En "Fargo", todo queda en familia
Frances McDormand, esposa del realizador del film, Joel Cohen, y aspirante al Oscar, mantuvo un diálogo exclusivo con La Nación.
NUEVA YORK.- Confiesa que en algún momento de su carrera se aburrió de interpretar a mujeres sureñas, ignorantes, sufridas y golpeadas por la vida, más allá de que por una de ellas obtuviera su primera nominación al Oscar, como mejor actriz de reparto, por "Mississipi en llamas", el film de Alan Parker en donde interpretaba a la mujer de un miembro del Ku Klux Klan.
"Ese ha sido el papel típico que me ha tocado hasta el momento. Lo único que quería era que me dejaran interpretar a una mujer inteligente. Ni siquiera pretendía que me dejaran usar ropa bonita", asevera casi con desesperación Frances McDormand, la candidata más firme hasta el momento para llevarse, el próximo lunes 24, el Oscar a la mejor actriz por su trabajo en "Fargo".
En este film se mete en la piel de Marge Gunderson, una oficial de policía de un remoto pueblo de Minneapolis, bien al norte de los Estados Unidos, donde un violento crimen sacudió a una localidad en donde no suelen ocurrir muchas cosas.
A fuerza de sentido común y buen manejo de la lógica, Marge irá atando los cabos que la llevarán a descubrir a sus autores, más allá de las prácticas inconveniencias de cargar con un embarazo de siete meses.
"Cuando leí el papel de Marge -confiesa McDormand- no vi que marcara una gran diferencia con lo que había hecho antes. Ahora sé que es lo que venía buscando desde hacía mucho tiempo, sobre todo porque el de Marge fue un papel que hice con mucha naturalidad. Nunca sentí que tenía que demostrar lo que podía hacer, como sí se me ocurrió en otras películas. En «Fargo» todo pasó por saber bien mis líneas, utilizando todo lo que yo podía usar para que el personaje resultara creíble".
Claro que, en este caso, McDormand no tuvo que convencer a nadie para que le dieran el papel. "Fargo" es su tercera colaboración con los hermanos Ethan y Joel Coen. Con este último, otro candidato al Oscar, McDormand convive desde hace diez años. De esa relación, hace algo más de dos años nació un hijo llamado Pedro.
"Ahora me doy cuenta de que fue un gran regalo envuelto en un papel brillante y con un gran moño completando la decoración. Fue un regalo maravilloso el que me hicieron, pero cuando lo recibí no lo ví de esta manera. Siempre pensé que era maravilloso que hubieran escrito este papel para mí, porque siempre me quedé con ganas de volver a trabajar con ellos, pero nada más. Nunca pensé que este sería el papel que iba a cambiar mi carrera para siempre", dice con una sonrisa de oreja a oreja.
Aunque apareció brevemente en una serie de Tv, fue Joel Coen el que le dio su primer papel. Frances fue la protagonista de "Simplemente sangre", el film con que los hermanos Coen le mostraron al mundo lo que podían hacer.
Después repitió en "Educando a Arizona", con un papel menor, y ya en ese set la simpatía que ella y Joel se habían confesado se transformó en romance. Aunque volvió a aparecer, sin figurar en los créditos, en otro film de su marido y de su cuñado, "De paseo con la muerte", McDormand optó por buscarse trabajitos muy de vez en cuando fuera del clan familiar, participando con papeles menores en "La mujer del carnicero" y "Ciudad de ángeles", de Robert Altman.
Por eso era lógico que, cuando Joel y Ethan comenzaron a pergeñar la historia de "Fargo", la posibilidad de que Frances encarnara a su protagonista fue casi una obligación marital: "Creo que tuve mi buena participación en la preparación de este film, porque lavé las medias de Joel durante todo el período que estuvo escribiendo y le preparé unas cuantas comidas".
- ¿Es más fácil o es más difícil trabajar con tu familia en el set?
