Si Freddie Mercury viviera seguramente disfrutaría al saber que su vida llega a la pantalla grande con una superproducción que se verá en todo el mundo. Y es posible que si supiera que la película lo retrata de la mejor manera, pero está envuelta en varios escándalos se alegraría mucho más, ya que el cantante y compositor parsi siempre adoró llamar la atención y causar controversia.
Y es que un personaje de la talla del líder de Queen merecía una biopic a su altura, con mucho glamour y también muchas discusiones. Desde hace años se intenta llevar adelante el proyecto pero las aprobaciones necesarias provienen de tantas personas que no es extraño que haya costado tanto ponerse de acuerdo.
A mediados de 2010, el mundo se despertaba con la noticia de que Sacha Baron Cohen iba a ponerse en la piel de Mercury, en el que consideraba que sería el papel de su vida. El anuncio lo hizo en la BBC el guitarrista de Queen, Brian May , y fue el inicio de un arduo trabajo de preproducción, en el que se intentó llegar a un guion que satisficiera a todas las partes involucradas. Las negociaciones, sin embargo, fracasaron y el actor de Borat anunció en 2013 que se retiraba del proyecto, entre rumores de disputas acerca de cuánto de la película sería sobre el artista y cuánto sobre la banda. Al parecer, Baron Cohen quería un protagonismo absoluto y los músicos querían ser parte importante de la historia.
En 2015 se reactivó la preproducción y en 2016 apareció el nuevo protagonista, Rami Malek , quien había deslumbrado en la televisión con su protagónico en la serie Mr. Robot pero no poseía el ego ni el carácter impredecible de Baron Cohen. Para el joven actor se trataba de la gran oportunidad de su vida y para los miembros de Queen, la posibilidad de poder contar sin obstáculo la historia que querían narrar.
El realizador elegido para la biopic era Bryan Singer, quien parecía ser el hombre ideal para el puesto, ya que contaba con pulso necesario para hacer un producto de calidad, tal como demostró en Los sospechosos de siempre u Operación Valquiria, y con atractivo para el gran público, como quedó claro con el suceso de su saga con los X-Men.
Singer, además, era reconocido por conocer y retratar el universo LGTIBQ y sus problemáticas, tal como hizo con muchas alegorías de los superhéroes de Marvel y con varios títulos en los que participó como productor.
El entusiasmo que generó el proyecto pronto se vio opacado por una polémica que empezó como un rumor y terminó en un escándalo mayúsculo: el comportamiento de Singer en el rodaje era tiránico y sus peleas con Malek, constantes. No sólo eso, en pleno auge del #MeToo, revivieron denuncias públicas de menores que ya en 2014 habían asegurado haber sido acosados por él en fiestas de Los Ángeles.
Por eso, cuando el 1 de diciembre de 2017 Singer se ausentó del rodaje "por una indisposición" tras el receso de Acción de Gracias, los estudios Fox decidieron tomar cartas en el asunto y sin más anunciaron su despido en un escueto comunicado. Quien tomó su lugar fue el director de fotografía, Thomas Newton Sigel, quien completó el rodaje, que logró mantener el cronograma planeado.
Al ver los primeros cortes en la sala de edición, los ejecutivos estaban tan felices que comenzaron a compartir escenas y segmentos con personas de la industria y críticos, quienes elogiaron el trabajo de Malek y la cuidadosa reconstrucción de época. Sin embargo, cuando se estrenó el primer trailer las redes sociales se llenaron de críticas porque no se mostraba el vínculo de Mercury con otros hombres, sino sólo con su novia.
Lo cierto es que la vida y la sexualidad del cantante de Queen no es fácil de restringir a una sola etiqueta. Es justo afirmar que Mary Austin fue uno de sus grandes amores, una novia con la que vivió todo su ascenso a la fama y con la que nunca perdió contacto. De hecho, es quien inspiró "Love of my life" y lo acompañó en su enfermedad hasta su último día, cuando ya no eran pareja y cada uno había formado su propia familia. Hoy es quien tiene los derechos de su obra. Pero Mercury también disfrutó de relaciones con otros hombres y sus andanzas nocturnas llenaron miles de páginas de tabloides ingleses y de todo el mundo, generando sorpresa y revuelo en una sociedad que presumía ser conservadora. El peluquero Jim Hutton fue quien lo acompañó en el tramo final de su vida. Y si bien el trailer del film no lo muestra, la película cuenta ambas historias de amor.
Bohemian Rhapsody es mucho más que una película prolija: es un testimonio de la genialidad de Mercury como compositor, cantante y performer, sin dejar de lado el papel que jugaron sus compañeros de Queen a la hora de construir una de las obras artísticas más relevantes de la cultura popular del siglo XX. El film muestra la lucha de los músicos por ser comprendidos, por tocar canciones que no era lo que las discográficas buscaban y por no repetir fórmulas.
