Uno de los grupos pioneros del beat en Argentina en los 60 vuelve con su formación original a cuarenta años de su separación
La historia del rock, como la de cualquier género, cuenta con nombres que, por simples vueltas del destino, quedan al margen del relato oficial, por más que su rol haya sido de peso en la época en que estuvieron en actividad. Y ese es el caso de The Knacks, un quinteto que, con el beat británico como referente inmediato, intentó replicar en Buenos Aires el estilo que habían popularizado los cuatro de Liverpool y Dave Clark Five. El hecho de que cantasen en inglés no fue una barrera: en cuatro años de actividad, el grupo lanzó ocho simples más que exitosos en su momento. Pero todo lo que sube, tiene que bajar. En 1970, un decreto del gobierno de facto prohibió que los artistas locales interpretasen música en inglés, y lo que fue una medida que benefició a la mayoría de bandas del todavía incipiente rock nacional, terminó por matar a The Knacks, que decidió retirarse de la actividad tras lanzar un solo simple en castellano.
Y el reconocimiento tardó, pero llegó. Primero, sus simples comenzaron a cotizar en alza en el mercado de coleccionistas europeos. Después, todas las grabaciones del grupo, junto con temas de un disco inédito, aparecieron en el compilado The Knacks Anthology, un disco obligatorio para quien intente conocer en profundidad los orígenes del rock en estas latitudes. Ahora, cuarenta años después (y casi la misma cantidad de tiempo sin verse la cara entre ellos), el grupo vuelve con su formación original para una presentación en el teatro Empire este viernes 23, con la intención de grabar un nuevo disco a posteriori, como si el tiempo no hubiese pasado.
¿Cómo fueron los orígenes del grupo?
Oscar Paz (baterista): Formamos la banda en 1964 en la escuela secundaria con Carlos Castellani (guitarra), y varios fueron y vinieron hasta que en 1967 se armó la formación definitiva con Armando Aschenazi en guitarra, Eduardo Mikitow en bajo y Vicente Bulotta en teclados. Trabamos en boliches y bailes hasta el 69, que ahí fue el batacazo. Nos contrató EMI, tuvimos una gira muy exitosa, tuvimos la Knack-manía (se ríe) y seguimos hasta el ’71, cuando hubo una prohibición muy grande de parte del gobierno para que no se cantase música en inglés y decidimos separarnos.
Vicente Bulotta: Tocábamos en Ferro, en Estudiantes de La Plata, en Gimnasia, Atlanta, un montón de estadios. Menos en Boca y en River, creo que tocamos en todas. Eran épocas de mucho trabajo en las que se tocaban tres veces por semana, mínimo.
Cantar en inglés era algo característico de The Knacks. ¿No era una barrera para con el público?
Oscar: Ya por el sonido mismo de nuestra música, hacerla en castellano era hacer lo que hicieron todos los grupos después, que lo llaman rock nacional, pero para mí es "rock nació mal". Todos los grandes intérpretes de esa época que hoy duran siguen cantando mal. Nebbia, Spinetta... todos tienen desfasajes en las canciones que son espantosos, porque no podés pasar del inglés al castellano así como así.
Vicente: Todavía me acuerdo cuando salió el primer simple en EMI, "Carta a un amigo perdido". Cuando tocábamos yo estaba con el teclado más al frente del escenario, y estaba más atento al público, y las chicas cantaban todas las canciones con nosotros, a pesar de que el disco había salido hacía pocas semanas. Nunca entendí cómo se aprendieron la letra.
¿Por qué decidieron no seguir adelante cantando en castellano?
Oscar: EMI nos presionó a cantar en castellano. Nosotros no queríamos, así que lo hicimos sacando un simple bajo otro nombre. Vendió bien, económicamente no nos podemos quejar de cómo nos fue con nuestro single en castellano, pero estábamos como contra natura. Nosotros escribimos en inglés porque el pop y el rock son en inglés y no hay manera. No me lo cantes en alemán o en italiano porque no va, y menos en castellano. En español queda bien para una balada, pero el rock and roll no entra.
