A mediados de los años 70, Stanley Kubrick venía de dirigir cuatro obras maestras consecutivas: Dr. Insólito (1964), 2001: odisea del espacio (1968), La naranja mecánica (1971) y Barry Lyndon (1975). Esta última, a pesar de que cosechó algunas de las mejores reseñas de su carrera, fue una decepción en la taquilla norteamericana: costó 11 millones de dólares y recaudó poco más de 9. Aunque las ventas internacionales ayudaron a recuperar la inversión, Kubrick temió que un fracaso le impidiera continuar filmando en sus propios términos, de modo que decidió que su próximo proyecto fuera un film comercial.
Hacía tiempo, desde que había sido contactado para dirigir El exorcista a principios de los 70, que venía dándole vueltas a la idea de hacer una película de terror. La leyenda dice que fue a una librería, compró todo lo que había del género, lo llevó a su oficina y comenzó a leer. Si tras un par de minutos el libro no lo cautivaba, lo arrojaba contra la pared. Del otro lado, su secretaria escuchaba el impacto continuo de los volúmenes contra la delgada división de sus habitaciones. En un momento, notó que llevaba largo rato sin escuchar un golpe, de modo que ingresó a la oficina de su jefe y lo encontró absorbido por El resplandor.
Lamentablemente la historia no puede ser verdadera, porque la preproducción de la película comenzó antes de que la novela fuera publicada. Tras el éxito de Carrie (1976), film de Brian de Palma basado en la primera publicación de Stephen King y acaso la mejor adaptación del autor, el estudio Warner había comprado la opción de la más reciente novela del escritor de Maine, aún sin publicar. Al parecer, le enviaron una copia a Kubrick para interesarlo en una adaptación. El director estuvo lejos de fascinarse por la escritura de King, que consideraba "débil" y cargada de lugares comunes. Sin embargo, las tres novelas que llevaba publicadas eran best sellers y la película de De Palma se había convertido en un éxito internacional. Luego del fracaso comercial de Barry Lyndon, es probable que estos antecedentes pesaran más que lo que estaba en la página.
A pedido del estudio, King escribió un tratamiento de su propia novela pero Kubrick jamás estuvo interesado en leerlo. Tampoco quería que el autor se involucrara demasiado en la creación de la película. Sin embargo, sí quiso consultar con él sobre algunos problemas conceptuales. King le contó a la revista American Film que su primer contacto con Kubrick fue telefónico: "Eran las 7.30 de la mañana, yo estaba en el baño afeitándome. Mi mujer apareció fuera de sí. Creí que uno de mis hijos había tenido un accidente en la cocina. "¡Stanley Kubrick está en el teléfono", me dijo. Tomé la llamada sin quitarme la crema de afeitar. Lo primero que escucho es: "Toda la idea de que hay fantasmas es optimista, ¿no es así?" Todavía medio dormido le contesté que no entendía a qué se refería. "La idea de un fantasma presupone que hay vida después de la muerte. Esa es una concepción optimista". Yo contesté: "¿Pero y el infierno?" Hubo una larga pausa y luego Kubrick replicó: "Yo no creo en el infierno".
King visitó el set solo una vez y, aunque allí descubrió que una de las escenas centrales de la novela, en la que los animales topiarios que decoran los jardines del hotel cobran vida había sido descartada (no porque a Kubrick no le gustara, sino porque aun no existía una tecnología para que los arbustos se animaran de manera realista), su impresión fue buena. Antes del estreno, le dijo a la revista Fangoria: "No pude ver nada de lo filmado, pero me mostraron los sets y algunas fotografías de Danny con su triciclo en el lobby. Tuve la sensación de que este hotel gigantesco se había devorado al chico. Era una imagen extremadamente ominosa que, creo, va a funcionar muy bien en el film". Sin embargo, tras ver la película, se mostró claramente disgustado: "El problema con el film es que no tiene corazón. Una película de terror no puede ser fría y distante. No hay horror sin amor y sentimientos, porque el horror es la emoción opuesta a cómo percibimos las cosas buenas y normales. Creo que Stanley quiso hacer una película que lastimara a las personas".