-No es que sea más fácil porque seamos de la misma familia, sino porque el primer film n el que trabajé fue en "Simplemente sangre". Allí aprendí el oficio, y a partir de eso decidí que quería hacer más películas. Yo no sabía nada sobre el mundo del cine, nadie nos había enseñado nada en la escuela de teatro. Por eso, filmar "Simplemente sangre"fue como ir a una escuela de actores de cine. Fue una experiencia maravillosa, muy excitante, muy colaborativa, porque éramos todo un grupo de personas haciendo por primera vez lo que queríamos seguir haciendo durante el resto de nuestras vidas. Yo he tenido muy pocas experiencias fuera de Joel y Ethan que hayan sido similares a la inicial. De alguna manera ellos son mi familia porque lo hacen de la misma manera que yo lo quiero hacer. Ellos hacen películas colaborando con un grupo de actores y un equipo técnico de la misma manera que yo quiero trabajar en el cine. En cuanto a Joel, fue en el set donde se generó nuestra relación. Allí nos conocimos. Los primeros acuerdos en el contrato que hicimos como compañeros de ruta para los próximos 13 años vinieron de una sociedad laboral.
- ¿Y eso te ayudó en tu trabajo?
-En muchos aspectos, no sólo en lo profesional. Hubo un día en que me sentí perdida con mi personaje y esa fue la única ocasión en que no pude distinguir entre esposo y director. Y por eso era muy importante que Ethan estuviera allí. Porque él era el intérprete objetivo. Podía ir y preguntarle qué era lo que joel trataba de decirme. Y como me repitió exactamente lo mismo que Joel me había dicho, me di cuenta que la indicación había venido del director y no del hombre con el que he estado durmiendo desde hace trece años.
- ¿Cuán fiel es el film a la historia real?
-No lo sé. Lo único que sé es lo que ellos me han contado. Sé que el personaje que yo interpreto es real, pero yo nunca conocí a la verdadera Marge. Aún si hubiera tenido la oportunidad, no sentí que fuera necesario conocerla. Porque creo que la historia real fue la base para escribir la historia, pero no hubo una meticulosa reconstrucción histórica.
- "Fargo" se distingue por transitar por un camino limítrofe entre el cine como mero espectáculo y el cine con intenciones artísticas. ¿Cómo te llevas con el aspecto industrial del cine contemporáneo?
-Tengo muy en claro que el cine no es una forma de arte, es una forma de entretenimiento, más allá de que haya muchas películas que sean muy hermosas desde el punto de vista estético. Creo que la idea del cine como arte es bastante discutible, lo mismo que el cine como testimonio histórico. Ese fue mi problema con "Mississipi en llamas".
- ¿Por qué razón?
-Era simplemente una película. Si leías el guión te dabas cuenta de que era una película de vaqueros. Dos tipos llegan al pueblo, lo salvan y se van. Mucha gente la malinterpretó y la tomó como un alegato político y un documento histórico. En cuanto a mí, hubo un solo momento en que pensé que yo era una artista, y eso fue cuando estaba en la escuela de teatro, que es el mejor lugar para sentirse un artista. Hay que dejar que los que hoy tienen 17 o 18 años piensen que puende sobrevivir haciendo Chejov, porque ese es el momento en que uno tiene que construir su autoestima y salir a luchar por la causa en la que uno cree. Pero si yo empezara a pensar que soy una artista a la hroa de hacer películas, me sentiría terriblemente mal. Sería una mujer absolutamente infeliz y nunca men sentiría satisfecha.
- ¿Cómo te definís a partir de su trabajo?
-Yo me veoy a mí misma como una trabajadora del espectáculo, como una atriz, como una intérprete, una traductora y una transformadora, y de vez en cuando puedo operar en alguna de esas funciones en una película. En cambio, siempre me siento satisfecha con lo que hago en el teatro. Una de las cosas que he aprendido de Joel es a mantener la confianza en mí misma cuando trabajo en el cine, porque cuando te presentás en una audición te pueden descartar porque sos demasiado alta, demasiado baja, demasiado gorda, demasiado flaca o porque tu nariz no coincide con lo que necesita el personaje. No es que dejen de contratarte porque seas una mala actriz. No te contratan porque en el cine no podés hacer todos los papeles. Yo creo que Marge es uno de los pocos casos en que me he podido transformar para una película. A la inversa de lo que puedo hacer sobre un escenario, muchas veces no puedo cambiar demasiado mi apariencia para el cine.
