¿En qué andan los Parchís?
Te contamos a qué se dedican hoy los integrantes de este ochentoso grupo infantil, lejos de la música, y por qué aseguran que fueron estafados
"Somos cinco amigos de verdad", decía una de sus canciones más conocidas. Y era cierto, en parte. Porque los Parchís fueron mucho más que cinco en los pocos años que duró el grupo. Sin embargo, quienes vivieron su infancia en los ´80 saben que fueron seis los que lograron permanecer en el recuerdo: Tino, Yolanda, Gemma, David, Óscar y Frank. El tiempo pasó y muchos de los que alguna vez tuvieron posters de aquellos españolitos engalanando las paredes de sus cuartos los perdieron de vista.
La historia comenzó en el verano de 1979. La discográfica española Belter estaba al borde de la quiebra y decidió apostar sus últimas fichas a un proyecto riesgoso: la conformación de un grupo infantil. Si bien colocaron un aviso en los diarios buscando chicos y chicas que supieran cantar, los cinco integrantes fueron elegidos casi "a dedo". Tino (12), quien sería el líder del grupo, era, de hecho, el único que no tenía relación alguna con el medio artístico. Llegó al casting luego de que un empleado de la discográfica lo viera de casualidad actuando en un acto escolar. El casting, para él, fue sencillo, ya que todos quedaron conformes con su talento, pero tuvieron una objeción: les pareció demasiado feo. Por suerte, tanto para él como para los millones de fanáticas que le dedicaron sus primeros suspiros, finalmente fue elegido junto a Yolanda (que era la hija de un conocido trompetista y había grabado ya varios simples para la misma compañía); Gemma (que tenía un hermano cantante que disfrutaba de cierta notoriedad) y dos niños que trabajaban como modelos publicitarios, Óscar y David. Esa fue la primera formación del grupo infantil que nació para grabar un disco y terminó transformándose en un fenómeno de ventas en toda Iberoamérica.
Lo cierto es que reversionando grandes éxitos del momento ("Funkytown", "La plaga", "Gloria", "En la armada") y con una catarata de éxitos propios, en apenas seis años, vendieron millones de discos, fueron protagonistas de siete películas, realizaron miles de conciertos, generaron millones y millones de dólares y un día desaparecieron sin decir adiós. Uno de los primeros hechos curiosos es que hoy, más de treinta años después, siguen en contacto. Y si bien amagaron varias veces con un regreso a toda gloria, las ocupaciones de cada uno no lo permitieron. Porque, lejos de lo que puede pensarse, ninguno de ellos es millonario ni mucho menos. ¿A qué se dedican? Acá te lo contamos...
YOLANDA
Yolanda Ventura tiene 47 años y aún mantiene su belleza intacta. Es la única que siguió vinculada al medio artístico, aunque cambió su Barcelona natal por México apenas unos años después de haber abandonado el grupo. Allí participó de decenas de telenovelas y hoy personifica a Irma, en La sombra del pasado. Está en pareja con el actor Odiseo Bichir, y tiene un hijo, Alejandro, fruto de su matrimonio con el también actor Alejandro Aragón. Hace apenas tres años, la ex "ficha amarilla" volvió a ser noticia en toda Latinoamérica. ¿Por qué? Porque con 44 años se atrevió a realizar un desnudo total para la revista Playboy.
A pesar de su eficiente carrera como actriz, una y mil veces volvió a ser consultada por su etapa de niña cantante y ella no tiene problemas en responder. "Fue una de las grandes experiencias de mi vida, creo que ninguno de nosotros lo vamos a poder repetir. Y fue muy rápido. Fueron 6 años, que es mucho tiempo y que marcó nuestra niñez y adolescencia", dijo. Tampoco tiene reparos a la hora de hablar sobre lo que ocurrió con el dinero que generaron: "Nos robaron. Había personas que ya sabíamos que se quedaban con parte de nuestro dinero, pero lo más doloroso fue darnos cuenta que también lo hacían personas de las que nunca lo hubiésemos pensado".