King siempre consideró que la película no era una verdadera adaptación de su novela. En 1996, tras el éxito de la miniserie The Stand, que resultó uno de los programas más vistos de la televisión norteamericana a esa fecha, King tuvo luz verde para llevar a la pantalla chica cualquier proyecto que quisiera. Decidió adaptar El resplandor para corregir todo lo que a su parecer Kubrick había hecho mal y filmar todo lo que había dejado de lado.
El director de The Stand y de la versión televisiva de El resplandor, Mick Garris, dijo en el podcast de Bret Easton Ellis: "Todo aquello que era personal para Stephen King está ausente en la película. La novela es sobre el alcoholismo, sobre la paternidad y sobre la culpa que genera la imposibilidad de proveer para la propia familia". King se propuso recuperar la humanidad y la calidez de los personajes y mostrar la transformación de Jack Torrance (Jack Nicholson en el film) como un descenso gradual hacia la locura. Es cierto que, como señalaron muchos críticos, el personaje de Nicholson está loco (y claramente detesta a su familia) desde el comienzo. Su arco no va de la normalidad a la locura, sino de la locura al disparate.
Para hacer esta miniserie, Stephen King tuvo que comprarle los derechos de su propia novela a Stanley Kubrick, quien se los devolvió por un millón y medio de dólares y con la condición de que dejara de hablar mal de su película. La versión de King no registró demasiados elogios: fue criticada por demasiado edulcorada, en especial, por la inserción de un final feliz que no está en la novela. King quiso revertir la gélida versión de Kubrick y se pasó del otro lado.
Un rodaje problemático
La filmación de El resplandor fue uno de los rodajes más problemáticos de la carrera del realizador. Si bien desde Dr. Insólito tenía fama de perfeccionista sin igual, aquí su nivel de obsesión rompió la escala. En esta película, Kubrick empezó a repetir las tomas un número inaudito de veces. Tanto los actores como los técnicos se mostraban desconcertados por tener que hacer 30 a 40 retomas de un plano que apenas mostraba a un personaje bajando de un automóvil.
Ante el reclamo del porqué de tantas retomas, Kubrick respondió que estaba "obligado" a hacerlas porque los actores nunca sabían su parte. "Cuando empezamos a ensayar con Jack –recuerda Kubrick– el tenía problemas para decir sus líneas. Las aprendía durante el rodaje. Después de 14 o 15 tomas empezaba a entender lo que el diálogo quería decir y para la toma 30 ya estaba en plena forma". Se dice que la célebre escena en la que Wendy (Shelley Duvall) amenaza con un bate a Jack en las escaleras fue repetida 126 veces. El realizador John Boorman, admirador del film, opina que hay un motivo ulterior: el desgaste que sufren los actores al hacer lo mismo una y otra vez se traslada a la ficción y hace que la sensación de hastío ante el otro que deben comunicar sus interpretaciones se perciba como real.
A pesar de ser un obsesivo del control, Kubrick también dejaba cierta libertad a sus actores para improvisar. La célebre línea: "Aquí está Johnny", que Nicholson dice tras destrozar a hachazos la puerta del baño en el que se oculta su aterrada mujer, fue agregada por el actor (era el modo en que todas las noches era presentado Johnny Carson, quien fue el conductor más famoso de la televisión norteamericana). Y contribuye al tono inquietantemente cómico de la actuación de Nicholson, que fue criticada como histérica y pasada de rosca en el momento del estreno aunque, a medida que la película ganó reconocimiento y el cine empezó a mostrar otras grandes actuaciones que se despegan del realismo también fue revalorizada.
