El bocón ataca de nuevo: Morrissey y su coqueteo con la extrema derecha
Debe ser difícil vivir adentro del cuerpo de Steven Patrick Morrissey. Alguna vez, sus canciones de soledad y timidez, de incomprensión y vitalidad lo convirtieron en un héroe para jóvenes inadaptados, extraños y personajes preclaros que pregonaban cuestiones que luego terminaron poniéndose de moda. El veganismo, la sexualidad indefinida, la política alternativa, la aversión a cualquier tipo de rémora de la moral vetusta fueron el humus de sus canciones en The Smiths. Sin embargo, ahora Morrissey está expresando su apoyo a un partido de extrema derecha, se presenta en vivo con la remera "For Britain" y salió a defender al actor Kevin Spacey cuando fue acusado de abuso sexual por parte de un joven actor. Moz, como le dicen sus seguidores, no deja de desafiar la estructura ética y moral de su propia tribu, y nadie sabe bien si es simple provocación, al estilo de su admirado Oscar Wilde, o realmente lo que piensa. ¿Se puede amar a The Smiths y odiar a Morrissey? ¡Qué pregunta! Y la respuesta entra en una complicada paradoja porque el cantante inglés, que acaba de cumplir 60 años, no deja de clavar nuevas canciones en las bateas del streaming como ocurrió la semana pasada con su flamante nuevo disco, California Son, luego de Low in High School, de 2017. O sea, Morrissey habla y tiene repercusión porque, en verdad, el tipo sigue muy vivo como referencia no solo para los adultos que crecieron escuchando The Smiths, sino también para una generación extremadamente joven que escucha sus discos. Es uno de los pocos casos donde la edad queda apartada y el símbolo sobrevive a la nostalgia para erigirse como influencia actual. Editar discos, pasarse el año de gira y aparecer en programas de televisión con el halo de misterio y provocación intactos nos hace olvidar el paso del tiempo, aquellos años donde no desaprovechaba oportunidad para referirse con virulencia contra la monarquía ("The Queen Is Dead") o enfrentarse a Margaret Thatcher hasta el punto de desearle la muerte ("Margaret on the Guillotine"). En ese momento hablar así de la primera ministra inglesa también generaba todo tipo de reacciones y no solo en las autoridades o círculos rojos. Era lo incorrecto políticamente; un sentimiento que solo corría por debajo de la superficie y que Morrissey voceaba sin medir mucho las consecuencias. Ahora verlo durante su presentación en The Tonight Show, de Jimmy Fallon (y en varios shows en vivo en Nueva York), con una insignia de un partido político de extrema derecha, donde supuestamente revisten nazis y racistas, resulta muy chocante. Convicción o simple provocación, Morrissey parecería captar otra vez cierto hartazgo sobre un discurso fuertemente coercitivo respecto de lo que está bien y lo que está mal. Claramente a Morrissey, como le ocurrió a muchos de sus escritores, pensadores, músicos, actores y poetas venerados, la condena social en lugar de aplacarlo o desalentarlo lo envalentona hasta el punto de transformarse en un intrépido personaje que no deja de aparecer en las noticias. Desde principios de los noventa coquetea con la extrema derecha y las imágenes fascistas con canciones como "The National Front Disco" en contra de la inmigración. Muchos creían que era un chiste. Pero al parecer, no lo era tanto. Su inmensa canción "Big Mouth Strikes Again" ("El bocón ataca de nuevo") podría haber empezado a describirlo a él más que cualquier otro destinatario.
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