Eleonora Cassano: "Soy exigente, no una loca histérica que maltrata gente"
Luego de la polémica, la bailarina hace un balance de su paso por el "Bailando por un sueño 2014"
Saluda con una gran sonrisa y un beso, invita a tomar asiento y se disculpa desde el baño de la pequeña habitación que oficia de sala de reuniones. "Perdón, chicos, estoy un poco demorada, pero me arreglo un poco y ya estoy", dice frente al espejo, mientras delinea sus enormes ojos azules.
Eleonora Cassano siente al Maipo como un segundo hogar. Y es que fue allí donde Lino Patalano la convenció, en 1996, de que debía darle un respiro a la prima ballerina para adentrarse en el mundo del musical. Hoy, gran parte de su día transcurre ahí, entre esas paredes espejadas y cortinados de terciopelo rojo que, alguna vez, supo ser un templo de la revista porteña y hoy encierra los fantasmas de una época de plumas, brillos y champagne.
El tiempo apremia, no sólo porque lo intensivos que se han vuelto los ensayos ahora que se encuentra entre los diez finalistas del " Bailando por un sueño 2014 ", sino también porque fue invitada a participar de Primeras Damas del Musical, el show anual creado por Pablo Gorlero y Ricky Pashkus que convoca a las figuras más representativas del género a mostrar eso que tan bien saben hacer.
Eleonora está feliz. "Voy a estar bailando el número final del musical 42nd Street, y me va acompañar Pablo Juin que es mi compañero en el programa de Marcelo Tinelli. Es una pieza realmente muy linda", le cuenta a Personajes.tv acerca de lo que estará haciendo mañana por la noche en el escenario del Gran Rex.
-¿No vas a cantar?
-No, por suerte para los espectadores sólo bailo (risas). En realidad, tenía ganas de hacer un número de Judy Garldand, pero necesitaba mucho tiempo de ensayo y, finalmente, desistí.
-¿Cómo empezó tu vínculo con el musical?
-Empezó hace 18 años… Todavía no estaba embarazada de mi hijo, estaba buscando quedar embarazada y le dije a Julio Bocca que quería estar un poco más tranquila. En el medio, me puse a estudiar teatro y canto, y fue ahí que Patalano me propuso que, en vez de quedarme en mi casa, hiciera un espectáculo de music hall.
-¿Te entusiasmó enseguida la idea?
-¡Sí, me encantó! Así iniciamos el proyecto de La Cassano en el Maipo, que fue un espectáculo bellísimo en el que cantaba… No canto como bailo, pero bueno (risas). También hacía zapateo americano, tango, bajaba con un taco y una punta, con un espaldar de plumas. Fue muy lindo, distinto, pero bello. En principio fue sorpresivo porque la gente me preguntaba cómo podía pasar del Colón al Maipo, pensaban que me iba a transformar en vedette, cosa que claramente no sucedió.
-¿Te costó mucho encontrarte en ese lugar?
-No, no me costó nada, sólo tuve que cambiar un poquito la mirada desde arriba del escenario. En el ballet es como que cada uno está en su mundo, entrás como en una burbuja y ahí vivís todo. La diferencia grandísima que sentí fue que había contacto visual con el público, y tenía que propiciar el vínculo en miradas, el coqueteo… Esa fue una de las grandes cosas que sentí muy diferentes.
-No sos de tenerle miedo a los desafíos...
- Para nada, soy bastante jugada. Sí me pongo nerviosa, pero no me supera la situación. Cuando debutó La Cassano... me acuerdo que, al momento de cantar, miré al público y la ví a Estela Raval sentada en la segunda fila. ¡Me quería morir! Pero bueno, canté. Después tuve la oportunidad de compartir una cena con Liza Minelli, cuando Lino la trajo al Luna Park. Yo estaba por estrenar y le conté que en el show hacía un número que había hecho su madre, y ella me dijo que al día siguiente iba a venir a verme al ensayo general. Por suerte no apareció; ahí sí me hubiese muerto (risas).
"No vivo tan pendiente de la crítica, sólo presto atención cuando se trata de algo constructivo, que suma. Destruir no es una crítica".
