un mexicano.
-¿Cómo te sentís cuando comparan la violencia de tus películas con las de Quentin Tarantino?
-No sé... Acabo de ver "Maten a Bill", su nueva película. Es otra mentalidad. Mis películas nunca fueron criticadas como las suyas. Mis películas son más como un cómic. La suya es más realista e imagino que por eso la gente piensa que son más violentas que las mías. Es una cuestión de tono.
-¿Te sorprendió el éxito de la franquicia de tres películas de "Spy Kids"?
-Antes de "El mariachi", no hacía nada más que comedias familiares. Yo vengo de una familia de origen mexicano, con 10 hermanos. Mi expectativa era que iba a resultar bien, pero ni en mis sueños más salvajes creí que iba a resultar como resultó. No se hacían películas de familia en ese momento, había sequía de ese tipo de cine. Era el momento de que volvieran, pero nadie había llevado una a un grado tal que realmente se metiera en una fantasía infantil. Yo quería hacer una buena película familiar desde hacía mucho tiempo y puse mucho trabajo en ello, mucha imaginación, quería que fuera muy distinto de lo que había por ahí. Nunca te metes en una película creyendo que no va a resultar bien, pones todo en ello, especialmente con una nueva idea para atraer a la audiencia. Después de que la primera funcionó todo fue más fácil. En ese momento no habían salido ni "Harry Potter" ni "El señor de los anillos" y no había mucha fantasía desde hacía tiempo que funcionara bien. Yo creí que los niños lo disfrutarían y resulta que la fantasía volvió fuerte. Mucho es cuestión del momento.
-¿Te sentís de alguna forma atrapado entre las trilogías de "Spy Kids" y "El mariachi"?
-No, de hecho lo que me gusta de las secuelas es que mucha de la preocupación en un film es pensar si alguien va a ir a verlo después de todo el trabajo que ha costado. Cuando hacés una secuela sabés que la gente va a aparecer porque están ahí desde el primero.
-¿No creés que los estudios están siendo vagos y poco arriesgados porque saben que la gente va a volver?
-Muchos empiezan desde ahí. También tiene que ver que las películas son muy caras, mucho más que las mías, que parece que tienen grandes presupuestos, pero no. Si se van a gastar 150 millones de dólares, eso los hace tender a hacer secuelas porque saben que tienen alguna oportunidad de conseguir público y que no sea un absoluto fracaso. Lo mismo con adaptaciones de exitosos personajes de cómic. Yo intento mantener mis presupuestos más bajos, porque así es más fácil tener material original y no me tengo que preocupar tanto.
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