Quienes vayan al cine saldrán cantando todas sus grandes canciones y conocerán también las peleas, los excesos y las discusiones. Pero, al igual que lo que sucede con proyectos mucho menos ambiciosos como la serie de Netflix sobre Luis Miguel o la biopic de Sandro que emitió Telefe, se trata de la "versión oficial" de los hechos, aprobada por su protagonista o sus herederos. Así que termina pareciéndose a una fábula contemporánea con final feliz, en donde triunfa la amistad y la concordia.
La película insinúa los excesos de Mercury, su adicción a las drogas, sus fiestas sin control y las discusiones que mantenía con sus compañeros de banda. Sin embargo, al verla es inevitable no sentir que se podrían haber profundizado ciertas temáticas o escenas, sobre todo las vinculadas a su diagnóstico de VIH y su tratamiento.
Sin embargo, la manera en la que se muestran las grandes canciones del grupo y la forma en la que Malek logra mimetizarse con Mercury más allá del vestuario y los dientes postizos hace que sea una experiencia cinematográfica única. "El mayor obstáculo para componer a Freddie Mercury es que cada uno tiene su propia idea y cariño por él. Todos tenemos recuerdos de él o de lo que nos hizo sentir porque tocó a todas las personas de una manera única. Es todo un reto si uno piensa en cómo acceder a una figura así, por lo que elegí concentrarme en su esencia y en cómo me identifiqué con él de joven", le dijo Malek a LA NACION.
Para el intérprete era claro desde el comienzo que se trataba de un rol que llamaría mucho la atención del público y de la crítica y que debía realizarse con el máximo cuidado. Pero, en su visión, fue parte de un proceso más general, que comenzó cuando terminó de rodar la serie bélica de HBO The Pacific en 2012 y se tomó un tiempo para vivir en Buenos Aires:"Me mudé a la Argentina para vivir durante casi un año para entender qué quería hacer con mi vida y con la actuación en general. Y entendí que realmente lo mío era la actuación. Y la verdad es que desde entonces tuve muy buenos trabajos".
Ponerse en la piel de Mercury fue tan complicado como placentero y en varias ocasiones confesó que le costó "salirse" del personaje una vez que la pelícla estuvo completa. "No es tanto que me haya costado salir del rol sino que ¡no quiero! Aprendí muchísimo y me encantaría que su espíritu me acompañe todo lo que sea humanamente posible!", aseguró.
Pero Bohemian Rhapsody es mucho más que la vida del cantante de Queen, es también el desarrollo de la dinámica del conjunto y eso también necesitó trabajo. "Empezamos a trabajar cinco semanas antes de rodar porque nuestra primera escena es el icónico show de Live Aid. Entonces tratamos de trabajar, de mirarnos, de entender cómo era la banda sobre el escenario. Y tuvimos la fortuna de tener muy cerca a Brian May y a Roger Taylor, incluso yendo a bares y restaurantes. Esas charlas sirvieron muchísimo", explicó el actor Gwilyn Lee, quien logró una interpretación perfecta de May.
Para el rol de Deacon, el bajista, Malek trabajó con su ex compañero de The Pacific, Joseph Mazzello, quien también se luce en pantalla, pero tuvo que trabajar duro: "Es un alivio que lo que suena no es lo que tocamos nosotros, sino las increíbles canciones de estos autores e intérpretes pero los gestos, la mímica, todo eso debe parecer creíble y verosímil y le pusimos mucho empeño. En lo personal, también fue difícil para mí el acento, porque John es del centro de Inglaterra, una zona que no conocía. Eso me costó muchísimo y mi único alivio es que de cara nos parecemos, así que quizá le haga olvidar a los espectadores cómo hablo", aseguró entre risas.
El buen clima entre los tres actores parece haber reinado en el set, al menos desde la salida de Singer, aunque no están autorizados a hablar del tema y quizá pase mucho tiempo hasta que se sepa la verdad. Pero sí comparten algunas anécdotas, sobre todo vinculadas a la caracterización. "Salíamos de los trailers para filmar y competíamos para saber quién era el mejor vestido de los cuatro... ¡y siempre ganaba yo! Los looks de la década del 70 y del 80 son únicos y es una fortuna poder vivir esa experiencia", recordó Malek.
No hay dudas de que Bohemian Rhapsody no pasará inadvertida y que muchos fans saldrán felices de las salas de cine tras volver a sentir cerca a Freddie Mercury –no así varios críticos–, pero parece seguro afirmar, también, que el cantante se hubiese divertido al conocer todos los obstáculos que hubo que sortear para lograrlo.
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