El terror de la taquilla
Hollywood y el público norteamericano se inclinan ante este film, que costó sólo 30.000 dólares y que, en proporción, ya recaudó más que "Star Wars"
NUEVA YORK.- Cuando se apagaron las luces, unos pocos minutos después de la medianoche del 23 al 24 de febrero último, el público en el Festival de Cine de Sundance estaba ya listo para un buen susto. Durante semanas se había venido hablando de una borrosa peliculita de horror titulada "The Blair Witch Project" ("El proyecto de la bruja de Blair"), dirigida por dos desconocidos de la Florida que buscaban un distribuidor. Y esa noche, la élite de los magnates de la industria tendría la oportunidad de juzgar por sí misma...y tal vez comprar.
Ejecutivos de Miramax, Fox Scarchlight y otros distribuidores esperaron congelándose en la nieve que cubría Park City, en Utah, para entrar a ver la película. "The Blair Witch Project" estaba a la venta.
Filmada con una imprecisa cámara en mano y con un presupuesto que apenas alcanzaría para pagar un departamento, la película tenía una atractiva premisa: tres estudiantes de cine desaparecen mientras filman un documental sobre la leyenda de una bruja local. Un año más tarde, aquí está el metraje que filmaron. Ya se decía que la película era artesanal, pero algunos compradores la consideraron molesta. Otros se levantaron a la mitad, nerviosos con tanto salto de la cámara. "Estábamos muy interesados cuando entramos -recuerda un ejecutivo importante.- Pero a ninguno de nosotros, a nadie entre la gente de los estudios que compra películas, les gustó". Cuando una compañía llamada Artisan Entertainment firmó un contrato de compra por un millón de dólares, una broma recorrió Sundance. "Lo único que realmente da miedo de "The Blair Witch Project" es el dinero que pagaron por ella", comentó un rival.
Ahora "The Blair Witch Project" ha conseguido reír último: filmada a un costo de 30.000 dólares, ganó 47 millones en su primera semana de exhibición amplia, lo cual probablemente la hace la película más taquillera de la historia del cine en relación con lo que costó hacerla (en la Argentina se estrenará antes de fin de año).
Varios estudios retrasaron sus estrenos para alejarse de su competencia. En una temporada de productos rimbombantes y más que anunciados, como "La amenaza fantasma" y "Wild Wild West", apareció este éxito inesperado como una respuesta discreta a los grandes problemas de Hollywood. No tenía actores conocidos ni efectos especiales ni violencia, ni siquiera buena iluminación.
Apenas una buena historia
Daniel Myrick, de 35 años, que dirigió la película junto con Eduardo Sánchez, de 30, dio una explicación sencilla de su éxito: "De vez en cuando, el arte, en cualquiera de sus formas, regresa a sus raíces -dice-. Cuando no tienes dinero ni recursos, no te queda más remedio que regresar a la esencia de cómo contar una historia. O por lo menos, de tener una buena historia". Para este grupo de jóvenes actores y cineastas, el éxito les pareció una victoria del arte sobre el efecto publicitario.
Pero, ¿es eso cierto? El caso de "Los videos de la bruja de Blair", como fue titulado el proyecto en un primer momento, es mucho más complicada que su leyenda. La historia comienza en 1992, en la Universidad del Centro de la Florida, en Orlando, donde Myrick y su condiscípulo Eduardo Sánchez lanzan por primera vez la idea a Mary Johnson, su profesora en la escuela de cine. "Pensé que era la historia más tonta jamás oída", recuerda Johnson. Su reacción sirvió para preparar a los cineastas con respecto a problemas que se avecinaban.
Un paso en falso
La idea original era hacer un falso documental. Junto a su amigo Gregg Hale, los directores inventaron un intrincado mito de la bruja de Blair, comenzándolo en 1785, cuando una mujer de la localidad, acusada de brujería, es abandonada a morir en el bosque. La historia continúa con una serie de asesinatos macabros y desapariciones, y los cineastas inventaron historiadores, policías y gente del pueblo a quienes entrevistar. Para darle a este falso documental alguna textura, querían rodar media hora de metraje en el bosque de la bruja. En junio de 1996, mientras se ganaban la vida haciendo videos, los directores colocaron un anuncio en la revista de teatro Back Stage y comenzaron un año de audiciones para encontrar los tres actores, que tendrían que improvisar y filmar la acción ellos mismos.
Heather Donahue, de 24 años, recuerda su audición: "Me senté y Dan Myrick me dijo de sopetón: "Has estado presa 7 de los 9 años de tu condena, ¿qué te hace pensar que te vamos a dejar salir bajo palabra? No saludó ni nada por el estilo, de modo que yo le respondí: "No creo que deba hacerlo, hoy me siento dos veces más furiosa de lo que estaba cuando me metieron presa"". Donahue vivía en Filadelfia, trabajando en películas independientes de bajo presupuesto, y se puso contenta al enterarse de que en ésta sí le iban a pagar. En octubre de 1997, junto a Joshua Leonard, de 24 años, y Michael Williams, de 26, Donahue penetró en un bosque cerca de Burkittsville, Maryland. Se les había dicho que esperaran lo peor. "Dijimos que les íbamos a hacer sufrir un intenso tratamiento psicológico", cuenta Myrick.
