El musical Hamilton hizo historia en los Tony
La creación de Lin Manuel Miranda, que "nació" en la Casa Blanca y que cuenta en clave de rap la vida de uno de los padres de la independencia de los Estados Unidos, ganó 11 estatuillas y es el gran fenómeno actual de Broadway
La temporada de premios en Hollywood empieza cada vez más temprano. Entre los galardones de los gremios, los críticos y hasta llegar al Oscar pasan meses y meses de agradecimientos y grandes emociones para un puñado de directores, actores y productores. Por supuesto que los premios Tony no figuran en ese calendario. Son reconocimientos a la actividad teatral de Broadway, tan alejados de la lógica del cine y la TV producida en Los Angeles como pueda imaginarse, aunque a veces compartan estrellas. Sin embargo, anoche, ese premio fuera de agenda barrió con todos los que se cocinan en la costa oeste de los Estados Unidos. En un día de tragedia, duelo y desazón por el ataque terrorista en Orlando, la ceremonia de entrega, realizada desde el teatro Beacon, en Nueva York, logró lo que unas horas antes parecía imposible: divertir y emocionar a pesar de todo. El show debe seguir. Y siguió. Y fue fantástico.
James Corden. Actor británico con experiencia de sobra en el musical, ganador de un Tony en 2012, fue la elección ideal para esta edición de la celebración, la número 70. Simpático y con la capacidad de camuflarse como uno más de los espectadores, Corden es además un cantante y bailarín talentoso e incansable, como demostró ayer sobre el escenario. Luego de unas palabras en homenaje a las víctimas de Orlando ("el odio no ganará jamás", dijo), el actor y conductor del talk show The Late Late Show protagonizó un maratónico recorrido por las canciones más emblemáticas de obras como Los miserables, El fantasma de la ópera, El rey León, Grease, Evita y El violinista en el tejado, entre varias otras.
Fiesta en la calle. En honor a las 70 ediciones de los premios Tony, además de los números musicales de las puestas nominadas que se desplegaron sobre el escenario, los elencos también salieron a la calle. En un escenario armado sobre la vereda del teatro cada uno de ellos interpretó un tema clásico de la historia del musical. Los primeros en hacerlo, en un golpe de efecto brillante de los productores, fueron Steve Martin, Edie Brickell (nominados por su obra Bright Star), Lin-Manuel Miranda (creador y protagonista de Hamilton, el gran ganador de la noche), Sara Bareilles (cantante y creadora del musical Waitress) y la leyenda de Broadway y el West End sir Andrew Lloyd Weber, tocando la pandereta e interpretando "Tomorrow", de Annie.
Del escenario a la pantalla. Para poder disfrutar de una entrega de este tipo es fundamental conocer a quienes se está premiando, aun cuando no se haya visto el trabajo por el que están siendo reconocidos. Con los Tony siempre resultó difícil la conexión porque se trata de actores teatrales y no de estrellas. Talentos enormes, pero que sólo los que pueden verlos sobre el escenario consiguen apreciar. Sin embargo, como demostró la ceremonia ayer, gracias a las series ese escollo ya quedó en el pasado. El ganador como mejor actor de reparto en una obra dramática, Reed Birney, lleva una vida en el teatro y probablemente al público general su nombre no le suene, pero apenas la cámara lo tomó subiendo al escenario más de uno lo debe haber reconocido como el vicepresidente de Frank Underwood en House of Cards. Y a la mujer que se emocionó con su triunfo como Yoga Jones, de Orange is the New Black. De hecho, la serie de Netflix tuvo fuerte presencia en los Tony: Danielle Brooks, que interpreta a Taystee, fue nominada por su participación en el musical El color púrpura. Y, por supuesto, la mayoría de los actores nominados tuvo una o varias apariciones en el clásico policial La ley y el orden, como demostró un gracioso clip.
Una noche histórica. Si los Oscar de este año pasarán a la historia por la polémica falta de diversidad racial entre los nominados, los premios Tony modelo 2016 quedarán en la memoria por todo lo contrario. Por primera vez en la historia de estos galardones, los cuatro actores premiados por su trabajo en obras musicales son negros. Leslie Odom Jr., Daveed Diggs y Rene Elisa Goldsberry fueron reconocidos por su participación en Hamilton, mientras que la británica Cynthia Erivo ganó como protagonista de El color púrpura y, de paso, recibió una ovación de pie cuando interpretó un emocionante número de la obra producida por Oprah Winfrey, presente en la ceremonia.
La obra que nació en la Casa Blanca. Uno de los momentos más esperados de la noche era la presentación del musical más nominado, Hamilton. Un fenómeno de Broadway que no se detiene, que cuenta al ritmo del hip hop la vida y la obra de Alexander Hamilton, uno de los padres de la independencia norteamericana. La expectativa era enorme y fue satisfecha con un par de canciones fantásticas y gracias también a la presentación de dos de los fanáticos más apasionados de la obra: Barack y Michelle Obama. A través de un mensaje grabado, el presidente y la primera dama recordaron cómo siete años atrás Lin Manuel Miranda presentó en una reunión de poesía e improvisación en la Casa Blanca un bosquejo rapeado de lo que sería la obra que ayer se llevó 11 estatuillas y cuyas entradas, si se consiguen, pueden llegar a costar más de 1500 dólares.
Jessica Lange ganó su primer Tony. Una de las principales atracciones de la ceremonia era el anunciado retorno al escenario de los Tony de la elusiva Barbra Streisand. Claro que para que la actriz, cantante y directora regresara después de más de cincuenta años a Broadway había que esperar hasta el final de la fiesta, el momento de anunciar al mejor musical del año. Antes, para ir preparando el terreno, otras divas de la música dijeron presente: la compositora Carole King presentó un premio y Gloria Estefan participó del número de On Your Feet!, el musical que cuenta su historia junto a Emilio Estefan. Y para completar el cuadro de señoras superpoderosas, Jessica Lange, la gran dama de la TV y el teatro norteamericanos, ganó su primer Tony por el papel en Largo viaje del día hacia la noche, un premio que la dejó a un paso -a un Grammy en la realidad- de convertirse en una de las pocas artistas EGOT, es decir aquellos que ya consiguieron un Emmy, un Grammy, un Oscar y un Tony. Alguien que grabe un disco para Lange, por favor.
Lin-Manuel Miranda y Barbra Streisand, los protagonistas de la ceremonia. Y, finalmente, cuando habían pasado todas las canciones, Corden seguía tan simpático como al principio y a la gente de Hamilton no le quedaban manos para sostener más estatuillas apareció ella para entregarles la última, la más importante. De regreso a Broadway más de cuarenta años después de Funny Girl, Barbra Streisand apareció y la platea se vino abajo. Ovación de pie, un chiste para aflojar los nervios y un sentido discurso antes de cerrar el telón: "el arte nos educa, nos entretiene y, en momentos como éste (en alusión a la tragedia de Orlando), nos consuela".