-¿Y cómo le fue al espectáculo?
-Nos fue muy bien, ganamos tres premios ACE y cuando estábamos por empezar la segunda temporada, me enteré que estaba embarazada. Seguí bailando hasta casi el quinto mes de embarazo; me acuerdo que hacíamos función de miércoles a domingo, los sábados dos funciones. Me sentía bárbara, no tenía náuseas, nada, pero un día me agarró una contracción y tuve que parar. Mi hijo, Tomás, nació en septiembre y a los 4 meses ya estaba estrenando Cassano Dancing.
-Le encontraste el gusto al género...
-Sí, y así generamos otro espectáculo. Tomy era muy chiquito y venía conmigo a los ensayos. Tengo fotos maravillosas de esa época, grandes anécdotas. Lo traía a todas las funciones, yo iba a bailar y en el intervalo le daba la teta, jugábamos. Así se crió.
-También con La Duarte afrontaste un gran desafío, ¿no?
-Siempre. Me gusta salirme de la comodidad. Y ahí me hija, Juli, hizo una pequeña participación que iba filmada; hizo de Evita de chiquita, en la estación de trenes. Fue una cosa bellísima. Lo de La Duarte también fue una experiencia muy fuerte, que me provocó muchas sensaciones sobre el escenario y me brindó vivencias increíbles en España, en Italia... Me acuerdo de ir por la Gran Vía en un auto convertible, rodeada por cuatro motos de época, vestida como Evita y saludando como si fuera ella de verdad. Fue increíble.
-De todos esos,¿cuál sentís que es el desafío más grande que tomaste en tu carrera?
-Creo que hacer La Cassano..., porque todo el mundo se asustó. Fue muy loco lo que pasó. Lo de Playboy [N.de la R.: Bocca y Cassano fueron tapa de la revista en diciembre de 1993] también fue fuerte, meterme en el "Bailando por un sueño", hacer "La muerte del cisne"… Me gusta ir siempre al riesgo.
-¿Pero hay algún momento en el que decís "quién me mandó"?
-No, nunca me agarra por el arrepentimiento; siempre estoy muy segura y convencida de lo que hago. Sé que, cuando tomás un riesgo, las cosas te pueden salir bien o te pueden salir mal, y si te salen mal hay que volver a levantarse. Pero no vivo tan pendiente de la crítica, sólo presto atención cuando se trata de algo constructivo, que suma. Destruir no es una crítica.
-¿Y el público cómo te acompaña?
-Maravillosamente, la verdad que lo que siento de parte de la gente es algo increíble. Estar en lo de Marcelo ha marcado un cambio, porque siento que me está conociendo gente que antes no me conocía. Para eso entré a este espectáculo, para poder ingresar a un montón de hogares con familias que quizás nunca tuvieron la posibilidad de ir a un teatro. También hay una cuestión generacional, porque hay chicos que no saben quién soy. Me parece muy importante, con las cosas que tiene en contra, con tener que bancarme un montón de críticas o que me pongan un 3. Entiendo que es un show, no un concurso de baile.
-¿Nunca perdés eso de vista?
-Lo tengo bastante claro pero a veces se me va… (risas). A veces te enojás un poquito, es medio inevitable. Es duro. Mi familia, por ejemplo, no lo tiene tan en claro.
-Tuviste un momento difícil este año desde lo mediático...
- Sí, lo que pasó con Nicolás Scillama fue complicado. Y encima me entero que sigue hablando cosas que no son ciertas. La gente que me conoce sabe que soy exigente para trabajar, pero no soy una loca histérica que maltrata gente… Al contrario, a veces me cuestiono si no me hacen esto por mi forma de ser, porque me ven demasiado buena. A veces la gente se abusa y se confunde cuando uno no marca el lugar que le corresponde; lamentablemente, porque no es necesario tratar a alguien de mala manera para que sepan quién sos.
-¿La pasasate muy mal?