Kubrick tuvo una mala relación con la actriz Shelley Duvall, quien venía de trabajar con Robert Altman, un realizador muy diferente, que otorgaba una gran latitud a los actores durante el rodaje. Según se muestra en el documental de Vivian Kubrick (una de las hijas del realizador) registrado durante la filmación de este film, Duvall está siempre insegura de su trabajo y recibe varias reprimendas de Kubrick: "Cada vez que Jack te habla te sobresaltás. Ya te lo dije: no lo hagas más, queda falso", le reclama Kubrick en cámara. Duvall por su parte, se muestra enferma, dice que se le cae el pelo por la tensión, que Kubrick jamás aprueba nada de lo que ella hace. "Stanley me presionó para obtener más de mí y eso me dolía, por eso yo le guardé cierto rencor, pero es una turbulencia necesaria para llegar a donde hace falta. Descubrí que realmente lo respeto como persona y como director y aprendí más con él en un año que en toda mi carrera hasta ese momento", declaró Duvall tiempo después. Sin embargo, tras esta película puso en pausa su carrera como actriz y se dedicó a la producción; solo ocasionalmente volvió a estar ante las cámaras. Su interpretación fue mal recibida por la prensa del momento. La crítica de Variety dijo: "Duvall transforma a la cálida y agradable esposa de la novela en una histérica con la que nadie podría pasar un invierno sin empezar a acariciar pensamientos homicidas".
El gran protagonista
El gran protagonista de la novela y de la película es el hotel Overlook, un lugar inexistente inspirado en un hotel real, el Stanley, en el que Stephen King escribió partes de su obra. El hotel fue creado íntegramente en los estudios de MGM en Inglaterra y, al momento de la filmación, fue el set más costoso de la historia. En el documental Room 237, que compila algunas de las lecturas más disparatadas de la película, se dice que el tema central del film es el genocidio de los nativos americanos (por la gran cantidad de motivos de arte aborigen que se ven en las paredes y la referencia de que el hotel fue edificado sobre "un cementerio indio").
La estructura geométrica de las alfombras sugiere un laberinto, tal como los propios pasillos del hotel, que parecen reproducir el laberinto del exterior. El crítico Mark Fisher, en un artículo llamado "Los espacios espectrales del hotel Overlook" argumenta que todo el hotel es un laberinto y que este laberinto representa la historia familiar. Dice Fisher: "El resplandor es una película sobre la repetición en el sentido cultural, pero también psicoanalítico. Los horrores del Overlook son los de la familia y los de la historia o, para decirlo de modo más conciso, los de la historia familiar que, no hace falta decirlo, es la provincia del psicoanalisis".
En la película, Jack Torrance parece condenado a repetir las acciones del cuidador anterior, que asesinó a su familia con un hacha y es parte de la larga historia de homicidios del lugar. Los fantasmas del hotel serían los de la historia familiar, que lleva al hijo a repetir los errores del padre. La secuela de El resplandor, Doctor Sueño (que se estrena esta semana en la Argentina) retoma este tema ya que su pregunta principal es si Danny (aquí mostrado como adulto) es también un alcohólico y un asesino.
Kubrick declaró que quiso hacer el mejor film de terror jamás filmado. Su inspiración no fue tanto la obra de King sino otras grandes películas. Psicosis es una de ellas: Kubrick tomó la idea de abandonar el tema central del primer acto (el robo de dinero en el film de Hitchcock y los poderes psíquicos de Danny aquí) para ir en una dirección nueva, y también copió la escena del homicidio en la escalera del motel Bates para la escena de las escaleras de este film.
La otra gran película citada es 2001: odisea del espacio. Las estructuras narrativas de las dos se reflejan: ambas comienzan con personajes que enfrentan la inmensidad del mundo (el amanecer del hombre en 2001 y el paisaje de la montañas rocosas aquí); luego los tres protagonistas quedan aislados (en la nave espacial y en el hotel Overlook) y uno cae en una locura homicida. Finalmente ambas concluyen con un viaje iniciático de transfiguración (en el hiperespacio en una y en el laberinto del jardín en la otra). Claramente, El resplandor es mucho más una obra de Kubrick que de King. De las tres versiones existentes de la historia (la novela, la miniserie y la película), ésta es la más perdurable.
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