El trágico final de Chris Farley, el cómico que hizo reír a una generación mientras batallaba su propio infierno
Durante una década formó parte de los humoristas más brillantes junto a Adam Sandler y Chris Rock; pasaba el mejor momento de su carrera cuando no pudo con los excesos y durante varios días estuvo cara a cara con la muerte
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La fama, el dinero y la exposición son a veces el combo por el que una persona busca exponer su talento. El reconocimiento del público es -sobre todo- el objetivo de la mayoría de los que comienzan su recorrido para cumplir sus sueños. Chris Farley logró este cometido durante los agitados años 90. Su nombre era sinónimo de talento, humor e indudable llegada al público. En pleno apogeo de su carrera, sin embargo, todo se apagó de golpe con su trágica muerte, la cual conmocionó no solo a su familia sino también a sus colegas y amigos.
Christopher Crosby Farley nació el 15 de febrero de 1964 y creció en Maple Bluff, Estados Unidos, en el seno de una familia acomodada. Su educación fue católica, debido a las creencias de sus padres. Su adolescencia y primera etapa de la juventud fueron muy tranquilas. Asistió a la Universidad Marquette en 1986, orientado al área de comunicaciones y teatro. Esa fue su primera aproximación al mundo de los escenarios y telones, algo hasta entonces desconocido para él.
Mientras daba sus primeros pasos en este rubro casi como un hobbie, trabajó junto a su padre en la empresa petrolera Scotch Oil Company, en Madison. Pero, poco a poco, su camino se forjó en el mundo del arte, puntualmente cuando empezó a tomar clases particulares de actuación. En ese entonces descubrió que su felicidad estaba sobre un escenario y no detrás de un escritorio. Con esta convicción, se mudó a Chicago, donde las puertas se le abrieron.
Consiguió pequeños papeles como actor y continuó con sus estudios de perfeccionamiento. Second City Theatre fue la cuna que lo vio profundizar su pasión mediante la educación. Ahí, reclutadores de talentos lo convocaron para un proyecto que le cambiaría la visa.
Los años 90: la década de Chris Farley
Una nueva apuesta llegó a la televisión estadounidense de la mano de Saturday Night Live, un programa semanal en vivo de 90 minutos donde había diversos sketches de comedia. En ese ciclo, Chris brilló con su histrionismo, habilidades físicas y una enorme capacidad de componer diversos personajes con distintas improntas a la perfección. El elenco se completaba con unos jóvenes -y hasta ese entonces poco conocidos- Adam Sandler, Chris Rock, Tim Meadows, Rob Schneider y David Spade.
Fueron siete años en los que el destacado actor brilló en el ciclo que cada noche de sábado la audiencia elegía ver. Pero, la pantalla chica no fue el único lugar que lo albergó. En cine formó parte de Wayne’s World de 1992; Coneheads de 1993, Wayne’s World 2 el mismo año; Airheads de1994 y Tommy Boy de 1995. Esta última cinta marcó un antes y después en su carrera, debido al gran éxito y exposición que le brindó su personaje.
La vida de Chris parecía que al fin tenía el rumbo que soñaba. Apenas había cruzado la línea de los 30 años cuando el éxito y el reconocimiento eran sinónimos de su nombre. Pese a eso, todo lo que brillaba frente a las cámaras era directamente proporcional a la oscuridad de su vida personal, sobre todo por su salud.
Sobrepeso, excesos y fiestas
Pisar la balanza siempre fue una tarea difícil para Chris. A pesar de que es una acción que solo requiere dar dos pasos, era algo que padecía mucho, ya que su peso no era el estipulado para los parámetros esperados. Durante el auge de su carrera, sin embargo, esto no fue un impedimento para hacer las diversas performances que requerían destrezas físicas. Más allá de eso, sabía que tenía un problema que atender, aunque no hablara de ello públicamente.
En 1997, su aspecto físico fue el centro de los comentarios de sus fanáticos y, por supuesto, de la prensa. Diversas apariciones del actor llamaron la atención debido a que su voz había cambiado hacia un tono más agudo y ronco, y se lo veía transpirar en exceso. Se especuló mucho, pero las versiones más resonantes de la época vinculaban esto al exceso de consumo de alcohol y otras sustancias.