Todos los años, la actriz viaja a España a visitar a su familia y es allí donde se reencuentra con sus viejos amigos. Según contó, suelen ir a cenar a la casa de Tino o a algún restaurante, y casi siempre es Frank quien la pasa a buscar por el aeropuerto. Mientras está en México, de todos modos, sigue comunicada con ellos: tienen un grupo de whatsapp del que forman parte exclusivamente.
Si bien asegura que es casi imposible que puedan volver a juntarse en los escenarios -e incluso en la televisión por su contrato de exclusividad con Televisa- no descarta la posibilidad de volver a pisar junto a sus amigos un estudio de grabación. "Si nos proponen hacer un disco, tal vez... Yo nunca digo de esta agua no he de beber, porque puedes tener sed", expresó recientemente.
DAVID
Cuando decidieron formar el grupo, los directivos de la discográfica tenían en claro dos cosas: que iba a llamarse Parchís, como un popular juego de mesa español, y que iba a estar integrado por cuatro chicos, uno por cada ficha del juego. Así, se repartieron también los colores que se convirtieron en el emblema de cada uno; rojo para Tino, azul para Óscar, amarillo para Yolanda y verde para Gemma. Sin embargo, la simpatía y el desenfado de David Muñoz Furcada a la hora de bailar, le hicieron ganar un lugar en el grupo. Y como ya no había más colores para asignarle, decidieran que se vistiese de blanco, aludiendo al dado.
Al igual que sus ex compañeros, David recuerda sus tiempos en Parchís como una de las etapas más felices, aunque es el único que siente que la exposición, los viajes, la lejanía del hogar y las agotadoras jornadas de trabajo le quitaron un poco de su infancia. Sin embargo, aquel simpático muchachito rubio parece no haber perdido el tiempo en aquel momento, al menos en lo que a asuntos amorosos se refiere. En una de sus giras por México, se enamoró por primera vez de una de las integrantes del grupo infantil Timbiriche. ¿Quién? ¡Paulina Rubio! Y según confesaron muchos años después, el amor fue correspondido.
David fue el último de los varones originales en abandonar el grupo. Tiempo después, estudió ciencias económicas en Escocia y formó un club de inversión en la Bolsa. Hoy, tiene 43 años, se dedica a la edición de imagen en una importante agencia de publicidad de Nueva York. Está casado y tiene dos hijos.
TINO
Cuando en 1983 Constantino Fernández Fernández decidió abandonar el grupo, Parchís comenzó a caer en picada. Es que ese muchacho de ojos achinados y sonrisa fácil era, sin dudas, el líder del equipo y la voz cantante, tanto en los escenarios como en las conferencias de prensa. Sus compañeros no tomaron del todo bien su decisión de comenzar una carrera solista, pero él, ya con 16 años, sentía que cantar "Pajaritos a volar" había dejado de resultarle cómodo y quería dirigir su carrera en otro sentido. Llegó a sacar tres discos pero si bien los dos primeros tuvieron relativo éxito, el último coincidió con el cierre de la discográfica y fue un rotundo fracaso.
Alejado de la música, consiguió trabajo como delegado comercial de una editorial y fue trasladado a Zaragoza. Allí conoció a la que hoy es su esposa, Eva. Estaban terminando los 90 y todo parecía funcionar a la perfección, hasta que un día, al volver manejando de una reunión de trabajo en Murcia, se le cruzó un peatón que cruzó el semáforo en rojo. Tino intentó esquivarlo, se metió en el carril contrario, chocó de frente con otro auto y el impacto le arrancó de cuajo su brazo izquierdo. Además de la amputación, Tino sufrió traumatismo de cráneo. Al recuperar el conocimiento y darse cuenta de lo que le había ocurrido, entró en una profunda depresión que duró varios meses.