-Sí, me generó situaciones que no tenía ni un poquito de ganas de atravesar. Pero por suerte entré y zafé, aunque lo sufrí. Realmente la pasé mal. Aparte fue muy sorpresivo, porque con Nicolás teníamos una relación bárbara, nos llevábamos re bien… Es más, venía acá al Maipo, comíamos pizza, ensayábamos acá. Nunca un sí ni un no. A mí lo que me molesta es que está tratando de ensuciarme, sigue yendo a los programas a hablar de mí. Pero, bueno, es lo que le quedó; él necesita estar en televisión. No pienso cruzarme en televisión con él; cuando termine el "Bailando...", hablaré en privado lo que tenga que hablar.
-¿Tu marido cómo te acompaña en esas situaciones?
-Es mi sostén en todo sentido. Está presente y me banca, me guía; yo soy "polvorita" y él es más cerebral. Hace 28 años que estamos casados, nos hicimos juntos y eso influye mucho porque nos conocemos y tenemos una gran historia de vida.
-¿Y tu otro marido, Julio?
-No, de ese ya me divorcié [risas]. Tenemos poco contacto, porque está lejos y súper ocupado. Yo pensé que una vez que se retirara iba a tener más tiempo para estar, pero no. Está viviendo en Uruguay y está bárbaro; estuve con él en su casa, vi lo que está haciendo en el ballet uruguayo y es muy bueno. Hablé por última vez cuando tuvo el accidente, para saber cómo estaba.
-¿Te hizo algún comentario sobre tu paso por el "Bailando..."?
-No mucho. En un momento, antes de empezar, cuando me enteré que iban a estar Hernán Piquín con Cecilia Figaredo y Maxi Guerra con su esposa, le dije: "Bocca, vení a bailar que la rompemos". Pero él dejó de bailar y no se paró más sobre el escenario. Ni siquiera el día que me retiré, cuando bailé en la 9 de Julio, quiso subirse al escenario. Después lo volví a llamar para bailar la salsa en trío, le dejé un mensaje y me contestó con un texto con letras enormes que decía: "JAJAJAJAJAJAJ". ¡Es un guacho! [risas].
"Me divierto mucho con Laura (Fidalgo), me hace matar de risa porque está del tomate. Pero es un loca linda"
-Hablemos de la parte divertida del show…
-La verdad es que me llevo bien con todos. En Este es el show nos hicieron esa encuesta en la que teníamos que elegir al más insoportable, con quién no compartiríamos el camarín… Y la verdad es que se me hizo difícil contestar, aun cuando hay gente que no conocía tanto. La paso bárbaro, me divierto mucho con Laura (Fidalgo), me hace matar de risa porque está del tomate. Pero es una loca linda. A ella la conozco desde hace mucho años, porque se inició en el Maipo. Imaginate que el primero en verle las tetas recién hechas fue mi marido. Tienen mucha confianza... ¡ella le dice barbaridades delante mío todo el tiempo!
-¡Al menos lo hace delante tuyo!
-No, está todo bien con Laura, es divina.
-Y pensando en una semifinal ideal… ¿Con qué tres parejas te gustaría llegar?
-No sé si llego, porque esto es muy sorpresivo… Estaría interesante una semifinal con Noelia, Hernán y Laura, por ejemplo. Pero no es que se elige al que mejor baila, eso lo tengo clarísimo, por eso pudo ganar la "Mole" Moli. Por eso digo que no es un concurso de baile.
-¿Qué planes tenés para cuando se termine el "Bailando…"?
-¡Vacaciones! Nosotros tenemos casa en Villa Gesell y no pude ir en todo el año. Tengo a mis hijos que me preguntan cuándo vamos a ir, pero la verdad es que cada vez es peor porque somos menos parejas y hay que ensayar más intensivamente, se acortan los tiempos… Después de que termine esto empezaré a proyectar para el año que viene, pero antes me tomaré unos meses de vacaciones.
-Por último, ¿qué es el prestigio para Eleonora Cassano?
-No puedo decir qué es el prestigio. Los demás dicen que soy una bailarina prestigiosa, pero yo siento que soy una mujer que supo hacer bien lo que hizo y que trata de hacer bien lo que hace. Tan simple como eso.
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