El regreso de una heroína muy representada: Camila O’Gorman
El unipersonal Ay, Camila, de Cristina Escofet y dirección de Laura Formento, retoma el gran personaje histórico con una perspectiva apasionada y deseante, el de las mujeres que toman riesgos; antes hubo otras cuatro obras teatrales con el personaje
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La película de María Luisa Bemberg, con Susú Pecoraro e Imanol Arias, en 1984, y el musical del director Fabián Nuñez (que murió en junio por el derrumbe del edificio en Miami), con Natalie Pérez y Peter Lanzani, en 2013, son las dos versiones más recordadas de la historia de Camila O’Gorman, la joven patricia fusilada junto a su amor, el sacerdote tucumano Ladislao Gutiérrez, por orden del gobernador de la provincia de Buenos Aires Juan Manuel de Rosas en 1848. Pero no fueron los únicos abordajes artísticos (hay un film mudo de 1910 con Blanca Podestá, por ejemplo) ni seguramente los últimos. Acaba de estrenarse un unipersonal, Ay, Camila, que pone en el centro el coraje y el deseo de una veinteañera culpable, ante la sociedad conservadora de la Gran Aldea, de enamorarse del hombre equivocado.
‘’Camila aparece como el gran grito de soberanía. Pero otro tipo de soberanía. La de amar libremente. Soberanía sobre su propio territorio, su cuerpo. Una mujer atravesada por sus ancestras, entre la sujeción de su madre a las convenciones y el desenfado y osadía escandalosa de La Perichona, su abuela que fuera amante del virrey Liniers. Mi Camila es una Camila versión Escofet que se relata con detalle desde todos los permisos, aun el de confesar incertidumbres’', dice Cristina Escofet, especialista en la indagación dramática de personajes femeninos transgresores para su época. Entre otras, es autora de las premiadas Bastarda sin nombre, sobre Eva Perón interpretada por Roxana Randón (hay una función este sábado), y Yo, Encarnación Ezcurra, por Lorena Vega, sobre la esposa de Rosas. ‘’Soy una Artemisa de la escena, con arco y flecha. No escribo sobre mujeres sino que escribo mujeres, armo vidas, soy feminista desde la cuna. Porque el feminismo es una actitud de desafío ante un mundo repleto de ‘noes’, de relaciones desiguales. Y en la misma proporción van los desafíos’', dice la profesora de Filosofía, feminista jungiana -como se define- y autora de varios libros.
La puesta en escena es responsabilidad de Laura Formento, actriz, docente y directora, también interesada en las mujeres argentinas que marcaron huellas para el futuro. Para este papel, eligió a Pía Risi Buigley, una actriz chilena radicada en nuestro país desde 2009. Como tantos otros casos, habían empezado a ensayar en 2020 y tuvieron que suspender pero la química del primer encuentro se mantuvo. La actriz la acompañan en escena la cantante Agustina Laplana y las músicas Brenda Abbate (violín), Mercedes Abbate (cello) y Karina Büttner (piano), es decir, un equipo femenino completo. ‘’Son unas artistas maravillosas, con una sensibilidad exquisita y muy talentosas. Le aportan al monólogo una atmósfera onírica, bella y por momentos perturbadora. Ellas visten de negro en contrapunto con la actriz que está de blanco, con un vestido sencillo, alejado del miriñaque de la época. La escenografía es minimalista, pocos elementos en el espacio escénico pero que cuentan mucho’', explica Formento que sí ya había trabajado con las músicas en otras obras como El cuarto del recuerdo.
Autora de una obra sobre Marie Anne Périchon de Vandeuil, más conocida como La Perichona, y curiosa de los enfrentamientos entre unitarios y federales (al tatarabuelo de su madre le cortaron la cabeza por unitario), la directora eligió el texto de Cristina Escofet porque es el tipo de dramaturgia que le gusta, un texto fuerte y estremecedor, que la conmueva y le pase por el cuerpo: ‘’En el momento histórico en que nos encontramos las mujeres, somos cuerpo y alma de las que ya no están. De las que crecieron y vivieron en un mundo fuertemente masculino y, en su época, alzaron sus voces. Pero fueron históricamente silenciadas, ninguneadas y hasta asesinadas. En este monólogo, la protagonista revive su intensa historia y nos llevará por los pasajes más importantes de su vida con toda la pasión que la acompañó hasta sus últimos días’'. Para Escofet, la historia trae lo que el presente interpela. Y su Camila, según la autora, como una voz que resuena en otras, se anticipa a las calles de los siglos venideros cuando dice que ‘’si me matan, yo voy a... No sé cómo explicarme... Voy a eso… Voy a resucitar. Y va a ser peor’'.
Con respecto a la Camila de Bemberg, una cita obligada para cualquier acercamiento al personaje, la directora diferencia la dulzura de la joven interpretada por Susú Pecoraro, de la visceral, sexual y feminista que se ve en la sala Tadrón, de Palermo. Con el mismo ímpetu, la autora del monólogo subraya el riesgo y el desafío de buscar otro ángulo a los personajes transitados: ‘’El mejor homenaje a un antecedente poderoso como esa película es ir hacia una versión propia pero no del film sino de esa vida que sucedió. Mi Camila viene a contarse desde las vísceras. Es descarnada, consciente e insolente. Sale, también, de mis vísceras. Quienes vamos a la Historia, tenemos que buscar poética y rupturas; si no, hay Wikipedia en escena y eso aburre. Y a mí me encantan los culebrones que te atrapan’'.
Otras Camilas
Curiosamente, esta historia fue abordada por el teatro musical en cuatro oportunidades. En 1933, con libro y letras de Enrique García Velloso y Agustín Remón y música de Carlos López Buchardo, los hermanos Armando y Enrique Santos Discépolo estrenaron en el Ateneo el drama musical La Perichona, que retrataba la vida de Anita Perichón, encarnada por Nelly Quel, en un elenco de 113 artistas, entre los que se destacaban Tania, Héctor Coire (Juan Manuel de Rosas), Miguel Gómez Bao y Gladys Rizza.
Posteriormente, en 1989, se estrenó Camila, de Agustín Pérez Pardella, en el teatro Premier, con Mónica Núñez Cortes, como Camila O’Gorman; Osvaldo Laport, como Uladislao Gutiérrez; Arturo Mally, como Rosas; y un gran elenco del que también formaron parte Perla Santalla, Alfredo Iglesias y Joaquín Bouzas. Tenía un ballet folklórico en escena.
En julio de 2004 se estrenó Camila, el musical de un amor prohibido, de Hernán Gonzalo Torres y René Jacobson, dirigida por Gustavo Bertuol y con Milagros Almeida y Gustavo Guzmán en los papeles protagónicos, en el Centro Cultural Borges. Y en 2013, como autor, director y dramaturgo, Fabián Núñez estrenó Camila, nuestra historia de amor, en el Lola Membrives, producida por Sabrina Romay. Fue un gran musical que contó con un atractivo elenco encabezado por Peter Lanzani y Natalie Pérez, junto con Julia Zenko (La Perichona), Déborah Dixon, Laura Silva, Magalí Sánchez Alleno, Miguel Habud, Nelson Rueda, Santiago Ramundo, Sergio Di Croce y Déborah Turza.
PARA AGENDAR
Ay, Camila, de Cristina Escofet y dirección de Laura Formento. Viernes, a las 21.30, en Tadrón Teatro (Niceto Vega y Armenia). $ 600.
Bastarda sin nombre, de Escofet y dirección de Javier Margulis. Sábado 20, a las 21, en Mil80 Teatro (Muñecas 1080). $ 500.
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