"Tuve que acostumbrarme", recuerda hoy. "Después de treinta años de cortar la comida utilizando las dos manos, ahora tengo que hacerlo con una. Pero son cosas que vas aprendiendo; a atarte los zapatos, a hacer cosas que antes hacías naturalmente". Tras su recuperación, volvió a trabajar en la empresa, pero al tiempo decidió regresar junto a su familia a Barcelona. Luego, dirigió una compañía de Limusinas, montó un estudio de grabación y se dedicó al periodismo deportivo. Actualmente tiene 45 años, sigue casado y es el que más insiste a sus compañeros con volver a la música. De hecho, a finales del año pasado participó junto a Frank en dos videoclips de la banda mexicana Código Zero.
GEMMA
Si Yolanda enamoraba a los chicos con su rostro perfecto, su simpatía y su cabello larguísimo, Gemma Prat Termens no se quedaba atrás. Su timidez, su mirada dulce y cierta torpeza en sus movimientos también eran venerados por millones. "Era la más tímida de los cinco, pero eso no me impedía disfrutar del escenario", recuerda. Ella fue la última del grupo original en abandonar a los Parchís. Tras su paso por la banda, estudió Puericultura y abrió su propio jardín de infantes. En la actualidad tiene 47 años y es madre de una hija, Mireia, fruto de su matrimonio con quien fuera su novio desde la época de los Parchís. Ahora, trabaja como empleada administrativa.
A pesar de que al momento de dejar el grupo ya sabía que quería dedicarse a enseñar, asegura que le costó volver al anonimato. "Primero es raro que nadie te reconozca en la calle, pero después te vas acostumbrando", asegura. Gemma también denunció que quienes manejaban los negocios del grupo terminaron estafándolos: "Éramos muy niños y no nos dábamos cuenta de lo que hacían con el dinero. Nuestros padres no podían acompañarnos en todas las giras, así que tenían que confiar en lo que les decían".
ÓSCAR
Óscar Ferrer Cañadas es el benjamín. Tenía apenas ocho años cuando se conformó el grupo y terminó siendo el primero en dar un portazo. ¿Por qué? En 1981, durante una de las giras, su madre decidió acompañarlo. La cantidad de horas que los hacían trabajar, el poco rédito económico que obtenían y la manera en que eran tratados los chicos no le gustó para nada. Lo que resolvió, entonces, fue rescindir el contrato inmediatamente.
Ya de adulto, Frank se licenció en Periodismo y en Ciencias Políticas. Actualmente está casado y trabaja como director de marketing en una empresa de comunicación.
FRANK
Cuando le avisaron que había sido elegido como reemplazante de Óscar, Franz Díaz Terez, de 9 años, saltó de la alegría. El precoz modelo publicitario era fan de la banda y conocía uno a uno sus temas; por eso, no le costó nada subirse a los escenarios junto a sus ídolos. Con un perfil casi opuesto al de su predecesor, supo ganarse también, casi instantáneamente, el favor del público a fuerza de su eléctrica simpatía.
Una vez que abandonó el grupo volvió a trabajar como modelo. Poco tiempo después, desde los 17 hasta los 21 años, formó parte de la ignota banda Cien Cielos. Luego, actuó en versiones de Hair y Drácula. En el medio, se casó y tuvo a su única hija, Ona, y cuando todo parecía que la música era su destino, pegó un volantazo. Se dedicó primero a la publicidad, luego abrió su propio bar en Barcelona, y después se mudó a Balaguer. "Allí aprendí a hacer tejados de madera y fontanería para sobrevivir. Monté una pequeña empresa. Fue una época tan dura como bonita", recuerda. Ahora, de nuevo en Barcelona, se dedica a la fotografía.
"Cuando la gente me reconoce, cree que con el éxito que tuvo el grupo, todos estamos 'forrados', pero la verdad es que los que se beneficiaron fueron la casa de discos, los managers, los productores. Nos han robado prácticamente todo el dinero. Ganamos un 2% de lo que se generó, que calculamos fueron 4.800.000 de euros", explicó recientemente.
¿Se viene el documental? Para contar esta y otras cosas, el memorioso del grupo es el responsable de llevar adelante el documental que contará con testimonios y material inédito. "Ahora buscamos financiación para que esté listo en 2016", adelantó. Habrá que esperar para ver si este nuevo sueño de los seis coloridos cantantes de los ochenta se vuelve realidad...
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