Entrevista con Diego Lerman
En esta última entrega, una charla con el director de La mirada invisible, una de las películas que competirán en el festival; accedé al video. Por Milagros Amondaray
Tan de repente. Mientras tanto. Si uno se guiara por los títulos de las películas de Diego Lerman, creería que la inmediatez, el tiempo presente y el arrebato del aquí y ahora, son algunas de sus obsesiones. Quizás uno no estaría tan errado. Pero su trifecta cinematográfica está signada, más que nada, por la evolución. Como si fuera algo natural, su cine pasa de la urgencia más desmedida (Tan de repente, ese road trip maravilloso con la maravillosa Tatiana Saphir) a un entrecruzamiento narrativo más ambicioso (Mientras tanto, con la maravillosa Valeria Bertuccelli).
La mirada invisible, la película con la que competirá por una mención especial en el Festival de Cannes que comienza hoy, es, en consecuencia, un paso distinto. "En este tercer rodaje tuve una mayor conciencia de todo el proceso. Tan de repente era un acto arrojado, se filmaba cuando se podía. En este caso, siempre hubo un conocimiento previo de cómo quería hacer lo que quería hacer. Fue más integral a la hora de tomar decisiones de dirección y producción. Esta es, sin dudas, mi película más conciente", explica Lerman a lanacion.com. Así, probablemente nos alejemos un poco de la anarquía de su ópera prima y de la estructura coral de su segundo film, pero Lerman no lo ve como un gesto de madurez sino como ya dijimos: de natural evolución. "Probablemente vuelva en algún momento a hacer algo como Tan de repente, esto no me lo impide, yo soy creyente de que a cada película hay que encontrarle una manera. Pero, después de Mientras tanto, me interesaba trabajar con menos personajes, hacer algo más acotado".
Lerman basó su tercer largometraje en Ciencias morales, la novela de Martín Kohan, y modificó el título con el propósito de centrar su adaptación en el personaje principal (Marita, interpretada por Julieta Zylberberg. Dato: Lerman tiene un ojo excelente para las actrices protagónicas). "El título estaba bueno, pero para un libro. Era muy literario para una película. Además, ´ciencias morales´ fue la primera denominación del Colegio Nacional Buenos Aires y eso le daba demasiado protagonismo. Yo quería que la atención recayera en Marita, en el tema de quién mira a quién, del control, más que en la institución". En esa institución es, justamente, donde transcurre la mayor parte de la historia de La mirada invisible, centrada en esa preceptora quien, en el año ´82 empieza a trabajar en el colegio bajo la supervisión de un jefe rígido (interpretado por Osmar Núñez). Para cumplir con su labor, ella comienza a meterse en los baños de varones porque cree haber detectado olor a cigarrillo en un alumno. "La historia luego comienza a desviarse - cuenta Lerman - y aparece ese otro costado de Marita de ir y esconderse en ese espacio. La novela era bastante visual y redondita, y me gusta considerar a la película como una pequeña fábula".
Aunque cada trabajo lo haya encontrado a Lerman en una situación diferente, con ganas de narrar y filmar diferentes, las dificultades inherentes al proceso de rodaje siempre se presentaron, aunque con matices. La mirada invisible no fue la excepción. "No nos dejaron filmar en el Colegio Nacional Buenos Aires y eso representó un problema. Terminamos filmando en cuatro colegios distintos, fue muy desafiante, todo lo que se veía había que controlarlo porque es un film de época. A nivel producción, no contar con un único colegio fue complicado, tuvimos que hacer una búsqueda de tres meses de colegios que tuvieran esa grandilocuencia necesaria". Más allá de este desafío en la producción, Lerman asegura que desde su génesis hasta su conclusión, La mirada invisible fue una película que pudo fluir y desligarse de la rigidez a la que podría haber imantado: "Le manifesté a Martín mi idea de adaptar la novela, luego el guión [co-escrito con María Meira] se terminó en medio año y a partir de ahí todo fue muy rápido. Terminamos de filmar el 5 de febrero e inmediatamente me puse a editar. Estoy agotado, pero muy contento".
La alegría es completa ahora que, en Cannes, Lerman estrena su película, nada menos que la primera en ser gestada por Campo Cine, la productora que fundó con Nicolás Avruj. Sin embargo, el director no ve demasiadas diferencias entre este festival, el de Venecia o el BAFICI. Todo se reduce a lo mismo: la posibilidad de difusión de su obra, que aquí se estrenará el 26 de agosto. "Los festivales están buenos, pero lo que debería importar siempre, a fin de cuentas, son las películas. A mí, personalmente, me dan muchas ganas de exhibirla en Argentina, me interesa la recepción. La mirada invisible es un film bastante local y me genera intriga el hecho de ver cómo la leen los demás".
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