En Europa, el teatro musical habla y canta en español
Madrid se consolida como una de las capitales del género, con nueve propuestas en cartel y megasucesos como El rey león y Billy Elliot, a los que se suman clásicos y novedades
MADRID.- Como pronto ocurrirá con la avenida Corrientes, en Buenos Aires, la Gran Vía se ensancha. Literalmente, porque avanza el proyecto que consiste en quitarle carriles a esta arteria crucial, una medida que genera defensores y detractores. El centro de la ciudad se ha vuelto caótico, pero en diciembre los peatones podrán disfrutar de aceras más amplias. También crece, metafóricamente, esta célebre avenida y se ilumina gracias a las marquesinas y sus propuestas musicales. Hoy Madrid es la capital hispanoamericana del musical. Suma nueve espectáculos de este género (la misma cantidad que tendrá Buenos Aires en el primer cuatrimestre del año próximo), un imán que atrae a espectadores locales, pero que también se ha convertido en una atracción para españoles y extranjeros.
Los colectivos de la ciudad llevan los anuncios con la gran novedad de la temporada: West Side Story, la ya clásica historia de amor, en una puesta dirigida por Federico Barrios. A esta versión de Romeo y Julieta, en clave neoyorquina, se le suman otros musicales muy populares en la cartelera madrileña, una opción cultural para toda la familia: El rey león (desde su estreno en 2011 fue visto por 4 millones de espectadores, un récord en España ) y Billy Elliot (en su primera temporada fue visto por 300.000 espectadores y ya va por el segundo año, con aforo casi siempre completo). Este tridente de espectáculos tan famosos se completa con Anastasia; Sueño de una noche de verano, una versión de la argentina Carla Calabrese; El médico, El jovencito Frankenstein, Dirty Dancing, La llamada y 33, el musical. Las entradas no son económicas. Por ejemplo, el precio de las localidades de Billy Elliot, según su ubicación, oscila entre los 25 y los 90 euros. Sin embargo, el público acompaña estas propuestas de calidad.
"Las productoras que apuestan por los musicales se van superando. Traen espectáculos que tienen cada vez más despliegue técnico y coreográfico. El público está empezando a ser más exigente con el musical, no se conforma con un título famoso solamente. Se van trayendo nuevos musicales, pero aún se siguen refugiando en los clásicos. Ojalá se pueda dar un salto y traer opciones más contemporáneas, quizá del off Broadway, y que se pueda también crear desde el guion y desde la canción local, no solo desde la puesta en escena", opina Barrios, quien antes de dirigir West Side Story fue director asociado y coreógrafo de Cabaret.
Otro musical con acento vernáculo es La llamada -tendrá su versión argentina- de Javier Ambrosi y Javier Calvo, una obra que lleva varias temporadas en el off y que saltó a la pantalla con sus talentosas intérpretes, hoy celebridades: Macarena García, Anna Castillo y Belén Cuesta.
Silvia Luchetti, argentina radicada en Madrid, protagonizó la versión española de La novicia rebelde, titulada aquí Sonrisas y lágrimas. Hoy interpreta a Lily en Anastasia, un musical de Broadway, con libreto de Terrence McNally, música y letras de Stephen Flaherty y Lynn Ahrens. "En los últimos quince años el teatro musical en España, principalmente Madrid y en Barcelona, se encuentra en alza. Hay más artistas integrales, que cantan, actúan y bailan. El género es cada vez más reconocido y cada vez hay un público más exigente y numeroso. Es para mí un orgullo estar en este musical, no solo para los que participamos y la productora, sino para España en general. Es la primera vez que una obra directamente de Broadway ganadora de varios Tony elige Madrid como ciudad europea para su estreno. Suele ser en el Reino Unido o Alemania. El mismo Stephen Flaherty vino a ensayar con nosotros y quedó estupefacto con el nivel que encontró".
Gaby Goldman dirige las partituras creadas por Leonard Bernstein en West Side Story, el sueño de todo maestro. Antes había dirigido la exitosa Billy Elliot. Cuenta el músico argentino que advierte la armonía entre los productores de musicales: "Hay una camaradería entre ellos y mi sensación es que todos tienen en claro que algo sucede en Madrid, que algo funciona. Paralelamente, el público responde masivamente. No existe el prejuicio hacia el musical. La gente va a ver despliegue, show, espectáculo. Y al responder así el público, se produce cada vez más".
Clásicos de Shakespeare, algunos conocidos por sus versiones cinematográficas, por sus temas musicales, y otros originales, convirtieron a Madrid en una celebración para el musical en castellano. Luchetti festeja este momento óptimo: "El público comienza a entender más del género, disfruta, se emociona, critica y, como dice Stephen Sondheim, la música, el canto -y yo agrego la danza- aparecen en una escena sumando emocionalidad, cuando el personaje tiene tanto que contar que la palabra le queda corta. Eso es lo que está recibiendo el público español: profesionalidad y emoción. ¡Este año es la fiesta del teatro musical por todo lo alto!".
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