Los hermanos Coen vuelven con un clásico
Con "Fargo", basada en un hecho real ocurrido en Minesota en los años 80, los hermanos Etrhan y Joel, productor uno y director el otro, y ambos guionistas, se alejan de la ficción para arribar a su película "más conservadora".
Joel Coen es alto, moreno, usa el pelo recogido en una coleta y muestra en las entrevistas un aire de fatigada resignación. Ethan tiene 38 años, tres menos que su hermano, y lleva el pelo rojizo corto y revuelto.
No se parecen demasiado, pero sin duda se complementan bien. Por lo menos, en el trabajo: Joel dirige películas; Ethan las produce; los dos las escriben. De las felices consecuencias de esa asociación cinematográfica hay un puñado de testimonios, el primero de los cuales, "Simplemente sangre", los convirtió, de la noche a la mañana, en favoritos de los cinéfilos, hace ahora catorce años.
Pero por más que desde entonces sus películas hayan sido objeto de análisis más o menos sesudos y por mucho que Coen Bros. ya parezca tener la categoría de un sello distintivo, ellos no siempre se muestran dispuestos a hablar de su obra. Dicen no estar muy convencidos de que exista algo llamado "el cine de los hermanos Coen" y prefieren dejarles la palabra a los críticos: que ellos busquen las constantes temáticas o formales (si las hay), que determinen los rasgos de su lenguaje y busquen sus signos distintivos.
Pero más allá de esa actitud de excesiva modestia en la que más de uno vio apenas una pose de anti-intelectualismo a la moda, Joel y Ethan tuvieron que cumplir con el rito de las preguntas y respuestas cuando su último film, "Fargo", se presentó en el último Festival de Cannes. De allí se llevó Joel el premio al mejor director. Fue unos cuantos meses antes de que la película resultara aspirante a siete premios de la Academia de Hollywood, incluidos los Oscar al mejor film, a la mejor dirección y al mejor guión.
El próximo 24, pues, podría ser la gran noche para la familia; inclusive porque entre las candidatas al Oscar a la mejor actriz también está Frances McDormand, que además de protagonista de "Fargo" es la esposa de Joel.
El cambio constante
Entre los rasgos más visibles de la filmografía de estos cineastas nacidos en Saint Louis Park, Minnesota, figura su voluntad de innovar, que los lleva a cambios constantes, como si quisieran evitar el riesgo de repetirse.
Tras el film negro que les dio fama, por ejemplo, vino "Educando a Arizona", una comedia; de los gangsters de "Miller`s Crossing" pasaron al infierno interior de "Barton Fink". "Es una especie de reacción contra lo que acabamos de hacer", ha reconocido Joel. "Después de estar un par de años resolviendo los problemas específicos que plantea un tipo de película, lo que nos resulta más interesante es afrontar el desafío de resolver otro tipo de problemas", completa la explicación Ethan.
Ahora, tras el fracaso comercial de su incursión en un cine de gran presupuesto ("El gran salto", otra comedia pero a la manera de Frank Capra), muchos celebran su retorno al thriller. Pero "Fargo" también trae una innovación, ellos se encargan de aclararla: "Todo lo que habíamos hecho antes era ficción pura, historias que habíamos inventado, anécdotas y personajes deliberadamente artificiales. Esta vez, en cambio, partimos de hechos reales sucedidos en Minnesota a fines de la década del ochenta; trágicos episodios generados tras el secuestro de una mujer, encargado por su propio marido con el fin de cobrar la recompensa que pagaría el adinerado padre de la víctima."
