El nombre de la investigación teatral
Beatriz Seibel ha hecho trabajos minuciosos sobre el arte escénico local y los artistas
Como una detective privada resuelta a desentrañar misterios y a descubrir casos relegados, Beatriz Seibel ha consagrado buena parte de su vida a investigar con sumo empeño la historia del teatro argentino en sus vertientes menos transitadas. Veintitantos libros que abarcan la escena, el circo, el radioteatro y la presencia de la mujer desde los comienzos del teatro local son pruebas fehacientes de esta dedicación que no cesa: acaba de aparecer con su firma Teatro: argentinos en el exterior, emigrados y nómades (1812-1973), editado por Eudeba, y su autora ya está preparando el segundo tomo, que llegará hasta nuestros días. En su último volumen editado, con la minuciosidad que la caracteriza, Seibel parte del siglo XIX, con el actor Luis Ambrosio Morante, y llega hasta Benito Gutmacher, Ángel Pavlovsky, Susana Mayo, Susana Lastreto… Artistas que hicieron giras, se exiliaron o eligieron vivir en otros países, a veces temporariamente, a veces forzados por las circunstancias.
Empero, hubo una época en que la joven Beatriz imaginaba que hacer teatro era algo maravilloso pero inalcanzable para ella, espectadora entusiasta en aquellas fechas. Una vez recibida de contadora pública y ya ganándose los garbanzos, tomó impulso para realizar su sueño y se anotó con el fin de estudiar actuación en el Instituto de Arte Moderno, que dirigía Marcelo Lavalle. “Y me convertí en actriz –recuerda–. Después pasé a la dramaturgia y a la dirección. Trabajaba horario corrido, y el tiempo que me quedaba libre era para el teatro. Así seguí muchos años: la contadora proveía el sustento y el mundo escénico me gratificaba sobremanera.” Paralelamente, empezó a publicar artículos periodísticos y prontamente se despertó la investigadora teatral: “Creo que la contadora tuvo que ver con el gusto por los datos duros, que la gente de Letras que hace este trabajo no suele manejar: las estadísticas, cantidad de salas, de compañías de espectadores. Supe que quería recorrer zonas poco transitadas: no por azar mi primer texto fue sobre los artistas trashumantes. Ahora, con el nuevo libro estoy cerrando un círculo sin proponérmelo”.
Capricorniana tenaz, “apta para la investigación”, según dice ella sonriente, Beatriz siempre se movió por su cuenta y riesgo, con gran apego a la independencia; dejó por el camino a la actriz, a la dramaturga, a la directora, “porque me capturó la escritura de libros en torno del teatro local, cada vez más fascinada por temas y personajes un poco ocultos. Se me empezaron a revelar otros mundos, con otros códigos: el radioteatro, el circo… Trabajé, a pesar de la poca documentación, sobre historias de vida; busqué incansablemente testimonios, saqué deducciones, me topé con fuentes inesperadas e inspiradoras. Y por supuesto, me convertí en asidua visitante de archivos, hemerotecas, en lectora prolija de carteleras teatrales y diarios de antaño, cuando aún no existían las facilidades que hoy brinda la Internet, donde, de todos modos, no siempre la información es exacta. Por eso, siempre chequeo con cuidado”.
Beatriz Seibel reconoce agradecida la contribución que para su última investigación recibió de amigos y conocidos: “Cada uno aportándome en su medida los datos más diversos. En particular, Kado Kostzer, gran viajero y conocedor, que tiene una suerte de centro de documentación en su casa y es siempre tan generoso”.
Muy posiblemente, la figura que aparece al final de Argentinos en el exterior, Susana Lastreto, acuda a la presentación de este libro, en fecha próxima todavía no fijada: “Aquí casi no se la conoce, pero ella, después de formarse en París en la escuela de Jacques Lecoq, en los talleres de Antoine Vitez y en el Odin Teatret de Eugenio Barba, y de graduarse en Literatura Moderna, desarrolló una carrera descollante como actriz, directora, docente y dramaturga. Desde hace 20 años escribe en francés y ha publicado siete obras traducidas a varios idiomas, y obtuvo críticas muy favorables. Desde 1998 dirige la compañía GRRR –Grupo Risas Rabia Resistencia–, que realiza proyectos que integran a artistas franceses y latinoamericanos. Precisamente, uno de los espectáculos que ofrece –Lejos de los Andes o Diálogos con mi dentista– es muy probable que lo haga en Buenos Aires, ya que viajaría acompañada de su percusionista, Annabel de Courson, cuyo marido, el reconocido músico Jorge Migoya, a su vez asistirá a la reedición de un legendario primer álbum de 1976, Síntesis, en Rosario”.