Chris se llamaba a silencio. Un gran hermetismo lo rodeaba si de esta cuestión se hablaba, algo que se replicaba en sus familiares y amigos. Mientras, la prensa hacía hincapié en los múltiples tratamientos que enfrentaba para superar sus adicciones. Continuó con una agitada agenda, como si nada pasara, aunque él vivía un verdadero infierno. Uno de sus últimos proyectos fue la gran apuesta que se convirtió en un éxito que aún hoy sigue vigente: la película infantil Shrek. El actor estaba a punto de terminar las grabaciones de la voz del personaje principal cuando lo alcanzó la tragedia. A raíz de esto, el famoso ogro animado fue interpretado por su colega, Mike Myers.
Los días previos al final
La vida de Farley parecía ir muy bien, al estar enfocado en su trabajo. Pero, sus rutinas incluían momentos de excesos, entre labor y labor. Faltaba una semana para la Navidad de 1997 cuando su cuerpo fue encontrado sin vida en su casa. Más tarde se supo que ese fue solo el principio del final, que había comenzado cuatro días antes del hallazgo.
El 14 de diciembre de 1997 fue un día particular para Chris: se supo que por la mañana asistió a la Iglesia St. Michael para colaborar con la cocción de galletas navideñas, y que esa misma tarde comenzó su recorrido por diversos bares, sin descansar. Al día siguiente asistió a una fiesta de su grupo de teatro y el itinerario continuó por diversos locales nocturnos, donde el consumo de bebidas alcohólicas y sustancias se extendió por dos días más.
La gira nocturna terminó en su departamento. Al no tener noticias suyas, fue su hermano John quien se acercó hasta el piso 16 de la propiedad ubicada en el edificio John Hancock Center, Chicago. Ingresar allí ya vaticinaba un mal augurio que fue confirmado cuando avanzó unos pasos y se encontró el cadáver de Chris. Si bien actuó rápidamente, pidió ayuda e intentaron reanimarlo, no pudieron hacer nada: el “rey del humor”, que en una década logró construir un imperio con su trabajo, había muerto.
La autopsia y el último adiós
Los rumores acerca de los excesos en la vida del reconocido actor de 33 años resurgieron al momento en que se dio a conocer su muerte. Mucho se habló sobre las causas que derivaron en ese fatídico final y poco tardaron en difundirse los resultados de la autopsia: el deceso fue por un speedball, un cóctel de cocaína y heroína afectaron el corazón de Chris provocándole un paro cardiorrespiratorio.
Además, se halló un analgésico derivado del opio, y cocaína en la sangre. “Ambos pulmones mostraron edema y congestión, que es un hallazgo común en la intoxicación por opiáceos. El hígado tenía un cambio graso que se observa con frecuencia en los bebedores empedernidos”, indicó en un comunicado el médico forense del condado de Cook, el Dr. Edmund Donoghue.
Los datos revelados llamaron poderosamente la atención por la coincidencia de las causas de muerte entre el reconocido actor y quien fuera su máximo ídolo, John Belushi, fallecido en 1982, también a los 33 años y como consecuencia de un speedball. El precipitado final los encontró con el mismo contexto de vida y con muchos sueños por cumplir.
Las risas, el legado de Farley
Pasaron 25 años desde aquel momento en el que una familia perdió a uno de sus miembros, el público lloró a quien los hacía reír y sus amigos perdieron una fiel compañía. Pese a eso, el recuerdo de Chris pareciera no tener fin al extenderse a través del tiempo. En 2018, Adam Sandler le dedicó una canción con su autoría en en especial de stand-up de Netflix Adam, Adam Sandler: 100% Fresh. No solo eso sino que repitió la interpretación en un episodio de Saturday Night Live que presentó el 4 de mayo de 2019.
En 2016 se lanzó el documental I Am Chris Farley, en el que se narró la vida y obra del actor, con un detallado recorrido en todo lo que significó para la industria y quienes lo quisieron. Los homenajes hasta la actualidad son variados y recurrentes: en 2005 recibió una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood y hasta los Red Hot Chili Peppers le dedicaron una tierna y sentida frase en su canción “Purple Stain”. Allí, contundentes, entonan: “Farley es un ángel y puedo probar esto”. Sin dudas, la huella que dejó en una generación se volvió imborrable.
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