El thriller argentino, un género que se multiplica en la pantalla
Cine policial, thriller psicológico, trama de suspenso, relato de intriga, película de enigma, film noir, polar. No debe haber género cinematográfico más abierto a tantas y múltiples variantes. El punto de partida suele ser un hecho criminal que debe ser investigado. Y ese acontecimiento cruento dispara una infinidad de derivaciones, ideales para que el cine explore de todas las maneras posibles dos escenarios fascinantes. Primero, tratar de descifrar qué lleva a una persona a hacer algo que, según las convenciones, se encuentra fuera de las normas o de las leyes escritas. Y segundo, descubrir en el entorno de un hecho de esas características comportamientos colectivos, señales de época, conductas que sirven de inmejorable ayuda para definir el retrato de una determinada comunidad.
Junto a esta doble mirada, el cine policial y el thriller presentan otra característica, propia de su origen. Cada vez que llega a las salas una nueva producción local de alto perfil que responde a estas características, empezamos a preguntarnos sobre la identidad del género, su vigencia, las marcas de continuidad entre tradición y actualidad, y el lugar que ocupa en la matriz cinematográfica de nuestro país.
La presentación de La misma sangre, cuyo estreno Buena Vista anuncia para hoy, responde a todas estas expectativas. Además de llevarnos al reencuentro con un género que en los últimos años se afirmó de una manera plena como uno de los preferidos del público argentino, cumple con una costumbre arraigada desde hace bastante tiempo: cada nuevo año suele arrancar para la pantalla nacional con alguna producción ligada a estas premisas narrativas.
Tales líneas de continuidad se refuerzan en este caso todavía más gracias a la presencia en La misma sangre como director de Miguel Cohan, ya reconocido como un indiscutido especialista en la materia después de Sin retorno (2010), Betibú (2014) y los ocho episodios de la serie televisiva La fragilidad de los cuerpos (2017).
Habituado a trabajar por un lado con tramas cargadas de enigmas, ardides y complots, y por el otro con elencos integrados por figuras de gran popularidad, Cohan introdujo ante LA NACION un matiz muy sugestivo para ampliar cada vez más el menú del género. "La misma sangre responde a la variante del familycrime", apunta.
Casi dos décadas después de Nueve reinas y una década después de El secreto de sus ojos , los dos grandes hitos recientes del cine argentino que despertaron el interés por estas historias, La misma sangre llega para seguir el derrotero de ambiciosos títulos producidos por el cine argentino en los últimos cinco años: Tesis sobre un homicidio, Baires,El clan, Nieve negra, Muerte en Buenos Aires, Los padecientes, , Acusada, Las grietas de Jara, El ángel , Perdida, Sangre blanca, Animal.
Este visible resurgimiento, a la vez, reconoce fuentes todavía más lejanas ya que se identifica con una gran tradición que el cine argentino expone desde sus orígenes. El 30 de junio de 2014, en estas mismas páginas, una nota firmada por Julieta Bilik recorría esa "historia larga y muy rica que arrancó en la década del 30" con aportes notables de directores como Manuel Romero (Fuera de la ley), Daniel Tinayre (Vidas marcadas), Hugo Fregonese (Apenas un delincuente), Carlos Hugo Christensen (La muerte camina en la lluvia y No abras nunca esa puerta). A ellos se sumaron, mucho más cerca en el tiempo, Adolfo Aristarain (La parte del león, Últimos días de la víctima), José Martínez Suárez (Noches sin lunas ni soles), Marcelo Piñeyro (Cenizas del paraíso), Fabián Bielinsky (Nueve reinas, El aura) y Juan José Campanella , que antes y después de El secreto de sus ojos desarrolló gran parte de su carrera en los Estados Unidos como director de episodios de destacadas series policiales y de suspenso.
Como el más reciente heredero de esta gran tradición, Cohan reconoce que en los últimos años las preferencias de quienes hacen cine en la Argentina y del público quedaron expuestas a través de dos géneros: la comedia y el policial. Y en este último caso, dentro del menú de variantes que aparecían a su disposición, decidió volcarse en La misma sangre a una variante menos frecuentada de las habituales, porque en este caso no aparecen ni policías ni detectives al comando de la investigación. "Lo que vemos aquí son personas envueltas en verdaderos problemas y con la necesidad de resolverlos", afirma sobre la película que protagonizan Oscar Martínez , Dolores Fonzi , Diego Velázquez y los chilenos Paulina García y Luis Gnecco.
A Cohan le interesa sobre todo marcar diferencias entre el clásico policial de enigma o los relatos propios del cine negro y La misma sangre, que partió de una idea original compartida por el director y su hermana, Ana Cohan. "En los relatos más tradicionales siempre hay un crimen que aparece al principio y es necesario resolver. En este caso, la premisa se hace más compleja porque no hay profesionales, sino personajes más bien ordinarios expuestos a una situación inesperada, extraordinaria", describe. Una premisa bien hitchcockiana que Cohan identifica sobre todo con la referencia más fuerte que encuentra La misma sangre en ese canon: La sombra de una duda (1943).
"Yo no pienso para mi película en un espectador iniciado en el género, porque aquí no hay guiños para ellos, sino en todo tipo de público -completa Cohan-. En estos casos creo que el espectador entiende todo. No hace falta explicar demasiado las cosas. Tal vez, en cambio, busquemos incomodarlo y mostrarle que los personajes siempre están solos en la búsqueda de la verdad".
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