Realidad e imaginación
Que no era su intención encarar un documental es más que obvio. "No estuvimos empeñados en investigaciones policiales. Lo que hicimos fue reconstruir imaginariamente el caso. Especulamos sobre lo que razonablemente podría haber sucedido para derivar en los acontecimientos tal como se produjeron. Los hechos sucedieron, pero los personajes son pura invención nuestra... y de los actores".
Por ejemplo, el de la policía (McDormand) que está a cargo del caso. "No queríamos una heroína, una detective imponente, atractiva, inteligente, de película, sino una mujer de un pueblo perdido, que vive una vida tranquila al lado de su marido y está embarazada de siete meses. Una profesional responsable que trabaja hasta el día del parto porque es disciplinada y metódica como los nórdicos que conquistaron esa tierrra salvaje".
Los Coen conocen bien ese ambiente porque allí transcurrió su infancia y su adolescencia. "El recuerdo que tenemos de Minnesota -juguetea Joel- es el de largos inviernos de nieve y heladas. La gente parecía tranquila, sin secretos, y de pronto llegaba el deshielo con la primavera y aparecían cadáveres por todas partes. Como en la película".
Dueños de un humor sarcástico que suele asomar aun en sus narraciones más sombrías, los Coen no han perdido la oportunidad de bromear sobre esta aparente paradoja de "Fargo": ("Hay demasiada nieve como para que sea considerado un film noir"); sin embargo, confiesan que el género les atrae por su combinación de elementos dramáticos y estéticos, porque en él pueden convivir el drama, la comedia y hasta algún toque poético y porque "permite jugar con conceptos maniqueos pero tan esenciales como el bien y el mal, y eso siempre funciona".
Lo que conduce al aspecto comercial de su obra. Es Ethan -productor al fin- quien lo encara: "No me gusta pensar en dinero cuando escribo un guión. Lo primero es la historia, elaborada con un máximo de libertad; después puede ajustarse por problemas de presupuesto".
Y cuando alguien quiere saber si aún se sienten cineastas independientes, explican sin rodeos: "Es muy difícil la independencia cuando hace falta mucho dinero. Nuestra independencia es creativa. Hacemos lo que queremos, pero también hay que reconocer que hemos tenido la suerte de acertar con un estilo que no requiere grandes presupuestos y que logra aceptación por parte del público".
Formas y lenguajes
"Fargo", por lo demás, es -lo han señalado muchos críticos- su film más clásico. ¿Acaso los condicionó el hecho de partir de una historia real? "Seguramente -según concede Joel-; aquí estamos más cerca de la observación. Formalmente Fargo> es mucho menos estilizada; hay menos movimientos de cámara, los planos son más largos y los encuadres menos elaborados. Eso desdramatiza la violencia y la vuelve menos barroca que en nuestros restantes films".
"Es nuestro film más conservador", ha preferido resumir Ethan, que prestó especial atención -como siempre- al lenguaje de los personajes, el vehículo más directo para acceder a ellos, según gusta repetir. Y "Fargo" les permitió incursionar en modos y acentos que conocen de cerca. Son los típicos del Medio Oeste y traen reminiscencias de los países escandinavos (Suecia en particular) de los que llegaron los pobladores de la región.
Y no es sólo el acento. Minnesota -admiten- es un lugar exótico para los propios americanos. Fue también un elemento que los entusiasmó. Como dice Joel: "La película no sería muy interesante sin esa especificidad regional. Mucho de lo que atrae de los personajes de Fargo es cómo encajan en esa región y en qué medida se sienten parte de ella. Hay cierta característica regional que choca casi graciosamente con la historia: una amable correción."
"Es esa suave cortesía que distingue a los personajes y que se yuxtapone con esta historia de múltiples crímenes la que proporciona al film buena parte de su atractivo." Eso dicen ellos, pero conociéndolos no es difícil presumir que el humor -aunque sea un poco tenebroso- tendrá también mucho que ver.
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