Marcelo Montolivo, músico, periodista y empresario discográfico, abusó de su hijastra durante años. Fue condenado a 8 años de cárcel, se fugó y tiene captura internacional. Los detalles del expediente
En febrero de este año, la Corte Suprema de Justicia de la Nación confirmó la condena a ocho años de prisión, accesorias legales y costas contra el músico, periodista y empresario musical Marcelo Montolivo, a quien encontró culpable del delito de abuso sexual gravemente ultrajante, cometido en reiteradas ocasiones y agravado por la situación de convivencia, contra una menor de edad. Poco antes de conocerse la sentencia, Montolivo se dio a la fuga y hoy tiene pedido de captura internacional: su nombre figura en la lista de buscados por Interpol.
Montolivo es un hombre muy conocido en el negocio musical. Comenzó su carrera en los 80 como parte de la segunda generación del punk argentino. Su banda Los Baraja integró el compilado Invasión 88, en el que se dieron a conocer grupos como Attaque 77 y Flema. Después fue guitarrista de Celeste y La Generación, se sumó brevemente a Los Visitantes y en los 90 lideró Medusa. Por ese entonces su perfil se amplió hacia otras áreas de la industria. Fue uno de los impulsores de sellos como Ultrapop y Discos Voladores. Luego trabajó en BMG y en Musimundo. Desde 2004 era director artístico y productor musical en Music Brokers, sello que tuvo gran éxito comercial con compilados como Bossa N’ Stones. También fue periodista y crítico musical: escribió en Rolling Stone, Los Inrockuptibles y Página/12, entre otros medios.
La causa en la que se halló culpable a Montolivo tiene inicio en febrero de 2012. En ese entonces la víctima de los abusos tenía 17 años, de manera que le pidió a su madre, Verónica N. –que fue pareja de Montolivo durante una década– que efectuara una denuncia formal por los abusos que había sufrido desde que tenía 8 años. El expediente, al que Rolling Stone tuvo acceso, refleja las pruebas que llevaron al Tribunal Oral Nº 10 a condenar con ocho años de prisión al acusado.
Los abusos fueron probados gracias a diversas pericias psiquiátricas y registros de daños físicos de los que pudieron dar fe diversos médicos que atendieron a la menor entre 2001 y 2010. Durante esos años, las constantes amenazas de Montolivo, quien aseguraba querer a la chica “como a una hija”, hacían que ella no confesara lo que realmente vivía cuando su madre salía temprano al trabajo, cuando dormía o cuando paseaba a solas con él. Las pericias arrojaron también que la nena padeció el llamado Síndrome de Estocolmo.
De acuerdo a las declaraciones resumidas en el fallo, el ahora prófugo “se aprovechó de la minoridad de la denunciante y de la situación de convivencia para efectuar actos abusivos consistentes en exhibirse desnudo frente a la damnificada, tocar sus partes íntimas y someterla a acceso carnal”. Los abusos se sostuvieron entre los 8 y los 15 años de la víctima.
El 26 de agosto de 2014, el tribunal dictó la sentencia original, y el último febrero la Corte ratificó la condena. Pero poco antes de darse a conocer, Montolivo desapareció, y de ahí surge este pedido de captura internacional.
Durante el juicio, la principal estrategia de defensa del acusado fue sostener que su ex mujer y su hijastra querían sacarle dinero. Esto fue desestimado rápidamente por el tribunal al considerar que, de hecho, ambas salían perjudicadas económicamente con la denuncia.
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