¿Y desde entonces no volvieron a tocar nunca?
Oscar: Nos separamos en el 73. Tocamos lo que podíamos como The Knacks, y también formamos parte de una obra de teatro en la que musicalizábamos en vivo, pero después no hice nada más.
Vicente: Yo formé Casablanca con otros miembros de The Knacks. El primer tema que hicimos se vendió muchísimo y terminó como cortina de una novela pero después de eso me abrí. Pensaba: "Dejo la música, por los únicos que volvería a tocar es por The Knacks", pero para mí era algo que no podía ocurrir nunca más. Además uno se había ido a Italia, otro a España...
¿Qué los llevó a emprender el regreso?
Oscar: Me tentó la posibilidad de contar mi propia historia y ponerle todo lo que faltaba, si bien habían editado material pirata nuestro en Europa. Estuve dos meses trabajando hasta que lo terminé y pudimos editarlo en España y ahí empezamos a contactarnos con Carlos, a quien no veía hacía añares. A Armando se lo mandé a España, y a Mozzi no sabía dónde encontrarlo. En diciembre nos invitaron a tocar en un show de los Electric Sixties en el Centro Cultural Recoleta. Nos vimos un rato antes de salir, y volvimos a ensayar al día siguiente porque nos quedamos con unas ganas tremendas.
Por haber estado en ese comienzo, ¿cómo vivieron el desarrollo del rock nacional a lo largo de estos años?
Oscar: A mí no me gusta en lo que se convirtió, y cada vez se copia más a la copia y se va degradando todo. La gente ya no copia a los Rolling Stones, copia a los Ratones Paranoicos, y después hay otro que los imita, y así es cada vez peor. Así es toda la música nacional, no me gusta. No la escucho porque no quiero escucharla, y no veo programas que no sean del extranjero porque los de acá no me cierran.
Vicente: Yo no soy tan duro como él, inclusive me hice muchos amigos en el ambiente que después siguieron. Me abrí de la banda pero seguía en contacto con todos los que transitaban la avenida Corrientes. Yo me había hecho muy amigo de Miguel Abuelo. Lo veía y él me decía "Tengo un tema nuevo que va a matar", y se me lo ponía a tararear.
Hay un fenómeno muy raro que pasa con grupos como Los Saicos y los Mockers y ustedes también, que es qué primero editan de manera pirata sus discos afuera y después acá. ¿Qué explicación le encuentran? Oscar: No sé, para mí hay un movimiento que como no encuentra para adelante entonces empieza a buscar para atrás. Creo que todos hemos seguido un curso y volvimos otra vez, pero no estoy muy seguro tampoco. Es rarísimo, terminás vendiendo tres mil discos en España y acá ni uno.
¿Cómo va a ser este regreso de The Knacks?
Oscar: Vamos a tocar en el Empire, donde sonarán casi todas las canciones que están grabadas y vamos a presentar cinco canciones del nuevo álbum que vamos a entrar a grabar después del recital. Ya tenemos seleccionado el material, utilizamos canciones que estaban escritas en los 60 pero que no llegamos a grabar.
Vicente: Te digo, el primer encuentro después de 40 años te hacía pensar "Bue, habrá que ver cómo andará cada uno". Pero al primer ensayo, tocamos el primer tema y fue como si el tiempo no hubiera pasado. Nos quedamos locos, porque no podía ser. ¡Hasta sonamos mejor ahora!
¿Pudieron ver alguna de las reuniones de Los Gatos, Los Shakers, o Los Mockers?
Oscar: No fui a ninguna, si bien estaba al tanto. Sé que a Los Shakers no les anduvo muy bien, y me parece que fue porque innovaron. La gente quería que tocaran "We want you to come..." (Se pone a cantar "Rompan todo") y ellos les salían con un bandoneón. La gente te recuerda por lo que hiciste, y lamentablemente estás atado a hacerlo
Por Joaquín Vismara
(The Knacks tocan este viernes 23 a las 21 en el Teatro Empire, Hipólito Yrigoyen 1934)
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