Con los nervios de punta
Durante seis días, los actores acamparon en el bosque, poniéndose cada vez más sucios y hambrientos a medida que se filmaban entre sí con la cámara 16 milímetros y la de video. En lugar de páginas de guión, cada mañana recibían mensajes en latas de película, en los que se les ordenaba que no lo comentaran con los otros. "No sabíamos más que lo necesario", dice Leonard. "Mis notas decían: "No puedes confiar en Heather, toma el control"." Por las noches, los directores hacían ruidos y movían las tiendas de campaña para meterles miedo a los actores. Ben Rock, el diseñador de la producción, inventó con un palo una amenazadora figura y la colgó de un árbol para aumentar la tensión. Todo lo demás lo dejaron a la imaginación de los actores y, en la última instancia, del público. Aunque a veces se cruzaran con una ruta, los actores comenzaron a sentirse apartados de la seguridad de la civilización. Los nervios empezaron a ponerse de punta.
Entonces, Myrick y Sánchez comenzaron a editar las 20 horas de metraje. Al incorporar entrevistas simuladas, se dieron cuenta de que el resultado era muy falso. "No nos gustaba", dice Sánchez.
Además, el metraje del bosque se convertía en una historia en sí misma. Los directores lo redujeron a dos horas y media y lo mostraron en una exhibición privada a un público del centro de la Florida. Y encontraron que había varios problemas. "Al salir hubo gente que dijo que ellos mismos hubiesen querido matar a Heather", dice Sánchez.
Entonces cortaron los chillidos de Heather, y mucho más. Necesitaban dinero y distribuidores y para conseguirlos crearon un sitio en Internet, rudimentario, pero inteligente, en junio de 1998. Aunque la mayoría de las películas ya tenía sitios en la Red, ofreciendo fotos de los actores y cosas así, Myrick, Sánchez y Hale llenaron el suyo con historias sobre la bruja de Blair, incluyendo falsos recortes de prensa y el "diario" de Heather. Durante todo ese tiempo nunca dejaron ver que la historia era ficticia.
Con recursos muy limitados consiguieron invertir la habitual maquinaria publicitaria de Hollywood: en vez de informar a las masas, se concentraron en ese grupo pequeño, rabioso e influyente que siempre anda buscando un sitio embrujado en Internet. El programa de TV "Split Screen", del Independent FilmChannel, transmitió un cortometraje sobre este falso documental. Se fue creando un pequeño público que iba más allá de los que compran en preventa: un público feliz de ser una fuerza detrás de las ventas.
Red de fanáticos
"Pensé que la historia era real y eso fue lo primero que me atrajo", dice Jeff Johnsen, de 33 años, que comenzó el primer sitio de seguidores de "Blair". "Y cuando me enteré de que todo era falso, pensé que esos tipos eran geniales. Por eso quise que todo el mundo se enterase." Los fans crearon conexiones entre los diversos sitios, como entre los de películas semejantes, llevando así diariamente a miles de personas hacia la "bruja de Blair".
Después de Sundance, Artisan subió la apuesta, comprometiéndose a invertir 15 millones en publicidad y distribución. Pero mantuvo el enfoque en Internet. "Queríamos que el sitio en la Web fuese como una programación semanal", dice John Hegeman, de 36 años, jefe del departamento de publicidad. Agregaron tomas descartadas de los rollos "descubiertos" en el bosque, mostraron falsos textos "históricos". Y hasta una falsa entrevista con la "madre" de Heather, quien sugirió que la policía encubría el caso. Hegeman estableció un riguroso plan que incluyó libros y especiales de TV y una campaña intensa en las universidades, hechas sin que pareciese publicidad. La línea entre publicidad y entretenimiento había desaparecido.
Los cortos publicitarios para la película en los cines también siguieron una estrategia inteligente. En vez de vender "La bruja de Blair" directamente, sólo mostraron una imagen borrosa, un grito, una aterradora figura de madera... Grupos de "publicidad callejera" cubrieron las paredes de las universidades con carteles de los actores en los que se leía "Desaparecido", antes de que los alumnos salieran de vacaciones. "Cuando se dispersaron por todo el país ya habíamos creado una campaña en el mercado universitario", dice Hegeman.
Y Artisan logró que el Sci Fi Channel emitiera "El maleficio de la bruja de Blair", un hábil seudodocumental sobre la leyenda de la bruja, creado por Sánchez y Myrick, que fue estrenado el día antes del estreno del film, convirtiéndose en el programa más visto en la historia de ese canal. Durante las seis exhibiciones, el número de televidentes se mantuvo igual. Cuando la película se estrenó, el público ya estaba listo.
El éxito del film es mucho más que una reivindicación. Sánchez y Myrick están analizando ideas para secuelas o presecuelas de "Blair". Para los ejecutivos que se rieron en la función de Sundance, el gran susto está apenas llegando.
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